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Dolores (Alicante), 22/11/1902 – Huesca, 1993
Josefa Farina fue una fotógrafa aficionada que cultivó a lo largo de toda su vida sus inquietudes artísticas y culturales. Registró durante décadas su entorno más próximo, creando un archivo profuso, compuesto por imágenes de formatos y géneros variados que configuran un interesante retrato de su vida personal pero también de la sociedad burguesa del momento.
Josefa Farina, Mi cuarto. Zaragoza, julio de 1958, 1958. Colección privada de Guillermo Farina.
María Josefa Farina González-Novelles nació el 22 de noviembre de 1902 en el municipio alicantino de Dolores. Era hija de Bruno Farina i Talens, juez que había sido destinado a dicha localidad al regresar de Manila, y María Luisa González-Novelles Herrero, natural del archipiélago filipino, donde se casaron y donde nacieron sus dos primeros hijos, Bruno y María Luisa. Después de 1898, ya establecidos en España, tuvieron otras dos hijas además de Josefa, Concepción y María Nieves. La familia, siguiendo los destinos profesionales del padre, vivió unos años en Cádiz, donde Bruno Farina ejerció como magistrado en la audiencia provincial, para posteriormente trasladarse a Barcelona.
Josefa Farina recibió la educación propia de su clase social, cursó el bachillerato como alumna libre en el Colegio de las Madres Escolapias y estudió francés, además de desarrollar numerosas aficiones de índole cultural y artístico en el ambiente barcelonés del momento, como son la lectura, la música, el teatro, el cine o el charlestón. Fue en aquellos años cuando se introdujo en el mundo de la fotografía de manera autodidacta, aconsejada en ocasiones por sus cuñados Francisco Navarro -empresario de la industria textil catalana casado con María Luisa- y Bonaventura Vallespinosa -médico y conocido impulsor de la lengua catalana, casado con María Nieves-, aficionados ambos a la fotografía. Además de esta disciplina, Josefa Farina practicó también la talla en madera, artesanía para la cual mostró notable destreza y habilidad, llegando incluso a recibir varios premios. De hecho, Emilio Ostalé Tudela (Ostilio) -célebre cronista y colaborador del Heraldo de Aragón-, amigo de Bruno, propuso realizarle una entrevista y organizar una muestra de su obra en madera, pero su hermano consideró que no era conveniente, alegando que “una señorita no debe estar en boca de nadie”, condicionando de esta manera el desarrollo de la autora como artista al frenar su proyección pública. En cualquier caso, Josefa Farina continuó cultivando ambas aficiones hasta la vejez.
Siguiendo las costumbres burguesas de la época, Josefa Farina también realizó numerosos viajes acompañada de sus familiares, visitó Suiza en varias ocasiones -ya que su cuñado tenía especial interés en conocer la avanzada maquinaria textil utilizada en dicho país-, viajó a Roma -con motivo de la canonización de la vizcondesa de Jorbalán en 1934-, y, durante los años treinta realizó diversos viajes turísticos junto a su hermana Concha y varias amigas a países como Mónaco, Francia, Italia y Holanda. Testimonio de todo ello son tanto las fotografías tomadas por ella misma como la vasta colección de tarjetas postales que recopiló como recuerdo de aquellas aventuras.
Durante la guerra civil Josefa Farina residió con su familia en la casa veraniega de Vilassar de Mar, hasta que, a partir de 1939, se trasladó a tierras aragonesas con su hermano, para ayudarle en la crianza de sus dos hijos, Rafael y Bruno, ya fue destinado como arquitecto a Huesca y a Zaragoza y su mujer, Ángelines Franco, había fallecido prematuramente. Durante aquellos años en Zaragoza, pese a lo que implicaba vivir en aquel contexto de posguerra, Josefa Farina continuó recorriendo las calles con su cámara y cultivando sus inquietudes culturales, se hizo socia de la Filarmónica y asistió asiduamente a los estrenos de los cines Dorado, Goya y Coliseo Equitativa, acompañada de Maria Teresa Peiré, mujer de su sobrino mayor, aficionada a la música y pianista profesional. Finalmente, Josefa Farina falleció en la ciudad Huesca en 1993, dejando como heredero de su archivo fotográfico a su sobrino Guillermo Farina Peiré, también fotógrafo.
