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Pintora vasca amateur de paisajes que centró su producción artística fundamentalmente en la localidad de Mañaria (Bizkaia). Las pocas obras localizadas que se conocen de ella demuestran un conocimiento de la vanguardia artística procedente de París, especialmente en el tratamiento técnico de sus óleos aplicando principios próximos al impresionismo.
Paisaje de Mañaria (Bizkaia), Museo San Telmo de San Sebastián
Nicasia Madariaga Rementeria nació en el seno de una familia burguesa en Bilbao el 2 de noviembre de 1875. Inició su formación artística en su ciudad natal de la mano del pintor Antonio Lekuona. Sin embargo, rápidamente se alejó de su estilo adoptando los novedosos principios estilísticos del impresionismo procedentes de la vanguardia parisina. Además, completó su formación acudiendo al Museo de Bellas Artes de Bilbao, como así deja constancia en el registro de solicitud de autorización que remite al Museo Municipal de la ciudad para copiar la Anunciación de El Greco en 1929.
A pesar de esta especial sensibilidad artística, se mantuvo en el amateurismo durante casi toda su vida. Casó con Basilio Camiruaga, pelotari aficionado, y se trasladaron a vivir a una casa de campo en la localidad de Mañaria (Bizkaia). Su casa se convirtió en lugar de reunión de artistas de todo tipo y, así como indica Mikel Onandia, algunas de las más recurrentes fueron la polaca Victoria Malinowska o la guatemalteca Aida Uribe. También concurrieron por este lugar escritores de la talla de los hermanos Pio Baroja y Ricardo Baroja o Evaristo Bustinza.
En Mañaria centró su trayectoria profesional en la enseñanza artística, descartando la posibilidad de promocionar su producción artística en el espacio público. Incluso sus alumnos expresaron en sus escritos la escasa participación de la pintora en los ambientes culturales de la época “debido a su pertenencia a la clase alta”.
No obstante, además de cultivar el género del retrato, se especializó fundamentalmente en el paisaje, dedicando la mayoría de los asuntos en los alrededores de Mañaria. Además de la influencia del impresionismo, también pueden apreciarse influjos del estilo de la Asociación de Artistas Vascos en sus obras.
Fallece en su ciudad natal el 12 de julio de 1970. Nicasia de Madariaga es una pintora aún muy desconocida debido a las circunstancias en las que produjo su obra: apenas se dio a conocer y casi no expuso sus obras públicamente. Tan solo se conoce que participó en algunas exposiciones de la Asociación de Artistas Vascos de Bilbao.
MAE, Inés Serrano Arnal, 2023
La panderetera de Mañaria. 1928. Ayuntamiento de Bilbao
Peña de Mugarra
Participación en exposiciones de la Asociación de Artistas Vascos en la Sala de Artistas Vascos de Bilbao.
AROZAMENA AYALA, Ainhoa, “Madariaga Rementeria, Nicasia de”, Auñamendi Eusko Entziklopedia, aunamendi.eusko-ikaskuntza.eus. BARCENILLA, H., Ansa, G., LEKUONA, A., VADILLO, M., Baginen bagara. Artistas mujeres: lógicas de la (in)visibilidad. Catálogo, San Sebastián, San Telmo Museoa, 2022. Hacia poéticas de género: Mujeres Artistas en España, 1804 – 1939 (catálogo), 2022. ONANDIA GARATE, Mikel, “Arte en el Duranguesado Hoy /Artea Durangaldean Gaur”, Astarloa Kulturgintza, 2013. |
“MADARIAGATAR ANDRE NIKASIA (1875-1970)”, Boletín de la Real Sociedad Vascongada de los Amigos del País, Año XXVII – Cuadernos 1º y 2º, pp 178. |
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Pintora asturiana de retratos y bodegones que participa en las Nacionales de 1906 y 1908 que desarrolla posteriormente su trayectoria artística en su tierra natal, Asturias.
Fotografía de Concha Mori
Nacida el 16 de abril de 1883 en una familia acomodada de Oviedo, la pintora Concepción González Martínez mostró interés por el dibujo desde una edad temprana y desde su adolescencia comienza a adentrarse en los círculos artísticos asturianos. A los 17 años se convirtió en discípula de uno de los grandes amigos de su abuelo: Luis Menéndez Pidal que, al descubrir sus dotes artísticas, decide apadrinarla. Es él quien le aconseja firmar como Concha Mori –nombre por el que se la conoce como artista– y quién le alienta a matricularse en la Escuela Superior de Pintura de Madrid.
