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María Rosa Bendala fue una de las ilustradoras y figurinistas de principios de siglo XX con mayor proyección en nuestro país, trabajando tanto en teatro como en cine. Además, fue una figura comprometida política y socialmente con los derechos de su profesión y con los de las mujeres.
Fotografía de prensa de María Rosa Bendala, 1933
María Rosa Bendala Lucot nació en Algeciras en 1912 aunque vivió en Ceuta y Santa Cruz de Tenerife durante su infancia, en función de los destinos a los que se le asignaba a su padre, Manuel Bendala Palacios, militar de profesión. En 1927 la familia se asienta en Madrid y María Rosa asiste a clases de cultura general y dibujo en la Academia de Cots de la capital, complementando su formación artística con clases particulares de pintura y dibujo.
Bien temprano comienza su trayectoria artística pública. En 1931 se presenta al Concurso Nacional del Círculo de Bellas Artes de Madrid con un óleo y, a partir de este momento, su presencia en certámenes y espacios artísticos será muy prolija gracias a su actitud decidida. En ese mismo año ingresa en la Unión de Dibujantes y Escultores (U.D.E.), formando parte incluso de la Junta directiva a pesar de que fueran pocas las mujeres que formaban parte de esta organización fundamental en la actividad cultural de la capital.
Al año siguiente, Bendala se presentaba al XV Salón de Humoristas Españoles, organizado por la propia U.D.E. –y al que volverá a concurrir al año siguiente– y al Salón Internacional de Humoristas que tenía lugar en Viena. Muy pronto se introducirá en el ámbito que le dará la fama nacional que alcanzó: el diseño de figurines de teatro. El empresario teatral Francisco Torres, como amigo de la familia, le proporcionó su primer encargo para el vestuario de la revista musical Las niñas de Peligros ese mismo 1932. Su éxito entre el público y el beneplácito de los críticos propicia su ingreso como miembro oficial de la Compañía del Teatro Martín de Madrid y la comisión de figurines de multitud de revistas musicales, operetas y zarzuelas de los teatros más importantes de la ciudad, desde el Rialto hasta el Pavón: Katiuska, la mujer rusa, ¡Toma del frasco!, ¡Manos arriba!, Las tentaciones, Xuanón o La isla de las perlas, entre otras. El triunfo de sus trabajos en teatro entre el 1932 y 1935 le permitió participar en la producción de películas como Señorita de Trévelez o Una mujer en peligro en 1936.
También participará en otro tipo de concursos como el de Carteles Electorales organizado por la U.D.E. en 1933 o en el Concurso de Portadas que organizaba la revista Blanco y Negro. En este último, de entre las piezas que presenta, fue galardonada Nati y se publicó como portada de dicha revista en 1934.
Gracias a su éxito artístico, a su extensa actividad y a su personalidad arrolladora, María Rosa Bendala ingresó rápidamente en los altos círculos artísticos y adquirió un status reconocido frente al público y la prensa. Además, fue una persona implicada socialmente, ya que aparece como una de las figuras al frente del sindicato de dibujantes. Por todo ello, muy pronto fue homenajeada por sus colegas y amigos de profesión con una comida en el Hotel Ritz ya en 1933, a la que acudieron los personajes más importantes de nuestra cultura.
Aún con todo, decide opositar a una plaza de la Cátedra de Dibujo en Institutos de Segunda Enseñanza, ya que en este periodo se abrieron multitud de vacantes en colegios –ocupadas anteriormente por religiosos– que fueron convertidos en institutos públicos. Es posible que fuera esta la razón por la cual Bendala se matriculó en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, primero como alumna libre (en el curso 1933-34) y luego como estudiante oficial (1934-35, 1935-36) y así prepararse para concurrir al examen. Finalmente, consiguió la Cátedra de Dibujo en el Instituto Hispano-Marroquí de Ceuta en 1934. Trasladó su residencia allí, pero la alternó con estancias temporales en Madrid donde continuaba ejerciendo como figurinista o colaborando con revistas como Civdad, donde firmaba una columna ilustrada sobre moda.
En 1934 realiza también un viaje de estudios a Italia. A su regreso participa de nuevo en el XVII Salón de Figurinistas y se inserta en la industria del cine.
Como para tantas otras artistas, la Guerra Civil truncó su fulgurante trayectoria profesional. Se conoce que la sobrevivió en Madrid y se afilió a la Federación de los Trabajadores de la Enseñanza de U.G.T., trabajando además como enfermera en el Hospital de Sangre del Socorro Rojo Internacional.