Un archivo profuso y heterogéneo, derivado de varias décadas de actividad, en el que la variedad de formatos se corresponden las diferentes cámaras que utilizó a lo largo de su vida, a medida su afición y sus intereses evolucionaban y se sucedían los continuos avances técnicos de equipos y materiales. Manejó cuatro cámaras fotográficas, que fueron: una Kodak Brownie, en su juventud; una Voigtländer de placa, con fuelle sencillo, que utilizó a comienzos de los años veinte; otra cámara Voigtländer, modelo “Brillant”, con la que fotografió durante los años treinta y cuarenta; y, por último, una Yashica modelo 35 J, que adquirió en los años sesenta tras imponerse masivamente el formato 135.
De esta manera, el archivo de Josefa Farina está compuesto por una cantidad reducida de negativos de formato 4,2 x 6 cm en rollo de 127, un centenar de placas de cristal y de acetato de 6,5 x 9 cm, más de mil quinientos negativos de 6 x 6 cm y casi tres mil fotogramas de 24 x 36 mm. Imágenes heterogéneas entre las que encontramos retratos, paisajes, bodegones, fotografías de viajes, interiores domésticos, vistas urbanas e incluso reportajes callejeros, que configuran un interesante retrato de su entorno más próximo pero también de la sociedad y costumbres de la burguesía del momento. De esta manera, y como ocurre con los de numerosas fotógrafas aficionadas, el archivo de Josefa Farina, pese a estar compuesto por fotografías tomadas sin aparentes pretensiones artísticas o expresivas, resulta hoy más que sugerente al revelarse estas imágenes cargadas de interés estético y documental.
MAE, Blanca Torralba Gállego, enero 2024, DOI: 10.26754/mae1803_1945
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AGUSTÍN LACRUZ, Mª C. y TOMÁS ESTEBAN, S., “Las primeras mujeres fotógrafas en Aragón: pioneras y modernas”, Revista General de Información y Documentación, 28(2), 2018, pp. 621-658. AGUSTÍN LACRUZ, Mª C. y TOMÁS ESTEBAN, S., “Miradas invisibles: memoria de mujeres fotógrafas en Huesca”, en I Encuentro sobre el Patrimonio Fotográfico en Aragón, Huesca, Diputación Provincial de Hueca, 2023, pp. 78-106. | AGUSTÍN LACRUZ, Mª C. y TORREGROSA CARMONA, J. F., Formas de mirar. Usos informativos y documentales de la fotografía, Gijón, Trea, 2019, pp. 156-157. ESPA, V., “Josefa Farina. Una mirada diletante”, en Huesca Imagen, Huesca / Zaragoza, Diputación de Huesca / Ibercaja, pp. 90-103.
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Pintora francesa afincada en España desde los años 30, proveniente de una familia de artistas. Cultivó el paisaje y el bodegón y obtuvo el reconocimiento de sus coetáneos. El Museo Pérez Comendador-Leroux de Hervás (Cáceres) está dedicado a su figura y a quien fuera su esposo, el escultor Enrique Pérez Comendador.
Autorretrato, 1942, Museo Pérez Comendador-Leroux
Madeleine Leroux nació en París, en el seno de una familia de artistas. Su padre, Auguste Leroux, era profesor en la Escuela de Artes y Oficios y Bellas Artes de París, y su tío Georges Paul también era pintor. El ambiente artístico familiar llevó a Magdalena y a sus dos hermanos menores, Lucienne y André, a recibir formación artística en la Escuela donde impartía clases su padre, que les transmitió su interés por la escuela española de pintura.