Así pues, a principios del siglo XX, la pintora se traslada a Madrid y comienza en la Escuela Superior como alumna de Alejandro Ferrant –director del Museo de Arte Moderno, miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y profesor de acuarela de la Escuela de Artes y Oficios–. Aprovecha su estancia en la capital para conseguir licencia de copista en el Museo del Prado y aprender también así de los grandes maestros, en especial de Velázquez, siguiendo las directrices del estilo de Menéndez Pidal. Acude a su taller como alumna al menos desde 1905 junto al pintor gijonés Manuel Medina. Aquí fue donde preparó su participación a la Exposición de Bellas Artes que se celebraría al año siguiente. En dicha Exposición de 1906 presentó tres cuadros y recibió una Mención Honorífica. Repitió participación en la siguiente edición de 1908.
En Madrid vivió en el número 11 de la calle Churruca y en esta época pintó fundamentalmente tipos gitanos y escenas familiares, como el Retrato de su madre de 1906. En aquel ambiente pudo conocer a otros jóvenes artistas de su misma generación que empezaban a destacar como Ramón de Zubiaurre, Ignacio Zuloaga o Elías Salaverría. Su trabajo suscitó diversos pareceres entre la crítica española: para algunos, como Patricio Adúriz, Concha Mori era considerada una “excelente retratista”, pero otros como Jesús Villa Pastur la consideraba una pintora de segunda fila, expresando con cierto desdén que “de ella se recuerda algún retrato sin gran interés y de escaso relieve artístico”, dudando incluso de su presencia en las Exposiciones Nacionales de 1906 y 1908.
Más tarde, debido a el fallecimiento de su tía Lola, tras repartir las herencias y el traslado de su padre a Mieres para responsabilizarse del mando de una fábrica, Concha deja Madrid y decide volver de nuevo a Asturias. A la toma de esta decisión seguramente afectó también que su carrera artística no terminara de despegar en la capital española, optando por probar suerte en el ámbito local de su tierra natal. Fue en este momento en el que conocería al que después sería su marido: Rómulo Álvarez, fotógrafo de profesión. Contrajeron matrimonio el 20 de enero de 1919 y posteriormente se trasladaron a Gijón, donde vivirán hasta el fin de sus días. En esta época pintará sobre todo bodegones y escenas con flores, aunque serán sus retratos los que más fama le darán en el territorio asturiano, como los de Xuaquín de Cenera y Elías “Tiruliru”.
En la década de los 40 mueren su padre y su hermano, el cual se había mudado a Méjico. Esta última muerte le afectó mucho y por ello decidió dejar de pintar. Más adelante, dos de las hijas de su hermano fallecido se trasladaron una temporada a Gijón para vivir con el matrimonio y, alentada por sus sobrinas, la artista volvió a pintar. A pesar de ello, limitó la exposición de sus obras al ámbito local asturiano participando en muestras como la Exposición Antológica en el Real Instituto Jovellanos (1948), III Salón de Navidad del Ateneo Jovellanos (1963) o Exposición de Pintores Asturianos de Oscus (1968), todas ellas en Gijón.
Concha Mori fallece el 16 de agosto de 1972 a los 89 años en su domicilio de la calle Calvo Sotelo de Gijón. La mayoría de sus cuadros han permanecido de colección familiar.
MAE, Inés Serrano Arnal, 2023
Una Manola, h. 1906. Óleo sobre lienzo (130 x 100 cm). Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid de 1906.
Una Chula, h. 1906. Óleo sobre lienzo (82 x 53 cm). Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid de 1906.
Estudio, h. 1906. Óleo sobre lienzo (55 x 46 cm). Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid de 1906.
Coquetería (La Gitana), h. 1908. Óleo sobre lienzo (130 x 90 cm). Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid de 1908.
Gran lienzo de tema religioso, 1962. Donado a la Comunidad de Begoña.
1906. Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid (Mención honorífica). 1908. Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid 1948. Exposición Antológica en el Real Instituto Jovellanos, Gijón 1963. III Salón de Navidad del Ateneo Jovellanos, Gijón. 1968. Exposición de Pintores Asturianos de Oscus, Gijón. 1968. VIII Exposición de Arte “Hijos de Mieres”, Mieres (Asturias). 1972. Exposición de Pintores Asturianos en el Salón de Invierno organizado por la Agrupación Gijonesa de Bellas Artes, Gijón. |
ADÚRIZ, P., “Concha Mori”, Pintores Asturianos, Banco Herrero, Oviedo, 1985. BURGOS, E., “La hija del administrador”, La Nueva España, 13-01-2015. FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ, Teresa, La mujer y el arte en Asturias durante el siglo XX, Instituto Asturiano de la Mujer KRK, 2004. |
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Pintora vasca cercana a la corriente artística del regionalismo. Formó parte de la nueva generación de jóvenes artistas vascos junto a artistas tan prometedores como Urrutia, Ucelay, Aranoa y Bikandi de finales de la primera década del siglo XX. Sin embargo, por diversas circunstancias, acabó desarrollando su trayectoria en el ámbito local entre el País Vasco y Navarra produciendo retratos y escenas intimistas propias del universo femenino.