En 1939 participó esporádicamente en la revista Y de la Sección Femenina de Falange, pero al poco tiempo su nombre dejó de aparecer en prensa y en el teatro del momento. A causa de una enfermedad, tal vez tuberculosis, se vio obligada a retirarse de la esfera pública hasta su recuperación 1944 aproximadamente, fecha en la que noticias en distintos diarios se hacen eco de su retorno. Trató de recuperar el sendero de éxito en el que supo encaminar su trayectoria, ensayando primero con la creación de una colección de tarjetas postales de trajes regionales para la Editorial Brújula y con el diseño de nuevos encargos de figurines, entre los que se encuentran Vértigo número 2 o Valses de Viena para el Teatro Apolo de Barcelona. A pesar de todos los intentos por tratar de recuperar el status y el éxito de los años anteriores a la guerra, no pudo conseguirlo del todo en esta nueva sociedad que tantas trabas interponía a las mujeres independientes.
Aún así, no dejó de luchar por ello y en 1951 participó en la Exposición de figurines de teatro organizada por la Asociación de Dibujantes. En 1953 realizó el cartel mural que anunciaba la Exposición del traje regional en la Feria Internacional del Campo de Madrid. Al igual que muchos otros compañeros de profesión, participó también en certámenes de ilustración y dibujo de segunda categoría cuyos premios en metálico ayudaban a ganarse la vida a estos artistas.
A su vez, entre 1953 y 1956 se tiene registro de que se matriculó en asignaturas de Restauración de Obras de Arte que se impartían en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando para seguir trabajando en una tienda de muebles y antigüedades, que le daba estabilidad económica para poder continuar con su carrera artística hasta la década de 1970, fecha por la que parece que abandona definitivamente su profesión.
MAE, Inés Serrano Arnal, 2023
Cuadro al óleo, h. 1931. Concurso Nacional del Círculo de Bellas Artes de Madrid de 1931.
1931. Concurso Nacional del Círculo de Bellas Artes de Madrid 1932. XV Salón de los Humoristas españoles, organizado por la Unión de Dibujantes Españoles, Madrid. 1932. Salón Internacional de Humoristas, Viena. 1933. XVI Salón de Humoristas Españoles, organizado por la Unión de Dibujantes Españoles, Madrid. 1933. Concurso de carteles electorales organizado por la Unión de Dibujantes Españoles. 1934. Concurso de portadas de Blanco y Negro, Madrid (Premiada). 1934. Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid. | 1934. XVII Salón de Humoristas Españoles, organizado por la Unión de Dibujantes Españoles, Madrid. 1934. Exposición del Arte de Vestir, Barcelona (Premio de honor). 1935. Salón de Otoño, Círculo de Bellas Artes de Madrid. 1951. Exposición de figurines de teatro organizada por la Asociación de Dibujantes, Madrid. 1955. Exposición-concurso de abanicos, organizada por los almacenes Galerías Preciados, Madrid. Exposiciones de tarjetas navideñas organizada por los almacenes Galerías Preciados |
GONZÁLEZ, M., ALIX, J., REPLINGER, M. y CASO, A., Dibujantas. Pioneras de la ilustración. Catálogo, Madrid, Museo ABC, 2019. LOMBA SERRANO, C., Bajo el Eclipse. Pintoras en España, 1880-1939, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, colección Biblioteca de |
“El próximo estreno de Luna de mayo”, La Voz de Aragón, 2881, Zaragoza, 26-02-1935, p. 14. “Homenaje a María Rosa Bendala”, La Libertad, 4040, Madrid, 1-03-1933, p. 7. “La sustitución de los religiosos en la enseñanza”, El Adelanto, 15104, Salamanca, 23-07-1933, p. 4. “María Rosa Bendala laureada como figurinista”, La Voz de Aragón, 2954, Zaragoza, 18-05-1935. “Se afirma que…”, El día gráfico, 5067, Madrid, 30-12-1932, p. 11. | FORNET, E., “Carteles electorales”, Estampa, 303, Madrid, 28-10-1933, p. 11. La Prensa, 818, Madrid, 14-01-1944, p. 4. MARTORELL, R., “El XVII Salón de humoristas”, Crónica, 315, Madrid, 24-11-1935, p. 7. OTERO SECO, A., “Los cursillistas de todas las asignaturas se dirigen al ministro y crean una Asociación profesional”, Nuevo Mundo, 2068, Madrid, 27-10-1933, p. 34 SALAZAR, A., “María Rosa Bendala, la dibujante que proyecta los trajes de los artistas de los artistas de teatro”, ¡Tararí!, 98, Madrid, 2-03-1933, p. 5. |
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Referente del Noucentismo catalán, la artista se convirtió en una de las ilustradoras de mayor renombre de Barcelona y, junto a su padre, Isaac Albéniz, figura fundamental de la escena artística, cultural e intelectual de la ciudad condal durante los primeros años del siglo XX.
