Cabello Samitier, Juana

Cabello Samitier, Juana

Cabello Samitier, Juana

 

Zaragoza, 1846 – Santiago de Compostela, 30/08/1885

Juana Cabello es una de las primeras fotógrafas con estudio propio localizadas en Galicia. Abrió su gabinete en 1884 en el número 8 de la Rua do Franco en Santiago de Compostela y, aunque su trayectoria profesional fue breve y apenas se conocen tres de sus retratos, estos destacan por una notable calidad, superior a la habitual en aquella época.

Juana Cabello, Busto de dama, h. 1884. Colección de Carlos Castelao.

Cabello Samitier, Juana

 

Juana Cabello Samitier nació en Zaragoza en el año 1846. Era hija Joaquín Cabello Balfagón y de Joaquina Samitier Salas, ambos procedentes de familias aragonesas, y tuvo al menos una hermana, llamada Bernardina, que se casó con apenas 18 años. Por su parte, Juana Cabello contrajo matrimonio con Andrés Hermida Soto el 14 de marzo de 1876 en la iglesia de San Pablo de su ciudad natal.

Andrés Hermida (Vedra, La Coruña, 1845 – Xinzo de Limia, Orense, 1894) -hijo de José Hermida de Insúa y María Soto Cristovo, pertenecientes a una familia noble del Valle de Ulla- era militar de infantería, profesión que le llevó a ser destinado a diversas ciudades españolas desde muy joven. A finales de los años sesenta inició su relación con la ceutí Mercedes Espinosa López, con quien tuvo dos hijos -aunque no llegaron a casarse-, Emilia y Leopoldo, nacidos en 1871 en Cádiz y en 1873 en Algeciras, respectivamente. Después de ser trasladado a varias localidades más, finalmente, en enero de 1875, Andrés Hermida se encontraba en Zaragoza, y fue por aquellas fechas cuando conoció a la autora, iniciaron su relación y apenas un año después se casaron. Juana Cabello asumió los hijos de la relación anterior de su marido y, en julio de 1876, se trasladaron a su siguiente destino profesional Ceuta, donde apenas unos meses después nació su hijo, Luis Eusebio Hermida Cabello (1876-h. 1939). Durante los años siguientes realizaron numerosos traslados hasta que, en abril de 1881, Andrés Hermida fue destinado a su Galicia natal, y la familia se estableció en Santiago de Compostela.

No se conocen datos sobre la formación fotográfica de Juana Cabello, es posible que aprendiera el oficio en alguno de los gabinetes de su ciudad natal -en aquella época trabajaban en Zaragoza Mariano Júdez, Gregorio Sabaté, Manuel Hortet, Santos Álvarez y Leandro y Dublán, por lo que pudo formarse con alguno de ellos-, en cualquier caso, alrededor de 1884 la autora abrió su estudio fotográfico en Santiago, convirtiéndose así en la segunda mujer en hacerlo en dicha localidad, después de María Cardarelly. Este estaba ubicado en el número 8 de la Rúa do Franco, paralela a la prestigiosa Rúa do Vilar, la calle de los fotógrafos en Compostela, que albergó a lo largo de las décadas los mejores gabinetes de la ciudad -como son los de Palmeiro, Ksado, Sandine, Almejún, Arturo o Chicharro-.

Apenas se conocen tres de sus trabajos, tres tarjetas de visita -dos retratos de sacerdotes y un busto femenino- que destacan por presentar una notable calidad, superior a la habitual en aquella época. Los cartones son de color negro, con las esquinas redondeadas y los bordes dorados, en cuya parte inferior figura, también en dorado, su nombre o la dirección de su establecimiento, e incluso, en uno de los casos, el monograma de la fotógrafa compuesto por una letra J y una C entrelazadas. En cuanto a los retratos, la composición es convencional, pero llaman la atención por la calidad del papel y por el contraste de la imagen, que logra producir sensación de relieve -por lo que es posible que utilizase algún procedimiento al carbón, más laborioso-.

Resulta llamativa la ausencia de noticias o referencias en la prensa local sobre la actividad de Juana Cabello, así como el aparente fracaso comercial de su establecimiento, ya que, como revelan sus retratos, su capacidad técnica y profesional era evidente, pero esto no evitó que cerrase su estudio apenas unos meses después de haberlo abierto. Pudieron ser muchos los motivos que impidieron que lograse el éxito que hubiera merecido, aunque es posible que influyera el precio elevado de sus trabajos, debido a la técnica utilizada, y que ser mujer tampoco contribuyera, de hecho, merece la pena señalar que, como ocurre con tantas fotógrafas, Juana Cabello no utilizaba su nombre propio, sino únicamente su inicial, firmaba como “J. Cabello”.

Probablemente movida por un cambio de estrategia comercial, al año siguiente la autora aprovechó el cierre del gabinete de Manuel Palmeiro, que acababa de fallecer -concluyendo con su muerte la primera gran saga de fotógrafos de Santiago de Compostela-, ubicado en el número 25 de la mencionada Rúa do Vilar, para alquilarlo, aunque para ello tuvo que contraer una deuda que acompañaría a la familia durante años. Pero en lugar de utilizar su nombre o mantener la firma de Palmeiro beneficiándose de su prestigio, lo sorprendente es que los Hermida Cabello abrieron su nuevo establecimiento fotográfico en el sótano de aquel edificio a nombre de su hijo Luis Hermida Cabello, cuando este apenas tenía 8 años. El joven, que habría aprendido el oficio con su madre, debió mostrar verdadera habilidad para la fotografía ya que, aunque en un principio es de suponer que la gestión y la mayor carga de trabajo la desempeñase Juana Cabello, la autora falleció en agosto de aquel mismo año, mientras que el estudio de Luis Hermida continuó desarrollando su actividad durante unos años más. En cuanto a la producción de este, hay que señalar que, aunque es cierto que al contrario de lo que había sucedido con Juana Cabello su nombre sí que apareció en reiteradas ocasiones en la prensa de la época -aunque lo extraño es que en ningún caso se aludiese a su edad-, a día de hoy resulta especialmente complejo identificar sus trabajos, ya que continuó utilizando los cartones sobrantes que habían heredado de su antecesor en el estudio, Manuel Palmeiro.