Mujer sentada, 1929. Museo de Bellas Artes de BIlbao
De nombre Asunción García Arazamendi nació en la localidad de Gastiain el 30 de junio de 1905. Fue la hija menor del pintor navarro Inocencio García Asarta, de quién heredó su pasión por el arte y tomó sus apellidos para darse a conocer en la escena cultural vasca. Comenzó tempranamente su formación artística, primero en Bilbao y después en París. Su buen hacer le llevó a ganar la pensión Viuda de Salces y participó por primera vez en una exposición a los 15 años en el salón de la Asociación de Artistas Vascos, en la que presentó más de sesenta pasteles y dibujos, predominando las escenas infantiles. Uno de los primeros resultados de esta formación es Sala de mi colegio de 1922, con la que consiguió sorprender a la crítica artística, que destacó su espíritu intimista y su gran calidad y maestría. Uno de ellos, Estanislao María Aguirre, expresó en la Revista de Arte Vasco que “García Asarta dibujaba con libertad, pero con precisión, y poseía un notable estilo compositivo, así como un elegante concepto del color”. Dadas las positivas valoraciones, la Diputación Provincial de Bizkaia adquirió la obra para el Museo de Bellas Artes de Bilbao, donde actualmente se conserva.
En cuanto a su estilo y técnica, dominó el óleo, el pastel y el dibujo. Al igual que al resto de integrantes de su generación, la I Exposición Internacional de Pintura y Escultura de 1919 en el Museo de Arte Moderno de Bilbao tuvo un impacto en su formación, ya que les permitió ver en vivo por primera vez la obra de los maestros franceses y los nuevos lenguajes de la modernidad. Para Baraño y González “en las primeras obras de artistas como Urrutia, Ucelay, Aranoa, Asarta y Bikandi, podemos ver claramente las huellas de las obras mostradas en 1919, por ejemplo, la influencia de los fauvistas o de García Maroto en el color de Ucelay, o del novecentismo en Urrutia, y de los temas infantiles en Asunción Asarta, o la expresividad de algunos pintores franceses en Bikandi.”
También participó en 1922 en el III Congreso de Estudios Vascos, en el que destacó la presencia de artistas de gran trayectoria como Manuel Losada, Julián de Tellaeche, Quintín de Torre, Gustavo de Maeztu y Benito Barrueta, pero también se dio espacio a las nuevas promesas del arte vasco, de entre las que se encontraba Asarta.
Se tiene registro de que participó poco después, en 1926, en la I Exposición de Artistas Vascos de Bilbao con un retrato (Dr. Bruss), junto a otras mujeres artistas como Dolores Padilla, María Luisa Reyes y Mari Vallejo. Precisamente fue el retrato el género que más cultivó y por el que consiguió mayor reconocimiento. A pesar de sorprender a la crítica en sus primeros pasos en la escena pública, se puede considerar posteriormente a lo largo de su trayectoria artística no gozó ni del favor ni de la oposición de la crítica. En general la intelectualidad vasca no atendió su trabajo: ni de sus retratos, paisajes, ni de sus escenas costumbristas. Como apunta Lomba, esta indiferencia podría derivar de la estrecha vinculación de sus temas “con el universo femenino, en el que destacan tanto la intimidad de sus escenas escolares como el sentimiento que late en sus imponentes figuras femeninas”. Ismael Manterola apunta hacia la misma dirección: “porque su carrera se vio truncada y, posiblemente, en sus obras porque los temas y valores que representaba no eran de interés masculino”.
La crisis económica y política de los años veinte afectó a la escena artística vasca, y en especial a la bilbaína, que era la más activa en aquel momento. Ocasionó un periodo de estancamiento en el que se produjo una parálisis del mercado y un descenso de exposiciones públicas en salas, un fenómeno que marcó sin duda el devenir de las trayectorias artísticas de la joven generación de pintores a la que pertenecía Asarta.
A pesar de que participó sobre todo en exposiciones vascas, sus estancias en Navarra, tierra natal de su padre fueron constantes a lo largo de su vida.