Fotografía de Laura Albéniz. Biblioteca de Catalunya
Laura Albéniz Jordana –hija del afamado compositor Isaac Albéniz y de Rosina Jordana– nace en Barcelona el 16 de abril de 1890 aunque poco después, la familia se traslada a Londres donde iniciará su formación artística de forma autodidacta. Será el ambiente cultural y artístico en el que se inscribe su familia lo que propiciará, por un lado, favorecer las inquietudes de la artista y, por otro, la recepción de influencias que determinarán el estilo de su obra. Las relaciones de Laura Albéniz con las amistades de su progenitor, como Paul Dukás, Gabriel Fauré o Debussy. Continuarán después de la muerte de éste en 1909 mediante el intercambio continuado de cartas y convirtiendo su casa en centro de tertulias y encuentros de las personalidades culturales más destacadas. La estrecha relación con su padre le permitió conocer de primera mano la obra de Ramón Casas, Darío de Regoyos o Ignacio de Zuloaga, imbuyéndose de ese ambiente de fin de siècle que marcará sus primeras obras.
Su primera etapa de producción se caracteriza por la representación de temas propios de la Belle Époque, configurando un mundo que, según Pilar Parcerisas, se mueve entre lo vache (espiritual), lo chic (elegancia y decorativismo) y lo dandi (refinado y elegante). Unos principios que se enraízan en la obra de uno de sus primeros maestros: Xavier Gosé. De él también le influirá su estilo, marcado por la línea, las diagonales y el dinamismo propio del art déco. De esta forma, Albéniz dará forma en sus ilustraciones la imagen de la nueva silueta femenina, a la mujer moderna que encarna el nuevo espíritu femenino modelado por los nuevos ideales de libertad, elegancia e inteligencia que venían representando años anteriores artistas como James Whistler (1834-1903) o Berthe Morisot (1841-1895) y, de forma coetánea en Barcelona, Ana María Smith.
En 1906, gracias a la intercesión del amigo de la familia Darío de Regoyos, realizó la primera muestra pública de sus obras con tan solo 16 años en el Musée Moderne de Bruselas. Desde el primer momento la crítica será unánime en alabar su obra durante toda su trayectoria artística, no pudiendo escapar tampoco los calificativos continuados hacia su belleza o feminidad, al igual que le ocurría en su época a la mayoría de las mujeres artistas.
Al año siguiente, en 1907, presentó su segunda exposición junto a Ismael Smith en el establecimiento de Josep Ribas en Barcelona. Las críticas continuaron siendo excelentes, subrayando especialmente su valor por su juventud. Presentó dibujos y pasteles realizados por su ambientación probablemente en Niza, donde alternaba residencia con París en ese periodo. En ellos continuó ahondando en la visión moderna y cosmopolita de la feminidad, tan en boga en esos años en la escena cultural francesa.
En 1911 Laura Albéniz consolida su reputación en su participación en la exposición Albéniz-Néstor-Smith-Andreu en las salas del Fayans Catalá. Este grupo de artistas, tratados anteriormente por la crítica como un grupo generacional, se presenta como agente de cambio en diferentes disciplinas artísticas presentando el noucentismo como movimiento de renovación hacia la modernidad. El crítico Alexandre Riquer definió a la artista como “una visión educada por los refinados y aun por los decadentes modernos, sin conocer a la artista, presiento sus entusiasmos por Lautrec, Aubrey Beardsley, Forain…”, tomando de ellos tres el carácter trágico, perverso y cínico de cada uno respectivamente.