Así, tras haber obtenido importantes reconocimientos artísticos en su juventud, entre ellos una medalla de oro en el Salón de París de 1926 y un segundo premio del Grand Prix de Rome en 1927, la artista viajó a España en 1929 gracias a una pensión del Instituto de Francia para estudiar en la Casa de Velázquez de Madrid, formando parte de la segunda promoción de artistas residentes desde la inauguración de esa célebre institución. En Madrid conoció al escultor Enrique Pérez Comendador, con quien se casó en 1931 en París, y se instalaron en España.
La carrera profesional de la artista en España, referida a partir de entonces como Magdalena Leroux de Pérez Comendador o incluso Leroux Comendador, tal y como firmó muchas de sus obras, mantuvo el buen ritmo con que había arrancado, y participó en diversas exposiciones: el Salón de Otoño de 1931, la Exposición de trabajos de los artistas becados en la Casa de Velázquez ese mismo año, la Nacional de Bellas Artes de 1932 o el Concurso Nacional de Pintura sobre Trajes Regionales de 1934, en el que obtuvo un accésit de 500 pesetas. Destaca la muestra individual que protagonizó en el madrileño Círculo de Bellas Artes en 1932, que le mereció el elogio de la crítica especializada. No perdió tampoco el contacto con su ciudad natal, y allí expuso en varias ocasiones en esa década de los 30: el Gran Salón de Primavera y una individual en la Oficina Española de Turismo en 1934, y la muestra que en 1935 reunió el trabajo de varios artistas que habían sido pensionados en la Casa Velázquez, incluida su hermana Lucienne Leroux, que ese año disfrutó de su estancia española en la residencia de artistas.
Merece la pena recordar, a colación de esta última muestra, el comentario de Francisco Melgar en el diario Ahora, refiriéndose a las creaciones de Magdalena Leroux como “obras muy personales y que revelan excelentes condiciones de adaptación artística”, ya que la autora no se fijaba en los motivos habitualmente considerados propios de lo pintoresco español, sino que miraba los paisajes, su género pictórico predilecto, con verdaderos ojos. En un sentido similar, Gil Fillol dedicó un artículo de prensa a Leroux con motivo de su exposición en el Círculo de Bellas Artes del año 1932 titulado “La pintora españolizada Madeleine Leroux”, alabando precisamente la “conversión” de esa “pintora de Montmartre” que supo infundir a sus creaciones el auténtico espíritu español: un colorido jugoso sobre unos rudimentos modernos, sin perder la sobriedad de su formación parisina.
Entre los años 1934 y 1939, Magdalena Leroux residió en Italia, donde acompañó a su esposo que fue pensionado de la Academia de España en Roma, y uno de los artistas que expuso en el pabellón español de la Bienal de Venecia de 1938, en la muestra comisariada por Eugeni D’Ors. Ese mismo año, Magdalena Leroux y el escultor celebraron una exposición conjunta en Roma a cuya inauguración asistió al ministro italiano de Cultura Popular, Dino Alfieri.
Cuando terminó la Guerra Civil el matrimonio regresó a España. En noviembre de 1939, la artista fue nombrada pintora de historia por el Jefe de los Servicios de Prensa del gobierno franquista, Samuel Ros, para registrar el traslado de los restos de José Antonio Primo de Rivera desde Alicante hasta El Escorial.
La artista prosiguió con su trayectoria profesional durante los siguientes años, consolidando su trabajo a través de una gran actividad con frecuentes exposiciones en diversas galerías y menciones en prensa, y recibiendo algunos elogios. En la Exposición Nacional de 1941 presentó dos obras: un paisaje de Roma de buena factura, y un bodegón en el que se lució con brillantez, según coincidieron diversas voces, entre ellas la del crítico Manuel Abril (Medina, 1941).