MAE, Inés Serrano Arnal, 2023
1920. Salón de actos de la Asociación de Artistas Vascos, Bilbao. 1922. III Congreso de Estudios Vascos, Gernika. 1926. Primera Muestra de Artistas Vascos, Gernika. 1941. Exposición de retratos al pastel en el Hotel Francia de Vitoria. |
BARAÑANO, K., GONZÁLEZ DE DURANA, J., “La Exposición Internacional de Pintura y Escultura, Bilbao, 1919”, Kobie, 4, Bilbao, 1987, pp. 159-182. BENGOECHEA, J., Catálogo de arte moderno y contemporáneo del Museo de Bellas Artes de Bilbao, Bilbao, Banco de Vizcaya, 1980. p. 167. IBIZA I OSCA, V., Obra de mujeres artistas en los museos españoles: guía de pintoras y escultoras, 1500-1936, Alzira (Valencia), Centro Francisco Tomás y Valiente, UNED, 2006. p. 139. III Congreso de Estudios Vascos: catálogo exposición de arte, Guernica, Excelentísima Diputación de Vizcaya, 1922. p. 3. La educación en la España del siglo XX: primer centenario de la creación del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes [Cat. exp.], Madrid, Ministerio de Cultura, Subdirección General de Información y Publicaciones, 2001. p. 72. LOMBA SERRANO, C., Bajo el eclipse: pintoras en España, 1880-1939, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2019. pp. 204, 206. MADARIAGA, L., “García Aranzamendi, Asunción”, Auñamendi Eusko Entziklopedia. | MANTEROLA, I., Maite ditut maite. Transmisioa XX. mendeko Euskal Herriko artean, Ispizua, Edo!, 2017. MANTEROLA, I., ONANDIA, M. (coords.), Bilbo 1919. Nazioarteko Pintura eta Eskultura Erakusketa, Boletín Museo de Bellas Artes de Bilbao, 2019. MUR PASTOR, P., La Asociación de Artistas Vascos. Bilbao, Museo de Bellas Artes de Bilbao, Caja de Ahorros Vizcaína, 1985. pp. 95-96. Pamplona: año 7 [Cat. exp.], Pamplona, Ayuntamiento de Pamplona, 2007. pp. 123, 127. PEREDA, A., “Asarta, Asunción”, Museo de Bellas Artes de Bilbao. Últimas décadas del siglo XIX-primera mitad del siglo XX : de Cézanne a Léger: colección Museo de Bellas Artes de Bilbao [Cat. exp.], Bilbao, Museo de Bellas Artes de Bilbao, 2009. pp. 276-277. URRICELQUI PACHO, I. J., La recuperación de un pintor navarr: Inocencio García Asarta, 1861-1921, Pamplona, Gobierno de Navarra, Departamento de Educación y Cultura, 2002. p. 114. |
“Asarta, Gonzalo”, Pensamiento alavés, 2612, Vitoria, 9-08-1941, p. 3.
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Pintora, grabadora y poetisa andaluza vinculada con el Ultraísmo de la que se conocen escasos datos biográficos y pocos ejemplos de su obra. Desarrolló su trayectoria profesional entre Madrid, París y Suiza, causando impresiones positivas entre sus colegas. Se le supone una personalidad inquieta y un gran talento creativo.
Fotografía de Ruth Velázquez
Ruth Velázquez fue artista plástica ―pintora y grabadora― y también poetisa. Es una de las grandes desconocidas de nuestro panorama artístico contemporáneo, a pesar de la admiración que le profesaban algunos renombrados intelectuales de la época. La prensa de aquellos años nos permite reconstruir parcialmente su trayectoria profesional, pues se le menciona en varias reseñas que le sitúan en algunas de las exposiciones artísticas que tuvieron lugar en Madrid en los años 20 y 30. A través de las elogiosas palabras de sus coetáneos podemos vislumbrar el talento creativo de la andaluza. Además, la reedición de su libro de poesía editado por una de sus bisnietas ha podido arrojar por fortuna algo de luz sobre la biografía de la enigmática artista, como ella misma la califica.
Ruth Velázquez era oriunda de Loja (Granada), y no de Sevilla, como se indica en alguna de las citadas reseñas periodísticas. Desconocemos si recibió formación artística alguna, aunque por alguno de los comentarios que se refieren a su obra, parece que poseía una poderosa intuición que guiaba su propio camino creativo. Residió en Madrid, aunque no permanecía largas temporadas en la ciudad, quizás por el espíritu inquieto con que la describen. Su bisnieta, Yanitzia Canetti, afirma que su vida transcurrió entre Madrid, París y las ciudades suizas de Berna y Ginebra, y que se casó con el médico suizo Alejandro Canetti.