En 1914 vuelve a exponer en Barcelona en las Galerías Dalmau. A través de este alrededor de cincuenta obras –entre dibujos, pasteles y acuarelas– deja patente la influencia recibida por su trabajo con Maurice Denis, fundador del grupo de los Nabis. También entre ellas se encuentran otras que muestran tipos femeninos propios de la tradición españolas, como manolas, bailaoras o gitanas, fruto de un viaje a Sevilla y de la inspiración en la temática de multitud de piezas musicales de su padre.
Así como expresó en sus diarios, este moderno concepto de lo femenino que defendía entraba en conflicto con el de una de sus grandes amistades e influencias: Eugeni d’Ors, de quién sí que tomará en los años treinta su impronta mediterraneísta a través de un estilo más redondeado y rotundo de las figuras.
Sus trabajos como ilustradora en prensa y de obras literarias ocuparon igualmente un espacio fundamental en su trayectoria artística. De forma también temprana, Albéniz realizó las ilustraciones de la Aldea ilusoria y El peregrino ilusionado de Gregorio Martínez Sierra en 1908, pero es con la ilustración a través de puntas secas de las Elegías de Eduardo Marquina que edita Gustavo Gili en 1935 cuando muestra verdaderamente todo su talento en este campo. Esta serie se expuso en las Galerías Syra de Barcelona.Sus trabajos, generalmente bajo la firma L. A., se mostrarán regularmente además en títulos de prensa periódica como La Esfera, La Gaceta Literaria, Nuevo Mundo, Blanco y Negro o D’Ací D’Allà, especialmente a partir de 1919.
Esta brillante y prometedora trayectoria artística se vio truncada repentinamente con su muerte en 1944 por un cáncer de pulmón. Aun así, consiguió convertirse en una de las figuras centrales del ámbito cultural de la ciudad condal a principios de siglo, dejando además un prolífico corpus artístico y una importante colección epistolar de los artistas y músicos más importantes de su tiempo.
MAE, Inés Serrano Arnal, 2022
Ex-libris de Francis Coutts Esquire. 1906
Ex-libris de Madeleine Lerolle. 1906
Ex-libris de J. Perucho. s.f. Colección J. Perucho
Dibujo para el ex-libris de Madeleine Lerolle. 1906
Grabado dedicado. 1906
Retrato de su hermana Enriqueta Albéniz. H. 1908-10
Gitana Venta Eritaña. 1914. Acuarela
Retrato de Vicente Moya. 1936-39
Autorretrato. Años 30
1906. Exposición Pages d’album en el Musée Moderne, Bruselas. 1907. Exposición junto a Ismael Smith en el establecimiento de Josep Ribas, Barcelona 1911.Exposición junto a Ismael Smith, Néstor Fernández y Marià Andreu en el Fayans Català, Barcelona. 1914. Exposición individual en las Galerías Dalmau, Barcelona 1935. Exposición en Galerías Syra, Barcelona |
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Pintora, grabadora y poetisa andaluza vinculada con el Ultraísmo de la que se conocen escasos datos biográficos y pocos ejemplos de su obra. Desarrolló su trayectoria profesional entre Madrid, París y Suiza, causando impresiones positivas entre sus colegas. Se le supone una personalidad inquieta y un gran talento creativo.
Fotografía de Ruth Velázquez
Ruth Velázquez fue artista plástica ―pintora y grabadora― y también poetisa. Es una de las grandes desconocidas de nuestro panorama artístico contemporáneo, a pesar de la admiración que le profesaban algunos renombrados intelectuales de la época. La prensa de aquellos años nos permite reconstruir parcialmente su trayectoria profesional, pues se le menciona en varias reseñas que le sitúan en algunas de las exposiciones artísticas que tuvieron lugar en Madrid en los años 20 y 30. A través de las elogiosas palabras de sus coetáneos podemos vislumbrar el talento creativo de la andaluza. Además, la reedición de su libro de poesía editado por una de sus bisnietas ha podido arrojar por fortuna algo de luz sobre la biografía de la enigmática artista, como ella misma la califica.
Ruth Velázquez era oriunda de Loja (Granada), y no de Sevilla, como se indica en alguna de las citadas reseñas periodísticas. Desconocemos si recibió formación artística alguna, aunque por alguno de los comentarios que se refieren a su obra, parece que poseía una poderosa intuición que guiaba su propio camino creativo. Residió en Madrid, aunque no permanecía largas temporadas en la ciudad, quizás por el espíritu inquieto con que la describen. Su bisnieta, Yanitzia Canetti, afirma que su vida transcurrió entre Madrid, París y las ciudades suizas de Berna y Ginebra, y que se casó con el médico suizo Alejandro Canetti.