Lo cierto es que Magdalena Leroux estaba especialmente interesada en la pintura de paisajes y las naturalezas muertas, y las practicó en abundancia, como también concibió diversos retratos y algunos autorretratos. Trabajó distintas técnicas, entre su producción hallamos numerosas acuarelas además de óleos, y realizó asimismo trabajos de ilustración, como los firmados para la revista Blanco y Negro, o el dibujo del libro del poeta emeritense Jesús Delgado Valhondo, La esquina y el viento (1952). En 1962 incluso llevó a cabo una decoración en mosaico en el pequeño ábside de la capilla del convento de El Palancar, conocido como “el conventito” por sus modestas dimensiones, en la provincia de Cáceres.
Entre 1969 y 1973 regresó a Roma, donde su marido dirigía la Academia de España, labor en la que la propia Magdalena colaboraba activamente.
Los últimos años de su vida se volcó en la creación de un museo que albergara y recordara la figura de su ya fallecido esposo, una labor que se materializó en el Museo Pérez Comendador-Leroux de Hervás (localidad cacereña de nacimiento del escultor y lugar en el que ambos artistas reposan), que se hizo realidad en 1986, tan solo al año siguiente del fallecimiento de la pintora. Su querencia por España quedó plasmada en su legado artístico y en sus palabras, como las que dedicó a la entrevista concedida a la revista femenina Y con motivo de su participación en la Exposición Nacional de 1945, donde afirmaba “que siento un gran amor hacia España, y que mis pintores favoritos son Velázquez, Zurbarán, Goya y Delacroix” (Y, 1945).
MAE, Inés Escudero Gruber, 2023
Stylite, 1927. Salón de París. Segundo premio del Prix de Rome.
Bodegón, 1932. Exposición Nacional de Bellas Artes de 1932.
Paisaje mediterráneo, h. 1931. Acuarela (93 x 76 cm). XI Salón de Otoño, 1931.
Paisaje mediterráneo, 1932. Exposición Nacional de Bellas Artes de 1932.
Villa Celimontana (Roma), exhibida en la Exposición de Artistas Franceses Contemporáneos de 1943.
1921. Salón de París. 1923. Salón de París. 1926. Salón de París (Medalla de Oro). 1927. Salón de París (Prix de Rome, segundo premio). 1931. Exposición de trabajos de los artistas becados, Madrid, Casa de Velázquez. 1931. XI Salón de Otoño, Madrid. 1932. Exposición individual, Madrid, Círculo de Bellas Artes. 1932. Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid. 1932. Concurso Nacional de Pintura de 1932, Madrid. Premio Nacional de Acuarela 1933. Exposición en Cáceres 1934. Gran Salón de Primavera, París. 1934. Exposición individual, París, Office National Espagnol du Tourisme. 1934. Concurso Nacional de Pintura sobre Trajes Regionales, Madrid (accésit de 500 pesetas). 1935. Exposición de antiguos alumnos de la Casa de Velázquez, París. 1938. Exposición de Magdalena Leroux y Enrique Pérez Comendador, Roma. 1940 o 1941. Exposición Nacional de Barcelona.