En 1921 Guillermo de Torre le dedica un extenso comentario en la revista Ultra a raíz de la exposición “íntima”, es decir, ajena a los principales circuitos y salones de entonces, que la artista compartía en Madrid con Santiago Vera. El crítico se deshizo en halagos admirando la originalidad de ambos artistas y su capacidad para asimilar de forma ingénita el arte nuevo. El escrito anunciaba un viaje de la artista a París, incluyendo la aclaración de que su innata modernidad no procedía del extranjero, y el deseo de que no perdiera su personal visión ni sucumbiese a los influjos foráneos.
Al año siguiente la Revista de Bellas Artes reproducía un aguafuerte de la andaluza, subrayando la personalidad rebelde de su pintura y su obra gráfica, y empleando el término “ultrasentimentalismo” para describir sus composiciones. El grabado, una imagen inquietante y atractiva protagonizada por tres extrañas figuras blancas sobre un oscuro fondo negro (Canetti se pregunta si podría tratarse de sus tres hijos, María Luisa, Alejandro y Aurora, nacidos entre 1908 y 1915). La composición presenta en la parte inferior un expresivo barrido conseguido a base de rayados, demostrando así sus aptitudes técnicas. Se conocen otros aguafuertes de la artista que muestran paisajes y alguna escena de interior, de aspecto similar y que transmiten igualmente cierta turbación.
En los años 30 localizamos a la pintora en diversas exposiciones colectivas. Participó en el XII, XIII y el XV Salón de Otoño de la Asociación de Pintores y Escultores, celebrados en 1932, 1933 y 1935 respectivamente. En diversos comentarios de la crítica especializada se cita su nombre, pero es particularmente curiosa la opinión de Manuel Abril cuando menciona la Anunciación que Ruth Velázquez presentó en el Salón de 1933 ―junto con una segunda obra titulada La verbena―, por considerar que, como otros cuadros de la muestra de diferentes artistas que tampoco pertenecen a la estirpe de las grandes obras maestras, se sale de la heterodoxia pictórica que domina estos encuentros anodinos artísticos, dejando huella en el espectador (Abril, 1933, Luz).
Lo cierto es que su propuesta artística fue sin duda personal y ecléctica. De entre las escasas pinturas que conocemos de Ruth Velázquez, sorprende la tela titulada como La madre del comunismo, un desnudo de mujer con el vientre abierto a través del que se deja ver la gestación de un feto. Se trata de una escena de indudable carácter surrealista que nada tiene que ver, por ejemplo, con su amable visión geometrizante de Otoño, otro de sus cuadros. Es evidente que la artista se interesó por distintas poéticas.
En esa época Ruth frecuentaba el Café del Pombo, compartiendo tertulia con lo más granado de la intelectualidad madrileña. Salvador Bartolozzi la retrató junto a otras figuras que animaban el café en una serie de dibujos caricaturescos que se publicaron en Estampa a mediados de los años 30. Ella aparece junto con Bagaría y Gutiérrez Solana en el episodio titulado “Noche movida”, donde se narra la ajetreada velada de la cripta. Su paso por el mítico Pombo lo recuerda su amigo Ramón Gómez de la Serna en Almanaque literario de 1935, citándola como una de las últimas personas que allí se congregaban. También en esa publicación aparece la respuesta de la artista a la pregunta que lanzan los editores a ella y otras figuras de la intelectualidad: “¿Qué tres libros se llevaría usted a una isla desierta?”. Ruth Velázquez responde “Uno y dos: «La religión del hombre» y «El sentido de la vida» de Tagore. Tres: un libro en blanco para llenarlo”.
Quizá pensaba llenarlo de poemas, pues también cultivó la poesía, y su “facundia filosófica”, alabada en un anónimo comentario de prensa (La Acción, 1921), le valió para que Juan Manuel Bonet incluyese a esta autora en su antología de poesía ultraísta. En 1935 la casa Bolaños y Aguilar publicaba el libro Sol de la noche con un conjunto de poesías de la propia Ruth Velázquez, prologado por un apasionado y convincente Ramón Gómez de la Serna, empeñado en encender en el lector el deseo de lanzarse sobre las composiciones de la joven poetisa. En la cubierta aparecía un extraño dibujo de la artista, de carácter surrealista. Se trata del libro reeditado en 2021 (CBH Books).