MAE, Blanca Torralba Gállego, enero 2024, DOI: 10.26754/mae1803_1945

 

CASTELAO, C., As orixes da fotografía en Galicia. Estudios composteláns do XIX, Santiago de Compostela, Consorcio de Santiago / Alvarellos Editora, 2018, pp. 200-203.

CASTELAO, C., María Cardarelly, un lostrego na fotografía galega, Padrón, Fundación Rosalía de Castro, 2017.

CASTELAO, C., “Unha nova obra de Juana Cabello”, en el blog Memoria da imaxe, https://memoriadaimaxe.blogspot.com/2020/02/unha-nova-obra-de-juana-cabello.html?fbclid=IwAR2sARupMoEMoCMwUN3b3AM8SLkaI98F-pb9uRgufEfM4vXo1EByOwE2NLU

CASTELAO, C., “Los orígenes de la fotografía en Galicia”, en J. A. Hernández Latas (ed.), IV Jornadas sobre Investigación en Historia de la Fotografía. 1839-1939: Un siglo de fotografía, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 2023, pp. 74-90.

PADÍN OGANDO, F., “Juana Cabello (1846-1885)”, en el blog Fotografas Pioneiras, https://www.fotografaspioneiras.com/index.php/2019/02/06/juana-cabello-1846-1885/

Portal Clifford Fotoconnexio (https://www.fotoconnexio.cat/clifford/).

 

 

 

 

Díaz Villada, Filomena

Díaz Villada, Filomena

Díaz Villada, Filomena

 

Mondoñedo (Lugo), 27/05/1850 – 28/08/1913

 

 

Filomena Díaz fue una fotógrafa profesional que regentó un gabinete con su nombre en el número 16 de la calle Padilla de Mondoñedo (Lugo) durante más de tres décadas. Sus trabajos, que se hallan repartidos entre dispersos álbumes familiares, configuran un completo retrato de la sociedad gallega de finales del siglo XIX y principios del XX.

Reverso de uno de los cartones utilizados por Filomena Díaz (Retrato femenino), h. 1898-1905. Colección Fernando Halperin.

Díaz Villada, Filomena

 

Filomena Díaz Villada nació en Mondoñedo (Lugo) el 27 de mayo de 1850. Su madre, Manuela Díaz Villada, natural de la misma localidad, fue madre soltera, por lo que Filomena Díaz se crio en uno de los numerosos hogares denominados en la zona como de mulleres que veñen de sobre si -lo cual probablemente condicionó su vida-, cuyo número aumentó progresivamente resultado de un elevado porcentaje de hombres que emigraron durante el siglo XIX en la región.

No sabemos cuándo comenzó a utilizar la cámara fotográfica ni cómo fue su formación, pero la información recogida en el censo de población del año 1880 evidencia que ya ejercía como fotógrafa. Según indican los anuarios comerciales, en Mondoñedo hubo tres fotógrafos activos desde finales del siglo XIX, de los cuales dos eran mujeres, Antonia Santos, Filomena Díaz y Pedro Corral. Antonia Santos se dedicaba profesionalmente a la fotografía desde los años setenta, por lo que es posible que, como propone Fernanda Padín, Filomena Díaz aprendiese con ella el oficio. Otra hipótesis que plantea es que lo hiciese con Julián Villada, teniendo en cuenta que al compartir apellido pudieron ser familiares, empleado de correos que se anunciaba como retratista en El Hermandino a mediados de los años ochenta.

En cualquier caso, la autora ejerció como fotógrafa profesional regentando el estudio fotográfico que llevaba su nombre, uno de los pocos gabinetes que localizamos en aquellos años con nombre de mujer, que estaba ubicado en el segundo piso del edificio número 16 de la céntrica calle Padilla -actual calle Alfonso VII-. Además, desde el año 1897 hasta su fallecimiento, Filomena Díaz anunció su negocio en la sección de Fotógrafos del Anuario Bailly-Baillierie, y entre 1901 y 1908 lo hizo también en el Anuario Riera.

Finalmente, después de tres décadas al frente del establecimiento fotográfico, Filomena Díaz falleció el 28 de agosto de 1913, debido a una enfermedad pulmonar. Hasta la fecha, no se ha localizado ninguna información que indique que estuviese casada o que tuviese descendencia, siendo este uno de los posibles motivos por los que su trabajo únicamente se ha conservado diseminado entre dispersos álbumes familiares.

Entre las fotografías conservadas, localizamos diversos formatos de cartones, como las denominadas Tarjeta Victoria, Tarjeta Salón, Tarjeta Gran Promenade o Tarjeta Paris, aunque el formato más habitual entre su producción es el llamado Tarjeta Americana, de un tamaño ligeramente mayor que la habitual un Tarjeta de visita, con una medida estándar de 168 x 108 mm.

En la parte inferior del anverso de los cartones, debajo de la fotografía, figuraba el nombre del estudio y la dirección, e incluso, en muchos de los casos un monograma compuesto por sus iniciales, las letras F y D, yuxtapuestas o entrelazadas. Por su parte, en los anversos de los mismos solían destacar -aunque no en todos los casos, algunos están en blanco- grandes litografías que incorporaban de nuevo los datos del gabinete, con diseños que varían a lo largo de los años. En el reverso de una de las piezas aparece un sello de tinta sencillo y con forma ovalada, una clase de identificación del gabinete que comenzó a utilizarse a principios del siglo XX.