En 1921 Guillermo de Torre le dedica un extenso comentario en la revista Ultra a raíz de la exposición “íntima”, es decir, ajena a los principales circuitos y salones de entonces, que la artista compartía en Madrid con Santiago Vera. El crítico se deshizo en halagos admirando la originalidad de ambos artistas y su capacidad para asimilar de forma ingénita el arte nuevo. El escrito anunciaba un viaje de la artista a París, incluyendo la aclaración de que su innata modernidad no procedía del extranjero, y el deseo de que no perdiera su personal visión ni sucumbiese a los influjos foráneos.
Al año siguiente la Revista de Bellas Artes reproducía un aguafuerte de la andaluza, subrayando la personalidad rebelde de su pintura y su obra gráfica, y empleando el término “ultrasentimentalismo” para describir sus composiciones. El grabado, una imagen inquietante y atractiva protagonizada por tres extrañas figuras blancas sobre un oscuro fondo negro (Canetti se pregunta si podría tratarse de sus tres hijos, María Luisa, Alejandro y Aurora, nacidos entre 1908 y 1915). La composición presenta en la parte inferior un expresivo barrido conseguido a base de rayados, demostrando así sus aptitudes técnicas. Se conocen otros aguafuertes de la artista que muestran paisajes y alguna escena de interior, de aspecto similar y que transmiten igualmente cierta turbación.
En los años 30 localizamos a la pintora en diversas exposiciones colectivas. Participó en el XII, XIII y el XV Salón de Otoño de la Asociación de Pintores y Escultores, celebrados en 1932, 1933 y 1935 respectivamente. En diversos comentarios de la crítica especializada se cita su nombre, pero es particularmente curiosa la opinión de Manuel Abril cuando menciona la Anunciación que Ruth Velázquez presentó en el Salón de 1933 ―junto con una segunda obra titulada La verbena―, por considerar que, como otros cuadros de la muestra de diferentes artistas que tampoco pertenecen a la estirpe de las grandes obras maestras, se sale de la heterodoxia pictórica que domina estos encuentros anodinos artísticos, dejando huella en el espectador (Abril, 1933, Luz).
Lo cierto es que su propuesta artística fue sin duda personal y ecléctica. De entre las escasas pinturas que conocemos de Ruth Velázquez, sorprende la tela titulada como La madre del comunismo, un desnudo de mujer con el vientre abierto a través del que se deja ver la gestación de un feto. Se trata de una escena de indudable carácter surrealista que nada tiene que ver, por ejemplo, con su amable visión geometrizante de Otoño, otro de sus cuadros. Es evidente que la artista se interesó por distintas poéticas.
En esa época Ruth frecuentaba el Café del Pombo, compartiendo tertulia con lo más granado de la intelectualidad madrileña. Salvador Bartolozzi la retrató junto a otras figuras que animaban el café en una serie de dibujos caricaturescos que se publicaron en Estampa a mediados de los años 30. Ella aparece junto con Bagaría y Gutiérrez Solana en el episodio titulado “Noche movida”, donde se narra la ajetreada velada de la cripta. Su paso por el mítico Pombo lo recuerda su amigo Ramón Gómez de la Serna en Almanaque literario de 1935, citándola como una de las últimas personas que allí se congregaban. También en esa publicación aparece la respuesta de la artista a la pregunta que lanzan los editores a ella y otras figuras de la intelectualidad: “¿Qué tres libros se llevaría usted a una isla desierta?”. Ruth Velázquez responde “Uno y dos: «La religión del hombre» y «El sentido de la vida» de Tagore. Tres: un libro en blanco para llenarlo”.
Quizá pensaba llenarlo de poemas, pues también cultivó la poesía, y su “facundia filosófica”, alabada en un anónimo comentario de prensa (La Acción, 1921), le valió para que Juan Manuel Bonet incluyese a esta autora en su antología de poesía ultraísta. En 1935 la casa Bolaños y Aguilar publicaba el libro Sol de la noche con un conjunto de poesías de la propia Ruth Velázquez, prologado por un apasionado y convincente Ramón Gómez de la Serna, empeñado en encender en el lector el deseo de lanzarse sobre las composiciones de la joven poetisa. En la cubierta aparecía un extraño dibujo de la artista, de carácter surrealista. Se trata del libro reeditado en 2021 (CBH Books).