Uno de sus poemas, “Divagaciones”, formó parte del número 10 de la zaragozana revista Noreste dirigida por Tomás Seral y Casas, quien quiso rendir homenaje a las heroínas españolas, “mujeres que desafían la desapacibilidad del actual vivir, consagrándose a una gimnasia espiritual que produce frutos sólidos y duraderos” (citado en Tudelilla, 2013). También en esas páginas se reproducía la pintura La muerte de Pierrot firmada por la creadora.
Cuando dio comienzo la Guerra Civil la artista se marchó a Suiza, y desde entonces se le pierde la pista hasta que regresa en los años 60 a Madrid y se instala en la casa de su hija María Luisa, donde siguió pintando. En esa ciudad falleció en 1969 Ruth Velázquez, una creadora que indudablemente ya podemos calificar de polifacética y misteriosa.
MAE, Inés Escudero Gruber, enero de 2023
Hermanos. 1921. Exposición de Ruth Velázquez y Santiago Vera, Madrid, 1921.
Amanecer. 1921. Exposición de Ruth Velázquez y Santiago Vera, Madrid, 1921.
La verbena. 1933. Óleo. XIII Salón de Otoño de 1933.
La Anunciación. 1933. Óleo. XIII Salón de Otoño de 1933.
Retrato. 1935. Óleo. XV Salón de Otoño de 1935.
Poesía. 1935. Óleo. XV Salón de Otoño de 1935.
1921. Exposición de Ruth Velázquez y Santiago Vera, Madrid, sede 1932. XII Salón de Otoño, Madrid, Palacio del Retiro. 1933. XIII Salón de Otoño, Madrid, Palacio del Retiro. 1935. XV Salón de Otoño, Madrid, Palacio del Retiro. 2022. Las Sinsombrero, Madrid, Centro Cultural de la Villa de Madrid Fernán Gómez. |
BONET, J.M., Las cosas se han roto. Antología de la poesía ultraísta, Sevilla, Fundación José Manuel Lara, 2012. CANETTI, Y., “La enigmática Ruth”, VELÁZQUEZ, R., Sol de la noche, Cambridge, Cambridge Brickhouse, 2021. LOMBA SERRANO, C., Bajo el eclipse. Pintoras en España, 1880-1939, Madrid, CSIC, 2019. TUDELILLA, C., “Homenaje de Noreste a las heroínas de vanguardia”, M-Arte y cultura visual, nº 7, 2013, pp. 103-112. |
ABRIL, M., “Los pintores analfabetos en el XIII Salón de Otoño”, Luz, Madrid, 7-10-1933, p. 8. ABRIL, M., Blanco y Negro, 20-10-1935, p. 91. Anónimo, “Gestos del día. Definiciones”, La Acción, Madrid, 7-6-1921, p. 1. Anónimo, “Los aguafortistas españoles”, Revista de Bellas Artes, nº 14, diciembre, 1922, p. 5. DE TORRE, G., “Dos pintores de vanguardia. Ruth Velázquez y Santiago Vera”, Vltra, Madrid, nº 12, 3-5-1921, p. 4. GALINSOGA, L., “El XV Salón de Otoño de la Asociación de Pintores y Escultores”, ABC, Madrid, 14-11-1935, pp. 7-8. | GÓMEZ DE LA SERNA, R., “El año pombiano”, Almanaque literario, 1-1-1935, pp. 172-179. IBERO, J., Blanco y Negro, 23-10-1932, p. 129. LEZAMA, A. de, “XIII Salón de Otoño”, La Libertad, Madrid, 8-12-1933, p. 8. Noreste, nº 10, Zaragoza, 1935. “Siluetas. Noche movida”, Estampa, nº 390, Madrid, 6-VII-1935. |
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Pintora nombrada en 1774 académica de Bellas Artes de San Carlos, Valencia.
Engracia de las Casas fue nombrada académica de Mérito y Directora Honoraria de la Real Academia de San Carlos de Valencia, el 23 de octubre de 1774, tras presentar una imagen de la Virgen con el Niño al pastelf. La pintora residía en Barcelona según consta en el acta. Su padre, Juan Felipe de Castaños también obtendría un año después el título de académico en la institución valenciana, en su caso de Honor. Castaños era intendente del Ejército y Marina de Cataluña, y delegado de la Junta de Comercio de Barcelona. Al año siguiente, también su hijo, Xavier Antonio de Castaños, capitán del regimiento de infantería de Soria, era nombrado académico de Honor. En la carta de agradecimiento que envió este último, declaraba su amor por las artes y su predisposición a fomentarlas. Para demostrar su afición al arte argumentaba que a pesar de no tener 20 años, ya había visto nacer la Escuela de Dibujo fundada por su padre en Barcelona. Una escuela a la que en 1775 su hermana Engracia donó varios modelos de yeso de su propiedad que la Junta consideraba «un monumento del delicado gusto de su Señora».