| 1941. Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid, Palacio del Retiro. 1942. Exposición individual, Madrid, Sociedad Española de Amigos del Arte. 1942. Exposición Nacional de Bellas Artes de Barcelona. 1943. Exposición de Artistas Franceses Contemporáneos, Madrid, Museo de Arte Moderno. 1944. Bilbao 1944. Zaragoza 1945. Badajoz 1947. Valencia 1947. Exposición internacional de El Cairo. 1959. Cáceres 1959. Badajoz 1969. Exposición de Magdalena Leroux y Enrique Pérez Comendador, Madrid, Galería Ramón Durán. 1973. Exposición colectiva, Madrid, Salones Berkowitsch. 1978. Exposición-homenaje a la pintora, Badajoz 2003. Cáceres, Museo Casa Pedrilla 2015. Paradeisos: la flor y el jardín en la pintura de Magdalena Leroux, Hervás, Museo Pérez Comendador de Hervás. |
BARREDA PÉREZ, M.D., “Recordando… Madelein Leroux Morel”, Asociación de Pintores y Escultores, 2022, https://apintoresyescultores.es/recordando-madelein-leroux-morel/ (consultado el 16-02-2023). Museo Pérez Comendador-Leroux, https://mpcl.net/ |
ABRIL, M., “Exposición Magdalena Leroux y otras”, Luz, 26/05/1932, p. 5. ABRIL, M., “De la Nacional de Bellas Artes”, Medina, 07-12-1941. BARBERÁN, C., “La obra de la mujer en la Exposición Nacional de Bellas Artes”, Y. Revista para la mujer, n. 48, 01-1942. BENSON, B., “Exposición de Artistas Franceses Contemporáneos”, Medina, 05-12-1943. Catálogo oficial de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1932, Madrid, Blass, 1932, sec. Pintura, cat. 57 (p. 14) y cat. 132 (p. 22). Catálogo oficial de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1941, Madrid, Blass, 1941, sec. Pintura, cat. 12 (p. 10) y cat. 231 (p. 37). Catálogo oficial de la Exposición Nacional de Bellas Artes de Barcelona, Barcelona, Instituto Gráfico Oliva de Vilanova, 1942, sec. Pintura, cat. 325-326, pp. 122-123. Catálogo del Undécimo Salón de Otoño, Madrid, Gráficas Nacional, 1931. FILLOL, G., “El undécimo Salón de Otoño”, Ahora, 25-10-1931. | FILLOL, G., “La pintora españolizada Madeleine Leroux”, Ahora, 01-07-1932. FRANCÉS, J., “La parábola de los valores en la Exposición Nacional”, Crónica, 12-06-1932. J.F., “Guía de la Exposición Nacional de Bellas Artes, para una visita rápida”, Crónica, 29-05-1932. “La exposición de la notable pintora Madeleine Leroux”, Ahora, 18-05-1932. MELGAR, F., “Imágenes de España, o España vista por los artistas extranjeros que han ido pensionados a Madrid”, Ahora, 14-12-1935. “Siete pinceles y un cincel femenino en la Exposición Nacional de Bellas Artes”, Y. Revista para la mujer, 08-1945, pp. 36-37 y 45. LEZAMA, A. de, “Exposición Nacional de Bellas Artes”, La Libertad, 16-06-1932, p. 2. “Noticiario de Madrid”, La Tierra, 06-01-1934, p. 2. |
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Pintora, participó junto a sus hermanas Carolina y Juana en las exposiciones nacionales de Bellas Artes celebradas en Madrid entre 1856 y 1864.
Retrat masculí, mediados s. XIX. © Museu Frederic Marès, Barcelona
Josefa (Pepita) García fue una pintora natural de Bilbao. Residía en Madrid (calle del Príncipe, 15, 3º; calle Atocha, 80, 3º) cuando presentó varias pinturas en las exposiciones nacionales de Bellas Artes celebradas en Madrid en 1856, 1858, 1860 y 1864. Su hermana Carolina participó en las mismas ediciones y su hermana Juana en las dos últimas exposiciones. Las tres eran discípulas de Juan Conrotte García. José María Domènech, cronista de La Esperanza, comentaba en su crítica sobre la Exposición Nacional de Bellas Artes publicada el 10 de enero de 1865, que no podía concluir “sin hacer mención de las señoras doña Isabel Fabien Bernier, doña Carolina García, doña Josefa García y doña Juana García, las únicas, si mal no recordamos, que han presentado trabajos en el presente certamen, siquiera sea por la afición que muestran a las bellas y nobles artes en un país donde tan poco extendidas se hallan estas entre el bello sexo”. MAE, Mariángeles Pérez-Martín, 2023 |
Retrato de una señorita. 1856. Pintura. Paradero desconocido.
Un retrato. 1858. Pintura. Paradero desconocido.