Según evidencian las fotografías localizadas, Filomena Díaz se dedicó fundamentalmente al retrato, género que practicó en sus diferentes tipologías, ya que realizó retratos de personas de distintas clases sociales, retratos individuales y de grupo, retratos de busto y de cuerpo entero, retratos infantiles y de adultos, etc. Además, observamos que la autora utilizó distintos fondos pintados para sus fotografías, alguno de los cuales ha permitido atribuir su autoría. Fondos que imitan ambientes variados, desde interiores más clásicos hasta exteriores floridos y rocosos o arboledas, delante de los que incorpora mobiliario y diversos objetos que utiliza reiteradamente en el estudio, como son mesas, sillas, reclinatorios, crucifijos, rocas decorativas o una característica begonia, que completan la composición. Con todo ello, las piezas conservadas permiten adivinar que la producción de la fotógrafa Filomena Díaz Villada configura un completo retrato de la sociedad gallega de finales del siglo XIX y principios del XX.

MAE, Blanca Torralba Gállego, enero 2024, DOI: 10.26754/mae1803_1945

 

 

ACUÑA, X. E., “Volve a fotografía, retorna a memoria”, en el suplemento Pioneiros de la Revista das Letras, nº 493 (04-XII-2003), AELG, pp. 2-8.

CASTELAO, C., “Los orígenes de la fotografía en Galicia”, en J. A. Hernández Latas (ed.), IV Jornadas sobre Investigación en Historia de la Fotografía. 1839-1939: Un siglo de fotografía, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 2023, pp. 74-90.

PADÍN OGANDO, F., “Filomena Díaz (1850-1913), blog Fotógrafas pioneiras (08-VII-2017),https://www.fotografaspioneiras.com/index.php/2017/06/08/filomena-diaz-1850-1913/

Portal Clifford Fotoconnexio (https://www.fotoconnexio.cat/clifford/)

RODRÍGUEZ MOLINA, M.ª J. y SANCHIS ALFONSO, J. R., Directorio de fotógrafos en España (1851-1936), Valencia, Archivo General y Fotográfico de la Diputación de Valencia, 2013, vol. II, pp. 756 y 762.

 

Anuario del Comercio, de la Industria, de la Magistratura y de la Administración…, Madrid, Librería Editorial de Bailly-Baillière e Hijos, 1897.

Anuario del Comercio, de la Industria, de la Magistratura y de la Administración…, Madrid, Librería Editorial de Bailly-Baillière e Hijos, 1898, 2 vol.

Anuario del Comercio, de la Industria, de la Magistratura y de la Administración…, Madrid, Librería Editorial de Bailly-Baillière e Hijos, 1899, 2 vol.

Anuario del Comercio, de la Industria, de la Magistratura y de la Administración…, Madrid, Librería Editorial de Bailly-Baillière e Hijos, 1900, 2 vol.

Anuario del Comercio, de la Industria, de la Magistratura y de la Administración…, Madrid, Librería Editorial de Bailly-Baillière e Hijos, 1901, 2 vol.

Anuario-Riera. Guía Práctica de Industria y Comercio de España…, Barcelona, Centro de Propaganda Mercantil, 1901.

Anuario del Comercio, de la Industria, de la Magistratura y de la Administración…, Madrid, Librería Editorial de Bailly-Baillière e Hijos, 1902, 2 vol.

Anuario-Riera. Guía Práctica de Industria y Comercio de España…, Barcelona, Centro de Propaganda Mercantil, 1902.

Anuario-Riera. Guía Práctica de Industria y Comercio de España…, Barcelona, Centro de Propaganda Mercantil, 1903.

Anuario del Comercio, de la Industria, de la Magistratura y de la Administración…, Madrid, Librería Editorial de Bailly-Baillière e Hijos, 1904, 2 vol.

Anuario-Riera General y exclusivo de España…, Barcelona, Centro de Propaganda Mercantil, 1904, 2 vol.

Anuario del Comercio, de la Industria, de la Magistratura y de la Administración…, Madrid, Librería Editorial de Bailly-Baillière e Hijos, 1905, 2 vol.

Anuario-Riera General y exclusivo de España…, Barcelona, Centro de Propaganda Mercantil, 1905, 2 vol.

Anuario del Comercio, de la Industria, de la Magistratura y de la Administración…, Madrid, Librería Editorial de Bailly-Baillière e Hijos, 1906, 2 vol.

Anuario-Riera General y exclusivo de España…, Barcelona, Centro de Propaganda Mercantil, 1908, 2 vol.

Anuario del Comercio, de la Industria, de la Magistratura y de la Administración…, Madrid, Librería Editorial de Bailly-Baillière e Hijos, 1909, 2 vol.

Anuario del Comercio, de la Industria, de la Magistratura y de la Administración…, Madrid, Librería Editorial de Bailly-Baillière e Hijos, 1910, 2 vol.

Anuario del Comercio, de la Industria, de la Magistratura y de la Administración…, Madrid, Librería Editorial de Bailly-Baillière e Hijos, 1911, 2 vol.

Anuario General de España (Bailly-Baillière-Riera). Comercio, Industria, Agricultura, Ganadería, Minería, Propiedad, Profesiones y Elemento Oficial, Director Gerente Eduardo Riera Solanich, 2ª época, año 3º, Barcelona, Sociedad Anónima “Anuarios Bailly-Baillière y Riera Reunidos”, 1914, 2 vol.