En las cartas de agradecimiento por su admisión en la Academia de San Carlos, con la humildad de una dama bien educada y el protocolo al que las convenciones sociales obligaban, la pintora agradece a los miembros de la Junta que la hubieran «ensalzado a ser del número con mérito, sin tenerle». Por su parte, su padre en otra carta que también fue leída en la Junta afirma que el profesor de su hija, Pascual Molés fue quien le animó a presentar el trabajo y entendía que con ello la estimulaba «en el noble y honesto» entretenimiento de la pintura. El intendente aprovecha la ocasión del nombramiento de su hija para mostrar su «esperanza de hacer una escuela subalterna de esa Academia». Castaños fue intendente del Principado de Cataluña entre 1763 y 1776, bajo su mandato se creó la Escuela de Dibujo de la Llotja de Barcelona, que sería posteriormente Reial Acadèmia de Belles Arts de Sant Jordi.
Engracia de las Casas era hija de María Aragorri y Olavide, natural de Hendaya, viuda de Manuel Antonio de las Casas y de la Cuadra, caballero de la orden de Santiago e intendente de Marina en las costas de Cantabria. La madre de la pintora se había vuelto a casar en 1757 con el intendente Castaños. Hijo de este segundo matrimonio fue Francisco Xavier Castaños y Aragorri, capitán general de Cataluña, I duque de Bailén y, en 1816, presidente de la Junta de Comercio de Barcelona, de la cual dependía la citada escuela de la Llotja. Engracia era también sobrina de Simón Aragorri Olavide, marqués de Iranda y Ministro de Hacienda, cuyas relaciones familiares con la clase dirigente catalana contribuyeron —según afirma la historiografía— a su encumbramiento. Unas relaciones que formaron «una amplia red social y de negocios que se desarrolló a partir del núcleo familiar y que tuvo ramificaciones no solo en España sino en países de Europa y América». Los hermanos varones de la pintora aumentaron la influencia familiar: Simón de las Casas, protegido de Floridablanca, fue secretario de embajada en Viena y Berlín, donde trató a Federico II de Prusia. El otro hermano, Luis de las Casas, hizo la carrera militar, a los trece años entró en la corte gracias al conde de Aranda. Formó parte de la expedición a Argel, ascendió a mariscal de campo y a capitán general de Cuba, Luisiana y Florida. También fue gobernador de La Habana donde fundó la Casa de Beneficencia y la primera publicación de la isla, el Papel periódico, y presidió la Sociedad Económica de Amigos del País.
Las redes familiares se extendieron con los matrimonios de las hermanas de Engracia. La mayor, Isabel de las Casas, se casó con Jerónimo Girón y Moctezuma y fueron padres de Pedro Agustín Girón, III marqués de las Amarillas y duque de Ahumada, que escribió sus Recuerdos (1778-1837) en tres volúmenes. La otra hermana, Rosa, se casó con el militar irlandés Alejandro O’Reilly, I conde de O’Reilly, que se encargó de la organización militar y económica de Cuba, Puerto Rico y la Luisiana. Durante su mandato como gobernador de Cádiz (1780-1786) fundó la Escuela de Dibujo, Aritmética y Geometría, precedente de la Academia de Bellas Artes de Cádiz fundada en 1789 (Triviño, 2011: 32). María de la Concepción Castaños Aragorri, hija del segundo matrimonio de la madre de Engracia y hermana del I duque de Bailén, se casó con el barón de Carondelet, presidente de la Real Audiencia de Quito. El palacio de Carondelet en Quito es actualmente sede del gobierno de Ecuador.
Aunque la familia era de origen vasco tras la muerte del padre se trasladaron a Barcelona, donde Engracia se educó. Allí se casó en 1779 con Pedro Gómez Ibar Navarro, consejero de Castilla y ministro de la Audiencia de Barcelona. Pero cuando en 1805 quedó viuda vivía en Madrid en la Corredera de San Pablo. Su hija, Dolores Gómez de la Serna y de la Casas, sería I marquesa de Ulagares. Los vínculos de la saga familiar muestran cómo una aristocracia emergente formada por militares y funcionarios tejieron unas redes clientelares que abarcaban todos los campos políticos y económicos, pero también sociales y culturales. Muchos de los parientes de la pintora eran miembros activos de las Sociedades Económicas de Amigos del País, cuyo importante papel tuvo implicaciones económicas, pero también culturales pues fomentaron la creación de escuelas y academias artísticas. La admisión de Engracia de las Casas en la institución valenciana (apenas consolidada en aquellos años y dependiente de la de Madrid), sin duda buscaba aprovechar el prestigio de la familia.