Uno de sus poemas, “Divagaciones”, formó parte del número 10 de la zaragozana revista Noreste dirigida por Tomás Seral y Casas, quien quiso rendir homenaje a las heroínas españolas, “mujeres que desafían la desapacibilidad del actual vivir, consagrándose a una gimnasia espiritual que produce frutos sólidos y duraderos” (citado en Tudelilla, 2013). También en esas páginas se reproducía la pintura La muerte de Pierrot firmada por la creadora.
Cuando dio comienzo la Guerra Civil la artista se marchó a Suiza, y desde entonces se le pierde la pista hasta que regresa en los años 60 a Madrid y se instala en la casa de su hija María Luisa, donde siguió pintando. En esa ciudad falleció en 1969 Ruth Velázquez, una creadora que indudablemente ya podemos calificar de polifacética y misteriosa.
MAE, Inés Escudero Gruber, enero de 2023
Hermanos. 1921. Exposición de Ruth Velázquez y Santiago Vera, Madrid, 1921.
Amanecer. 1921. Exposición de Ruth Velázquez y Santiago Vera, Madrid, 1921.
La verbena. 1933. Óleo. XIII Salón de Otoño de 1933.
La Anunciación. 1933. Óleo. XIII Salón de Otoño de 1933.
Retrato. 1935. Óleo. XV Salón de Otoño de 1935.
Poesía. 1935. Óleo. XV Salón de Otoño de 1935.
1921. Exposición de Ruth Velázquez y Santiago Vera, Madrid, sede 1932. XII Salón de Otoño, Madrid, Palacio del Retiro. 1933. XIII Salón de Otoño, Madrid, Palacio del Retiro. 1935. XV Salón de Otoño, Madrid, Palacio del Retiro. 2022. Las Sinsombrero, Madrid, Centro Cultural de la Villa de Madrid Fernán Gómez. |
BONET, J.M., Las cosas se han roto. Antología de la poesía ultraísta, Sevilla, Fundación José Manuel Lara, 2012. CANETTI, Y., “La enigmática Ruth”, VELÁZQUEZ, R., Sol de la noche, Cambridge, Cambridge Brickhouse, 2021. LOMBA SERRANO, C., Bajo el eclipse. Pintoras en España, 1880-1939, Madrid, CSIC, 2019. TUDELILLA, C., “Homenaje de Noreste a las heroínas de vanguardia”, M-Arte y cultura visual, nº 7, 2013, pp. 103-112. |
ABRIL, M., “Los pintores analfabetos en el XIII Salón de Otoño”, Luz, Madrid, 7-10-1933, p. 8. ABRIL, M., Blanco y Negro, 20-10-1935, p. 91. Anónimo, “Gestos del día. Definiciones”, La Acción, Madrid, 7-6-1921, p. 1. Anónimo, “Los aguafortistas españoles”, Revista de Bellas Artes, nº 14, diciembre, 1922, p. 5. DE TORRE, G., “Dos pintores de vanguardia. Ruth Velázquez y Santiago Vera”, Vltra, Madrid, nº 12, 3-5-1921, p. 4. GALINSOGA, L., “El XV Salón de Otoño de la Asociación de Pintores y Escultores”, ABC, Madrid, 14-11-1935, pp. 7-8. | GÓMEZ DE LA SERNA, R., “El año pombiano”, Almanaque literario, 1-1-1935, pp. 172-179. IBERO, J., Blanco y Negro, 23-10-1932, p. 129. LEZAMA, A. de, “XIII Salón de Otoño”, La Libertad, Madrid, 8-12-1933, p. 8. Noreste, nº 10, Zaragoza, 1935. “Siluetas. Noche movida”, Estampa, nº 390, Madrid, 6-VII-1935. |
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Pintora nombrada en 1774 académica de Bellas Artes de San Carlos, Valencia.
Engracia de las Casas fue nombrada académica de Mérito y Directora Honoraria de la Real Academia de San Carlos de Valencia, el 23 de octubre de 1774, tras presentar una imagen de la Virgen con el Niño al pastelf. La pintora residía en Barcelona según consta en el acta. Su padre, Juan Felipe de Castaños también obtendría un año después el título de académico en la institución valenciana, en su caso de Honor. Castaños era intendente del Ejército y Marina de Cataluña, y delegado de la Junta de Comercio de Barcelona. Al año siguiente, también su hijo, Xavier Antonio de Castaños, capitán del regimiento de infantería de Soria, era nombrado académico de Honor. En la carta de agradecimiento que envió este último, declaraba su amor por las artes y su predisposición a fomentarlas. Para demostrar su afición al arte argumentaba que a pesar de no tener 20 años, ya había visto nacer la Escuela de Dibujo fundada por su padre en Barcelona. Una escuela a la que en 1775 su hermana Engracia donó varios modelos de yeso de su propiedad que la Junta consideraba «un monumento del delicado gusto de su Señora».