Pardo Campos, Luisa

Pardo Campos, Luisa

Pardo Campos, Luisa

 

A Coruña, 05/1867 – Mondáriz-Balneario (Pontevedra), 19/06/1926

Luisa Pardo, perteneciente a la saga de fotógrafos Pardo, regentó el estudio familiar de Mondáriz-Balneario (Pontevedra) entre 1911 y 1926. Entre su producción, caracterizada por un especial cuidado en la composición, predomina el género del retrato, cuyas particularidades adaptaba a las demandas de la clientela propia de cada época del año.

Luisa Pardo, Autorretrato, h. 1911-1926. Colección familiar.

Pardo Campos, Luisa

 

Luisa Pardo Campos nació en A Coruña en el año 1876, en el domicilio familiar ubicado en el número 145 de la rua do Orzán, y fue bautizada el día 20 de mayo en la parroquia de San Nicolás con los nombres de Luisa Manuela Bernarda Pardo. Fue la hija primogénita de Feliciano Pardo y de Antonia Campos, que tuvieron otros dos hijos, Manuel (1869-1947) y Feliciano (1870-1947), que, junto a Luisa, conformarían la segunda generación de la saga de fotógrafos Pardo.

Durante las últimas décadas del siglo XIX, Feliciano Pardo Ferrer recorrió la geografía gallega como fotógrafo itinerante, especializándose en la realización de retratos tanto individuales como de grupo. La familia mantuvo su domicilio en A Coruña hasta que, en 1894, se instalaron en el barrio de O Pazo, dentro del concello de Mondariz, en una casa en lo alto del pueblo, desde donde se contemplaba todo el complejo balneario. Feliciano Pardo se estableció en dicha localidad junto a Adelaida Fadelli, con quien se había casado en segundas nupcias, y a Luisa Pardo; por su parte, su hermano Feliciano Pardo ejerció como fotógrafo itinerante en distintas localidades asturianas hasta establecerse en Oviedo, mientras que Manuel Pardo se estableció en Caldelas de Tui, donde se casó y tuvo cinco hijas.

Feliciano Pardo Ferrer abrió dos estudios en Mondariz, uno instalado en el domicilio familiar atender a la clientela durante el invierno, y otro en un edificio ubicado próximo a la fuente del Troncoso, activo en la temporada de verano, más accesible para los turistas y usuarios del Balneario, miembros de la aristocracia y la burguesía adinerada, que gustaban de llevarse un recuerdo de su estancia en la villa termal en forma de retrato. Hay que tener en cuenta que durante las dos primeras décadas del siglo XX el Balneario alcanzó una notable celebridad, atrayendo a la localidad una clientela profusa y variada, incluso procedente de distintos países, entre la que se encontraban personalidades ilustres de diversos sectores de la sociedad. Así, durante aquellos años, Mondariz contaba con numerosos alojamientos para atender a los visitantes, pero además ofrecía una amplia gama de servicios culturales y  artísticos.

Tras el fallecimiento de su padre en mayo de 1911, Luisa Pardo, que a los cuarenta y cuatro años contaba con notable experiencia en la materia, se hizo cargo del negocio fotográfico familiar, que entonces pasó de denominarse “F. Pardo” a “Fotografía de L. Pardo”. Asimismo, durante aquellos años la autora participó también en la vida social y cultural de la localidad de diversas maneras, ejemplo de ello es que presidió la Congregación de Hijas de María de la parroquia de Nosa Señora do Carme de Troncoso, de lo cual da noticia la prensa local de la época.

 Luisa Pardo se encargó de criar a las hijas de su hermano Manuel Pardo cuya esposa falleció prematuramente, que habían ido llegando de forma paulatina a Mondariz —Rosina en 1904; Julia, Adelaida y Alicia en 1908; y Encarnación en 1910—. Durante los años que la autora estuvo al frente de los dos establecimientos, sus sobrinas colaboraron con ella tanto en el desempeño de labores fotográficas como en el mantenimiento y cuidado de los jardines y huertas de la finca. Luisa Pardo las retrató a todas ellas asomadas entre los vanos y en las escaleras de entrada al estudio, en una interesante fotografía de la fachada principal del edificio este, en la que destaca el letrero “Fotografía de L. Pardo” y en la que se aprecian los paneles con imágenes de diversos tamaños  colocadas a ambos lados de las ventanas de la planta baja como reclamo.

La clase de trabajos realizados por la fotógrafa variaban según la época del año. En la temporada estival, eran frecuentes los retratos tomados en el exterior, utilizando la vegetación del jardín del estudio de la Fuente de Troncoso como escenario, para los que la autora ponía a disposición de los turistas trajes tradicionales gallegos. Por su parte, durante la temporada de invierno, la población local era la clientela principal, por lo que entre los encargos predominaban las fotografías de eventos familiares, como pueden ser bodas o comuniones, así como de acontecimientos de índole diversa que tuviesen lugar en el entorno del balneario. En lo que respecta a la técnica, Luisa Pardo utilizaba el gelatinobromuro de plata, y posteriormente entregaba las copias a los clientes en formato postal o colocadas sobre diversos cartones cartones. La autora firmaba estos retratos utilizando sellos de tinta, circulares primero y ovalados después, con el texto “L. PARDO FOTOGRAFÍA MONDARIZ”, o enmarcándolos en cartones ornamentados en cuya parte inferior figuraba la leyenda “Recuerdo de Mondariz L. Pardo”.

Después de quince años ejerciendo como fotógrafa profesional, Luisa Pardo falleció el 19 de junio de 1926 a causa de una insuficiencia cardiaca. Su sobrina Rosina Pardo Durán (Caldelas de Tui, 05/06/1898 – Pontareas, 27/01/1987) fue quien le sucedió al frente del negocio fotográfico, que regentó durante una década, hasta 1936, cuando abandonó la profesión coincidiendo con el estallido de la guerra civil. La producción de Luisa Pardo, caracterizada por un especial cuidado en la composición, se encuentra hoy dispersa entre numerosos álbumes familiares y colecciones particulares, aunque también localizamos algunas piezas en los fondos de instituciones gallegas como la Real Academia Galega o el Museo do Pobo Galego.