Un retrato de señora. 1860. Pintura. Paradero desconocido.
Los ángeles en casa de Abraham, vestidos de peregrinos, los cuales le predicen que Sara, su esposa, tendría un hijo. 1860. Pintura. Paradero desconocido.
Frutero. 1864. Pintura. Paradero desconocido.
Retrato. 1864. Pintura. Paradero desconocido.
Retrato. 1864. Pintura. Paradero desconocido.
Una escena de familia. 1864. Pintura. Paradero desconocido.
Sopfira y San Pedro. 1864. Pintura. Paradero desconocido.
Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid, 1856.
Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid, 1858.
Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid, 1860.
Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid, 1864.
PÉREZ-MARTÍN, Mariángeles, Ilustres e ilustradas. Académicas de Bellas Artes ss. XVIII-XIX, València, Tirant lo Blanch, 2020. |
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DOMENECH, José María, La Esperanza (Madrid, 1844), 10/01/1865, p. 3.
Catálogo de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1856, p. 13.
Catálogo de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1858, p. 8.
Catálogo de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1860, p. 14.
Catálogo de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1864, p. 27.
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Pintora, participó junto a sus hermanas Josefa y Juana en las exposiciones nacionales de Bellas Artes celebradas en Madrid entre 1856 y 1864.
Retrat femení, mediados s. XIX.
©Museu Frederic Marès, Barcelona
Carolina García fue una pintora natural de Bilbao. Residía en Madrid (calle del Príncipe, 15, 3º; calle Atocha, 80, 3º) cuando presentó varias pinturas en las exposiciones nacionales de Bellas Artes celebradas en Madrid en 1856, 1858, 1860 y 1864. Sus hermanas Josefa y Juana también participaron en varias exposiciones. Las tres eran discípulas de Juan Conrotte García. José María Domènech, cronista de La Esperanza, comentaba en su crítica sobre la Exposición Nacional de Bellas Artes publicada el 10 de enero de 1865, que no podía concluir “sin hacer mención de las señoras doña Isabel Fabien Bernier, doña Carolina García, doña Josefa García y doña Juana García, las únicas, si mal no recordamos, que han presentado trabajos en el presente certamen, siquiera sea por la afición que muestran a las bellas y nobles artes en un país donde tan poco extendidas se hallan estas entre el bello sexo”. MAE, Mariángeles Pérez-Martín, 2023 |
Un retrato de niña. 1856. Pintura. Paradero desconocido.
Un retrato. 1858. Pintura. Paradero desconocido.
Un retrato de señora. 1860. Pintura. Paradero desconocido.
Bodegón. 1864. Pintura. Paradero desconocido.
Retrato de la Srta. D.ª J. G. 1864. Pintura. Paradero desconocido.
Santa Gliseria. 1864. Pintura. Paradero desconocido.
Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid, 1856.
Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid, 1858.
Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid, 1860.
Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid, 1864.
PÉREZ-MARTÍN, Mariángeles, Ilustres e ilustradas. Académicas de Bellas Artes ss. XVIII-XIX, València, Tirant lo Blanch, 2020. |
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DOMENECH, José María, La Esperanza (Madrid, 1844), 10/01/1865, p. 3.
Catálogo de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1856, p. 13.
Catálogo de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1858, p. 8.
Catálogo de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1860, p. 14.
Catálogo de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1864, p. 27.
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Zaragoza, 1905 – Zaragoza, 1929
Precoz pintora e ilustradora fallecida de forma prematura. Formada en Zaragoza en la Escuela de Dibujo y Pintura de su padre, Abel Bueno Gros, comenzó a publicar dibujos en prensa y participar en exposiciones siendo una niña. Falleció en 1929, a los veintitrés años.
Isabel Bueno, Autorretrato, c. 1928. Colección Familia Bueno Lidón.