A pesar de su pertenencia a la clase alta la historiografía del arte decimonónica ni siquiera la recoge como pintora aficionada, quizá siguiendo la estela de Vicente Boix que, en su Noticia, no la incluyó probablemente por su origen vasco-catalán. Sin embargo, Felipe María Garín, en su libro sobre el origen y primeros años de la institución valenciana, la menciona dos veces, una por su nombramiento y la otra al hablar de las primeras donaciones que recibió la Academia de San Carlos. Se trataba de varios modelos «dignos de particular estimación» (1945: 66 y 78). Modelos que todavía hoy son utilizados en la Universitat Politècnica de València como material docente para la asignatura de dibujo básico en el Grado de Bellas Artes y que han adquirido un gran valor histórico.
Actuaciones como estas donaciones nos llevan a afirmar que no podemos juzgar únicamente su labor académica en función de las obras que pudieron ejecutar, sino que debe ser tenido en cuenta su papel como donantes y comitentes de obras de arte. Una muestra de la implicación de Engracia en el comisionado de obras es el Retrato del Intendente Castaños, realizado por Antonio Rafael Mengs y que copió Mariano Illa, según consta en el archivo académico, por encargo de la Junta de Comercio en 1787, cuando ya había fallecido el intendente. En el lienzo el intendente sostiene un libro en el que se lee «Estatutos de la Academia de Dibujo y Grabado», actualmente se encuentra en el museo de la academia catalana y procede de la Presidencia de la Escuela de Dibujo de la Llotja con la que su hija Engracia mantuvo estrechas relaciones. En 1775, consta en las actas la donación que hizo a la escuela de tres cabezas de yeso de su propiedad.
El retrato original que pintó Mengs, lo menciona Ponz en su Viage de España señalando que la cabeza había sido realizada excelentemente y que el resto fue acabado por otro pintor. Ceán Bermúdez calificó esta como una de las mejores obras de Mengs. Ambos autores coinciden en señalar que el cuadro era propiedad de Engracias de las Casas. También su padre había encargado unas obras a Mengs siendo presidente de la Junta de Comercio de Barcelona para el altar de la capilla de la Llotja. La decoración se completaba con dos pinturas que encargaba Pascual Pere Molés a dos profesores de la academia valenciana. Molés, que había sido el profesor de pintura de Engracia fue quien dirigió la Escuela de Dibujo de la Llotja desde su fundación hasta 1797.
MAE, Mariángeles Pérez-Martín, 2023.
Virgen con el Niño, ca. 1774. Pastel. Paradero desconocido.
PÉREZ-MARTÍN, Mariángeles, Ilustres e ilustradas. Académicas de Bellas Artes (ss. XVIII-XIX), Valencia, Tirant lo Blanch, 2020. |
Archivo de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos (ARASC). Legajo 68-A/6/66. |
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Valencia, 1757 – doc. 1799
Pintora nombrada en 1776 académica de Bellas Artes de San Carlos, Valencia.
Josefa Mayans y Pastor (Valencia, 1757 – doc. 1799) fue nombrada académica en la junta del 21 de octubre de 1776, la misma en la que Micaela Ferrer, también académica de San Carlos de València, mostró el óleo que le valió su segundo título. Josefa sometió a juicio de la Junta una imagen de Nuestra Señora de medio cuerpo pintada al pastel obteniendo el título de académica de mérito con honores de directora. Nació en Valencia, aunque al casarse se trasladó a vivir a Oliva (Valencia), pues allí residía cuando nació su hijo Severino. Josefa era sobrina del erudito Gregorio Mayans Siscar y su padre fue Secretario del Santo Oficio de la Inquisición de Valencia, cargo que ocupó posteriormente su esposo Fernando Siscar.
MAE, Mariángeles Pérez-Martín, 2023.
Nuestra Señora, ca. 1776. Pastel. Paradero desconocido.
PÉREZ-MARTÍN, Mariángeles, Ilustres e ilustradas. Académicas de Bellas Artes (ss. XVIII-XIX), Valencia, Tirant lo Blanch, 2020. |
ARASC. Libro de Actas de San Carlos 1768-1786. “Junta General 21 de octubre de 1776”, s. p. |
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