MAE, Blanca Torralba Gállego, enero 2024, DOI: 10.26754/mae1803_1945

ORCHE GARCÍA, E. y AMARÉ TAFALLA, Mª P., “La emblemática fuente de Troncoso (Mondariz, Pontevedra) y la inacción que ha conducido a la ruina de este sobresaliente patrimonio minero”, Identidades: territorio, cultura, patrimonio, nº 8, 2019.

PADÍN OGANDO, F., “Luisa Pardo Campos (1867-1926) e Rosina Pardo Durán (1898-1987)”, en Fotógrafas pioneiras [https://www.fotografaspioneiras.com/index.php/2021/06/26/luisa-pardo-campos-1867-1926-e-rosina-pardo-duran-1898-1987/] 

RODRÍGUEZ MOLINA, M.ª J. y SANCHIS ALFONSO, J. R., Directorio de fotógrafos en España (1851-1936), Valencia, Archivo General y Fotográfico de la Diputación de Valencia, 2013, vol. II, p. 774.

Anuario General de España (Bailly-Baillière-Riera)…, Barcelona, Sociedad Anónima “Anuarios Bailly-Baillière y Riera Reunidos”, 1921, 3 vol.

 “Fiestas del Carmen en Mondariz”, La temporada en Mondariz, año XIX, núm. 8, 21 julio 1907.

Goyri, María

Goyri, María

Goyri, María

 

Madrid, 29/08/1873 – 28/11/1954

María Goyri, aficionada a la fotografía, fue la primera mujer en cursar estudios oficiales en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Madrid. Licenciada y doctora por dicha facultad, compaginó la investigación filológica con su labor como pedagoga, trabajando siempre por fomentar y mejorar la educación de las mujeres y su incorporación al mundo laboral.

L. Aguilar, María Goyri. Orla de doctorado (detalle). 1896. Fundación Ramón Menéndez Pidal.

Goyri, María

 

María Amalia Vicenta Goyri nació el 29 de agosto de 1873 en Madrid, en el número 14 de la calle Goya, y fue bautizada apenas una semana después en la iglesia de San José, actuando su abuela Juana Vicenta Goyri Barrenchea, natural de Deusto, como madrina. Su madre, Amalia Goyri, fue madre soltera con 23 años —igual que lo había sido su abuela—, y educó personalmente a su hija hasta los doce años siguiendo un plan de estudios cuidadosamente programado, le enseñó francés y le inculcó que el hecho de ser mujer no le condenaba a renunciar a sus inquietudes. Tras pasar los primeros tres años de su vida en Madrid, entre 1876 y 1878 María Goyri vivió con su familia materna en Algorta, Getxo. Al volver a la capital, su madre, adelantada a su tiempo, le apuntó a una academia de dibujo y a un gimnasio, inculcándole también desde pequeña el valor de la formación intelectual y física.

En 1885 empezó sus estudios en la Asociación para la Enseñanza de la Mujer, donde obtuvo los títulos de Comercio y de Institutriz, en 1888 y 1891 respectivamente, época en la que compaginó dichos estudios con los de la Escuela Normal de Maestras. En 1892, tras obtener el título de Bachillerato en el Instituto Cardenal Cisneros, decidió continuar sus estudios en la Universidad Central de Madrid, pero en aquel momento no se contemplaba la matrícula femenina, por lo que tuvo que conseguir un permiso del Ministerio de Fomento para poder asistir a las clases de la Facultad de Filosofía y Letras, como oyente y siguiendo un estricto protocolo  de acceso a cada una de las sesiones. Finalmente, en 1893, presentando un informe del claustro que constatara que su “presencia entre los alumnos no provocaría disturbios ni alteraría el buen orden de la clase”, consiguió la autorización para matricularse oficialmente.

María Goyri fue la primera mujer en cursar estudios oficiales en dicha facultad, así como la primera en conseguir un premio académico en la universidad, tras obtener por oposición el Premio de la asignatura Literatura española en 1895. Un año después, en 1896, obtuvo el título de Licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad Central de Madrid con un expediente brillante. Posteriormente, realizó los estudios de doctorado —para lo que tuvo que repetir el mismo proceso de solicitud de admisión—, aunque no leyó su tesis doctoral, titulada La difunta pleiteada. Estudio de literatura comparada, hasta el año 1909.

Desde el comienzo de sus estudios, María Goyri mostró una especial preocupación por apoyar la educación de las mujeres, cuestión sobre la que realizó numerosas publicaciones y en la que se implicó durante toda su vida. En 1892 se celebró en el Ateneo de Madrid el Congreso Pedagógico Hispano-Portugués-Americano, que contaba con una sección titulada “Concepto y límites de la Educación de la Mujer y la aptitud profesional de ésta”, en la que la autora se dio a conocer con una intervención en la que defendía la capacidad y el derecho de las mujeres para formarse y ejercer profesionalmente, por la que recibió el aplauso de los asistentes y la felicitación de Emilia Pardo Bazán. Además, desde 1894 fue profesora en las Escuelas Primarias de la Asociación para la Enseñanza de la Mujer.