Isabel Bueno fue una precoz pintora e ilustradora fallecida de forma prematura. Hija de Abel Bueno Gros, profesor de dibujo de Zaragoza, y Francisca Monreal Oliver, natural de Buñuel (Navarra), fue la segunda de cuatro hermanos, nacida después de José María y seguida por Abel y Manuel. Isabel Bueno se formó en la Academia de Dibujo y Pintura de Abel Bueno, centro privado fundado en Zaragoza en 1896, que contó desde comienzo con una “clase especial para señoritas” a la que siempre aludían sus anuncios en prensa. Recibió alumnas becadas por el Ayuntamiento de la ciudad, celebró exposiciones y concursos para dar a conocer sus obras y pintó con ellas en excursiones al campo, tal y como hacía con sus alumnos masculinos.
Con apenas diez años, Isabel Bueno publicó sus primeros dibujos en la revista Juventud. Entre ellos, Caricatura de la guerra, en el que el trazo marcadamente infantil —puede que exagerado si tenemos en cuenta la formación académica que estaría recibiendo para esas fechas—, le permite subrayar el carácter grotesco del conflicto bélico. Incluyó cuerpos de soldados desmembrados, calaveras, y la inscripción RIP junto al recuadro/losa en que aparece su firma. Infeliz augurio.
En 1919, con catorce años, remitió tres acuarelas y un óleo a la Exposición de Artistas Independientes y Noveles, organizada por la Agrupación Artística Aragonesa en el Ateneo de Zaragoza entre el 24 de octubre y el 9 de noviembre. Anselmo Gascón de Gotor dedicó un artículo en El Noticiero a analizar la labor de las tres pintoras participantes: Joaquina Zamora, Julia Velilla y la propia Bueno. Escribía sobre las obras de esta última: “Acertadas de color todas ellas, destaca la acuarela titulada Cosas morunas, de perfecto dibujo, muy bien de luces y de conjunto”; para aludir a continuación a “los toques del maestro” —en referencia a su padre—, “que son los que dan cuerpo y efecto a las obras de los alumnos”. También Mefisto la calificó en Heraldo de Aragón de “excelente acuarelista”. Destacó Cosas morunas y Café y copa, “por estar hechas en este difícil procedimiento y por ser de mano femenina”; cayendo así en la habitual condescendencia de la crítica con las mujeres artistas.
De nuevo llamó la atención de la crítica con sus envíos a la I Exposición de la Asociación de Artistas Aragoneses celebrada en diciembre de 1921. Especialmente en el caso de Emilio Ostalé Tudela y Manuel Abizanda y Broto, que escribieron en El Noticiero: “Hija del buen artista Abel, es una esperanza en el arte que apenas cuenta quince años y se lanza con bríos por los senderos de la pintura eligiendo el de mayores dificultades; expone dos retratos ejecutados con gran soltura y dominio del color y de la técnica. Las acuarelas de Pierrot y Colombina, son bellas e ingenuas. Tenemos seguridad de que Isael Bueno, en el próximo concurso, presentará una obra definitiva”. También citó Apolo en Heraldo de Aragón las “singulares aptitudes” que mostraba tanto en sus retratos como en las “escenas decorativas de Colombina y Pierrot”, si bien se refería a “el arte de sus aficiones”, lo que, al no aludir a su temprana edad, establecía una clara diferencia con el resto de participantes, considerados profesionales.
Algunos años después, ya cumplidos los 21 años, pudo intuir lo que suponía vivir de su profesión cuando, de acuerdo con un artículo aparecido en Heraldo de Aragón bajo la firma de M., se convirtió en la triunfadora económica al vender casi todas las obras que envió al I Salón de Humoristas Aragoneses, celebrado en diciembre de 1926. Presentó, según recogía la crónica, “una cabeza de cabaretista moderna tituladaMorfinómana y cincuenta y dos postales a la acuarela, de gusto oriental o con escenas de típicos apaches”. Su obra, “precisa, terminada, bonita”, delataba “la mano de una mujer”. Pocos días antes, ese mismo diario había publicado una serie de apuntes firmados por Vigaray dedicados a “Los de la Agrupación Artística”. Entre las tres mujeres retratadas,
junto a Pilar Pinto y María Valle, se encontraba Bueno, portando un sombrero y unas gafas que dejan semioculto buena parte del rostro. Según el pie del dibujo, las tres mujeres habían intervenido en el festival celebrado por la Agrupación con motivo de la inauguración del Salón. Los hermanos Valenzuela, ante sus postales, recordaron que no se trataba de obras humorísticas, “pero sí muy decorativas”.