Durante aquellos años de esplendor del Ateneo de Madrid, María Goyri asistió a la Escuela de Estudios Superiores de dicha institución, y fue en uno de estos cursos donde conoció a quien sería su marido, Ramón Menéndez Pidal. Tras tres años de correspondencia continua, conversaciones literarias, paseos y excursiones con amigos, María Goyri y Ramón Menéndez Pidal contrajeron matrimonio el 5 de mayo de 1900 en la Iglesia de San Sebastián de Madrid —pese al desacuerdo de la familia de él, muy conservadora, explícito en las palabras de su hermano Faustino que afirmaba que no le gustaban “las literatas ni las  mujeres con carrera”—. En su viaje de novios recorrieron los pueblos de la ruta del destierro del Cid, y descubrieron que, pese a no recogerse desde hacía siglos, la tradición oral de los romances seguía viva en Castilla, hecho que marcó el inicio del proyecto de investigación sobre los romances de tradición oral que desarrollaron durante toda su vida. 

El matrimonio se instaló en el número 1 de la calle de Leganitos, y tuvo tres hijos: Jimena (1901), Ramón (1904), que fallecería cuatro años después, y Gonzalo (1911). Además de la pasión intelectual, María Goyri y Ramón Menéndez Pidal compartieron numerosas aficiones, entre las que destaca la fotografía. El interés de la autora por su práctica afloró en la amistad que mantuvo con su compañera inseparable y gran aficionada a la fotografía Carmen Gallardo, y en su relación con Ramón Menéndez Pidal, de hecho, en su correspondencia personal, María Goyri reconoció la influencia de este refiriéndose a él como “maestro”. Durante su noviazgo, la autora le comentaba las fotografías que realizaban en los paseos y excursiones con su amiga, hacía referencia al proceso de revelado de negativos y positivado de copias que realizaban ellas mismas y le enviaba algunas de las pruebas. También en su viaje de novios, al que se llevaron al menos dos cámaras, realizaron numerosas fotografías durante su recorrido por las tierras de Castilla.

En cuanto a los aparatos utilizados, sabemos que la autora manejó, al menos durante los primeros años, una Kodak modelo 96 y una Brownie nº 2, y que organizaba sus fotografías en álbumes. De esta manera, desde finales del siglo XIX, la cámara se convirtió en un objeto de uso cotidiano para María Goyri, con la que documentó experiencias, paseos y viajes, configurando una interesante colección compuesta por escenas familiares, tipos populares, monumentos y paisajes de distintas regiones españolas, pero también del resto del mundo. Además de las instantáneas tomadas por ellos, el matrimonio coleccionó numerosas postales y retratos familiares realizados en los mejores gabinetes de la época.

En cuanto a su labor social y profesional, María Goyri formó parte de la comisión de La Junta de Damas de la Unión Iberoamericana de Madrid en 1903, que puso en marcha Centro Ibero-Americano de Cultura Popular Femenina; desde 1915 fue profesora de Literatura y directora de Lengua y Literatura española de la Sección Secundaria en la Residencia de Señoritas, en la que además gestionó el intercambio de estudiantes con centros estadounidenses y las becas para estudiar en el extranjero; en 1916 tomó parte en la Fundación del Protectorado del Niño Delincuente; trabajó en la creación del Instituto Escuela, iniciativa heredera del modelo pedagógico de la Institución Libre de Enseñanza, inaugurado en 1918, que durante la segunda república se reorganizó, abrió nuevos centros en otras ciudades y amplió su programa de actividades extraescolares; además, durante estos años colaboró también en diversos proyectos solidarios dedicados a ayudar a niños desfavorecidos.

Precisamente el haber formado parte de la renovación de la educación en España durante la segunda república, conllevó que sufrieran acusaciones, como tantos otros maestros, tras el estallido de la guerra civil, que separó a la familia. Ramón Menéndez Pidal tuvo que exiliarse —viajó de Burdeos a Cuba y de allí a Estados Unidos— y María Goyri se refugió junto a su hija, su yerno Miguel Catalán y su nieto en Segovia. Sus intentos de reencontrarse con su marido resultaron frustrados hasta que en 1939, una vez terminada la guerra, este pudo regresar a España, se reunieron en la casa de Chamartín y recuperaron sus archivos.

Con la dictadura franquista María Goyri tuvo que abandonar el proyecto educativo en el que llevaba inmersa tantos años, ya que se prohibieron los centros docentes impulsados por la Junta para la Ampliación de Estudios, pero nunca perdió su vocación y compromiso. En 1940 su hija Jimena Menéndez-Pidal fundó junto a un reducido grupo de profesores del Instituto Escuela el colegio Estudio, asegurando así la continuidad del proyecto pedagógico en el que siempre habían trabajado; durante los primeros años, María Goyri fue la directora del colegio y profesora de Literatura.

Durante los últimos años de su vida, la autora colaboró de manera constante en las obras de Ramón Menéndez Pidal y continuó sus investigaciones literarias, que publicó en revistas nacionales e internacionales, convirtiéndose en una referencia sobre el romancero hispánico y sobre Lope de Vega. Finalmente, el 28 de noviembre de 1954, María Goyri falleció en Madrid a los ochenta y un años, dejando, en palabras de Ramón Menéndez Pidal “ejemplo de fortaleza austera, consagrada al bien en sí misma y al bien de los demás”.

 

MAE, Blanca Torralba Gállego, enero 2024, DOI: 10.26754/mae1803_1945

2023. María Goyri en la Universidad. Investigación y creación 1892-1909. Madrid, Biblioteca Histórica Marqués de la Villa (UCM).

G. M., M., “María Goyri”, web de la Fundación Ramón Menéndez Pidal [https://fundacionramonmenendezpidal.org/biografia-maria-goyri/]

OLIART DELGADO DE TORRES, C., “María Goyri Goyri”, Diccionario Biográfico electrónico (DB~e) de la Real Academia de la Historia [https://dbe.rah.es/biografias/38447/maria-goyri-goyri]

SALVADOR BENÍTEZ, A. y  SÁNCHEZ VIGIL, J. M. (eds.), María Goyri en la Universidad. Investigación y creación 1892-1909 [catálogo], Madrid, Ediciones Complutense, 2023.

SALVADOR BENÍTEZ, A. y  SÁNCHEZ VIGIL, J. M., “María Goyri y Carmen Gallardo. Aportaciones a la fotografía amateur”, V Jornadas sobre Investigación en Historia de la fotografía. 1839-1939: Un siglo de fotografía (celebradas en Zaragoza, 2023).

 

 

Rahola, Mey

Rahola, Mey

Rahola, Mey (Maria del Remei Rahola de Falgàs)

 

León, 25/03/1897 – Vaucresson, 17/08/1959

Mey Rahola fue una de las primeras autoras españolas que logró reconocimiento en el ámbito de la fotografía artística. Fue socia de la Agrupaciò Fotogràfica de Catalunya, participó en diversos certámenes, y su obra fue galardonada y elogiada por la crítica. En enero de 1939 se trasladó a Francia, donde se estableció y ejerció profesionalmente como fotógrafa.

Mey Rahola, Sin título [Autorretrato en el Alai], 1932-1936. Archivo Mey Rahola.

Rahola, Mey

 

Maria del Remei Rahola Falgàs nació en la ciudad de León el 25 de marzo de 1897, en el seno de una familia de la alta burguesía. Hija de Francesc Rahola Puignau, ingeniero industrial y fotógrafo aficionado, y de Consol de Falgàs i de Pouplana ¾descendiente de comerciantes y armadores cadaquenses el primero y perteneciente a una familia de la antigua nobleza del Ampurdán ella¾, fue la mayor de siete hermanos. Siendo apenas una niña, la familia dejó la capital leonesa para trasladarse a Valladolid y poco después a Madrid, donde Remei Rahola se formó, recibiendo la educación católica y elitista propia de su clase social. Estudió en el colegio de monjas del Sagrado Corazón y amplió su formación con clases particulares de música, llegando a convertirse en una hábil pianista tras cursar ocho años en el Conservatorio de Música y Declinación. Poco después del prematuro fallecimiento de su padre en 1917, se trasladaron a Barcelona, donde las tres hijas mayores, Remei, Consol y Concepciò, se matricularon en el moderno Instituto de Cultura y Biblioteca Popular para la Mujer con el fin de aprender un oficio y contribuir al sustento familiar —Remei estudió cursos de alemán, de inglés y de flores artificiales—.

En diciembre de 1921, Remei Rahola contrajo matrimonio con Josep Xirau Palau, perteneciente a una familia acomodada ampurdanesa que formaba parte de la colonia de veraneantes de Cadaqués, en cuya iglesia tuvo lugar el enlace. Josep Xirau era catedrático de Derecho de la Universidad de Sevilla, ciudad a la que se trasladaron en 1923 y en la que nació Maria Teresa, su primera hija. Por motivos laborales, la familia pasó los dos años siguientes entre Berna, Siena, Florencia, Roma y Frascati, localidad donde nació en 1925 Albert, su segundo hijo, hasta que, a finales de ese mismo año, Josep Xirau consiguió una plaza en la Universitat de Barcelona, ciudad en la que se establecieron y en la que dos años después nació su tercer hijo, Jaume. En Barcelona, el matrimonio se relacionó con el ambiente cultural y artístico de la época así como con la intelectualidad catalanista y progresista. Josep Xirau, militante de la Unión Socialista de Cataluña, tuvo que exiliarse unos meses en Francia y, tras la instauración de la II República, fue elegido diputado a las Cortes y colaboró activamente en importantes cuestiones políticas vinculadas con la Constitución, el Estatuto de Autonomía de Cataluña o la reforma universitaria.

Mey Rahola fue, en palabras de su hija, una mujer “simpática, desenvuelta, autónoma, moderna de ideas y abierta a todo”, que adoptó atributos típicos de la garçonne —como llevar el pelo corto, vestir pantalones, fumar o hacer deporte—, desafiando la definición tradicional de los roles de género y proponiendo otro tipo de feminidad. En este sentido, la autora se identificó con el nuevo modelo de mujer reivindicado entre ciertos sectores de la sociedad burguesa, y descrito por autoras como Aurora Bertrana, amiga suya, una mujer dignificada a través de la cultura del cuerpo y del espíritu, alejada del ideal del ángel del hogar, pero cuyo destino social seguía siendo el matrimonio y la maternidad. Un modelo de mujer cuya definición se caracterizaba, en el fondo, por una constante tensión entre modernidad y tradición.

La autora comenzó a utilizar su moderna y ligera Rolleiflex a principios de los años treinta, y compartió afición con numerosos familiares y amigos, como sus hermanas o su cuñado Joan Xirau, con quien aprendió las técnicas de revelado. Mey Rahola aprovechó aquel momento de mayor presencia femenina en la esfera pública que se produjo durante la II República y, al menos desde 1934, participó en diversos certámenes fotográficos, en los que su obra fue galardonada y elogiada por la crítica. Muestra de ello son los trofeos obtenidos en el concurso organizado por Palestra en 1934, los tres premios que recibió aquel mismo año en el concurso Cataluña 1934 organizado por El Día Gráfico —en el que fue la única mujer galardonada— o el hecho de ser la única autora española admitida en el III Salón Internacional de Arte Fotográfico organizado por la Agrupaciò Fotogràfica de Catalunya y celebrado en 1935. En enero de 1936, el Butlletí de la agrupación daba noticia de su ingreso como nueva socia, y, apenas un mes después, obtenía ya una medalla de plata en la segunda categoría de bromuros del XII Concurs Anyal por la obra Jugadoras de pelota, que fue publicada en el boletín y expuesta, junto a Golpes de mar con mal tiempo, en el IV Saló Internacional d’Art Fotogràfic de Barcelona celebrado durante los meses de junio y julio de 1936. Desgraciadamente, aquel futuro prometedor de la autora en el ámbito de la fotografía artística catalana, se vio truncado, como en tantos otros casos, por el estallido de la guerra civil.