Morfinómana, que fue reproducido en La Voz de Aragón, presenta similitudes con un Autorretrato que ha llegado hasta nosotros. Ambos conectan con los lenguajes decadentes de fin de siglo desde una nueva estética afín a la moda déco. En el segundo, roto en tres partes y luego reconstruido, la autora se retrata en tonalidades azules como una joven moderna, con el cabello cortado al estilo garçon, mirada melancólica en unos ojos color miel e intenso rojo en los labios.
En septiembre de 1928 participó en las pruebas para la obtención de la plaza de pensionado de pintura en el extranjero convocada por la Diputación Provincial de Zaragoza, junto a Miguel Felipe Gil, Buenaventura Luis Orga Marqués, Luis Marín Bosqued e Isabel Vicente Loscos. El jurado, formado por José Pallarés, Joaquín Albareda y José Valenzuela, declaró desierta la plaza.
Pocos meses después, el 11 de abril de 1929, Isabel Bueno fallecía en Zaragoza a la edad de veintitrés años. “Perdida para la vida y el arte en un momento de enajenación”, escribió Oliván Baile en 1988. Previamente, y como en ediciones anteriores, había prometido enviar alguno de sus trabajos como premio del torneo de ajedrez organizado por la Agrupación Artística Aragonesa de ese año. Su padre cumplió ese deseo entregando dos postales de su mano. La entidad no pudo menos que rendirle homenaje depositando un ramo de flores en la tumba “de su artista predilecta”.
MAE, Alberto Castán, febrero 2023
Mi gato: apunte del natural. Pastel. Colección particular.
Caricatura de la guerra, 1915. Paradero desconocido.
Diana cazadora, 1919. Acuarela sobre papel. Colección particular.
Cosas morunas, c. 1919. Acuarela. Paradero desconocido.
Café y copa, c. 1919. Acuarela. Paradero desconocido.
Retrato de su hermano José María, 1921. Óleo sobre tela. 56 x 62 cm. Colección particular.
El cabaret fantástico (Carnaval), c. 1924. Acuarela. 29 x 44 cm. Colección particular.
Morfinómana, c. 1926. Acuarela. Paradero desconocido.
Autorretrato, c. 1928. Acuarela sobre papel. 14 x 9 cm. Colección Familia Bueno Lidón.
Las amigas. Dibujo. Colección particular.
Pareja de baturros. Gouache. Colección particular.
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CALVO RUATA, I., Patrimonio cultural de la Diputación de Zaragoza, Zaragoza, Diputación de Zaragoza, 1991, p. 234. CASTÁN CHOCARRO, A., Señas de identidad. Pintura y regionalismo en Aragón (1898-1939), Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 2016, p. 113. LOMBA, C.; BRIHUEGA, J.; GIL, R.; e ILLÁN, M. (coms.), Hacia poéticas de género. Mujeres artistas en España, 1804-1939, Zaragoza, Gobierno de Aragón, Valencia, Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana, 2022, p. 87. OLIVÁN BAILE, F., “El arte aragonés en torno a la generación del 31”, en Artistas aragoneses de la generación del 31, Zaragoza, Caja de Ahorros de Zaragoza, Aragón y Rioja, 1988. URZAINQUI BIEL, C., “Isabel Bueno Monreal”, en El retablillo: https://carlosurzainqui.blogspot.com/search?q=Isabel+Bueno (28-01-2023). |
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