Apenas se conocen un par de fotografías realizadas por Mey Rahola durante la guerra, que vivió en Barcelona hasta que en enero de 1939 cruzó junto a su marido la frontera, para reunirse con sus hijos en París en Semana Santa. Dichas imágenes se inscriben en la línea más documental, de fotografía directa, que la autora había iniciado ya en un interesante viaje a Andalucía, que realizó en abril de 1936 junto al célebre fotógrafo Antoni Campañà y su mujer Maria Capella, Josep Xirau, Mercè Fina, Constança Pujadas y Juan Jiménez, y que documentaron fotográficamente entre todos ellos. Durante la contienda, continuó la proyección pública de las fotografías realizadas anteriormente por Mey Rahola, se publicaron en revistas como Companya, dirigida principalmente a la mujer antifascista de la retaguardia, y se expusieron en la muestra Fotografías de Cataluña, celebrada en Buenos Aires y en Rosario, en septiembre y octubre de 1937 respectivamente.

En junio de 1940, la familia Xirau-Rahola atravesó Francia y se estableció en Lyon hasta el final de la segunda guerra mundial. Durante aquellos años Mey Rahola ejerció profesionalmente como fotógrafa, primero colaborando en las tareas de revelado un estudio, después realizando trabajos por encargo en su propia casa, e incluso recorriendo los municipios de la zona realizar fotografías de identidad necesarias para las tarjetas de racionamiento o de trabajo. Fue en aquellos años cuando adoptó definitivamente la firma “Mey”. Terminada la guerra, la familia se instaló en Vaucresson, donde Mey Rahola instaló su laboratorio fotográfico en la buhardilla de la casa. Durante los años cincuenta, la autora realizó numerosos viajes a España para visitar a sus familiares y continuó aumentando el magnífico álbum familiar con fotografías de gran lirismo. Mey Rahola falleció, de un ictus, en su casa de Vaucresson 17 de agosto de 1959.

A lo largo de toda su vida, Mey Rahola conservó y numeró cuidadosamente sus negativos, legando, pese a las importantes pérdidas, una notable colección compuesta también por centenares de copias de época y fotografías repartidas entre una decena de álbumes. La autora configuró su imaginario visual a partir de los viajes que realizó a diversas ciudades europeas y los lenguajes visuales característicos de las publicaciones ilustradas de moda de los años veinte y treinta, adoptando en sus creaciones poéticas y lenguajes estéticos de gran modernidad. Asimismo, prefirió los procedimientos de revelado directo, más modernos, optando por el bromuro. Entre su producción anterior a la guerra civil, localizamos interesantes autorretratos, en los que Mey Rahola posa encarnando aquel modelo de “mujer moderna”, numerosas fotografías en las que convierte la juventud, especialmente femenina, en referencia estética, y una gran cantidad de imágenes realizadas en Cadaqués que combinan vistas más tradicionales con fotografías caracterizadas por una mayor experimentación formal, especialmente las de tema marítimo. Por último, merece la pena señalar que Mey Rahola trascendió pronto la afición doméstica para orientar su obra hacia la esfera pública, participando en concursos y exposiciones, y publicando su obra en diversas revistas, convirtiéndose en una de las primeras aficionadas españolas que logró reconocimiento en el ámbito de la fotografía artística en el seno de estas grandes sociedades fotográficas.

MAE, Blanca Torralba Gállego, enero 2024, DOI: 10.26754/mae1803_1945

  1. Cataluña 1934 (organizado por El Día Gráfico). Barcelona, pabellón de Montjuïc.
  2. III Saló Internacional d’Art Fotogràfic (AFC). Barcelona.
  3. IV Saló Internacional d’Art Fotogràfic (AFC). Barcelona.
  4. Fotografías de Cataluña. Buenos Aires, Nordiska Kompanient / Rosario, Museo de Bellas Artes.
  1. Mujeres y prácticas fotográficas. Barcelona, Casa Elizalde.
  2. Pintar, crear, vivir. Mujeres artistas en el Alt EMpordà. Figueres, Museu de l’Empordà.
  3. IV Festival Internacional de Fotografía in Cadaqués.
  4. Mey Rahola. Fotógrafa, 1897-1959. Barcelona / Figueres, MNAC / Museu de l’Empordà.

BERTRAN L., CAMBRAY R. y R. MARTÍNEZ, Mey Rahola. Fotógrafa / 1897-1959, Barcelona, Museu Nacional d’Art de Catalunya, 2022.

LOMBA, C. y R. GIL (eds.), Hacia poéticas de género. Mujeres artistas en España, 1804-1939, Zaragoza / Valencia, Gobierno de Aragón. Departamento de Educación, Cultura y Deporte / Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana, 2022.

VEGA, C., Fotografía en España (1838-2015): historia, tendencias, estéticas, Madrid, Cátedra, 2017, p. 713.

Butlletí AFC, nº 123, enero 1936.

Butlletí AFC, nº 124, febrero 1936.

Butlletí AFC, nº 125, marzo 1936.

Butlletí AFC, nº 126, abril 1936.

Butlletí AFC, nº 148/149/150, enero/febrero/marzo 1938.

Catálogo del III Saló Internacional d’Art Fotogràfic, junio 1935.

Catálogo del IV Saló Internacional d’Art Fotogràfic, junio-julio 1936.

“Noticies. Obsequi a l’Ateneu”, Sol Ixent (30-IV-1935), XIII, 264, p. 3.