En las cartas de agradecimiento por su admisión en la Academia de San Carlos, con la humildad de una dama bien educada y el protocolo al que las convenciones sociales obligaban, la pintora agradece a los miembros de la Junta que la hubieran «ensalzado a ser del número con mérito, sin tenerle». Por su parte, su padre en otra carta que también fue leída en la Junta afirma que el profesor de su hija, Pascual Molés fue quien le animó a presentar el trabajo y entendía que con ello la estimulaba «en el noble y honesto» entretenimiento de la pintura. El intendente aprovecha la ocasión del nombramiento de su hija para mostrar su «esperanza de hacer una escuela subalterna de esa Academia». Castaños fue intendente del Principado de Cataluña entre 1763 y 1776, bajo su mandato se creó la Escuela de Dibujo de la Llotja de Barcelona, que sería posteriormente Reial Acadèmia de Belles Arts de Sant Jordi.
Engracia de las Casas era hija de María Aragorri y Olavide, natural de Hendaya, viuda de Manuel Antonio de las Casas y de la Cuadra, caballero de la orden de Santiago e intendente de Marina en las costas de Cantabria. La madre de la pintora se había vuelto a casar en 1757 con el intendente Castaños. Hijo de este segundo matrimonio fue Francisco Xavier Castaños y Aragorri, capitán general de Cataluña, I duque de Bailén y, en 1816, presidente de la Junta de Comercio de Barcelona, de la cual dependía la citada escuela de la Llotja. Engracia era también sobrina de Simón Aragorri Olavide, marqués de Iranda y Ministro de Hacienda, cuyas relaciones familiares con la clase dirigente catalana contribuyeron —según afirma la historiografía— a su encumbramiento. Unas relaciones que formaron «una amplia red social y de negocios que se desarrolló a partir del núcleo familiar y que tuvo ramificaciones no solo en España sino en países de Europa y América». Los hermanos varones de la pintora aumentaron la influencia familiar: Simón de las Casas, protegido de Floridablanca, fue secretario de embajada en Viena y Berlín, donde trató a Federico II de Prusia. El otro hermano, Luis de las Casas, hizo la carrera militar, a los trece años entró en la corte gracias al conde de Aranda. Formó parte de la expedición a Argel, ascendió a mariscal de campo y a capitán general de Cuba, Luisiana y Florida. También fue gobernador de La Habana donde fundó la Casa de Beneficencia y la primera publicación de la isla, el Papel periódico, y presidió la Sociedad Económica de Amigos del País.
Las redes familiares se extendieron con los matrimonios de las hermanas de Engracia. La mayor, Isabel de las Casas, se casó con Jerónimo Girón y Moctezuma y fueron padres de Pedro Agustín Girón, III marqués de las Amarillas y duque de Ahumada, que escribió sus Recuerdos (1778-1837) en tres volúmenes. La otra hermana, Rosa, se casó con el militar irlandés Alejandro O’Reilly, I conde de O’Reilly, que se encargó de la organización militar y económica de Cuba, Puerto Rico y la Luisiana. Durante su mandato como gobernador de Cádiz (1780-1786) fundó la Escuela de Dibujo, Aritmética y Geometría, precedente de la Academia de Bellas Artes de Cádiz fundada en 1789 (Triviño, 2011: 32). María de la Concepción Castaños Aragorri, hija del segundo matrimonio de la madre de Engracia y hermana del I duque de Bailén, se casó con el barón de Carondelet, presidente de la Real Audiencia de Quito. El palacio de Carondelet en Quito es actualmente sede del gobierno de Ecuador.
Aunque la familia era de origen vasco tras la muerte del padre se trasladaron a Barcelona, donde Engracia se educó. Allí se casó en 1779 con Pedro Gómez Ibar Navarro, consejero de Castilla y ministro de la Audiencia de Barcelona. Pero cuando en 1805 quedó viuda vivía en Madrid en la Corredera de San Pablo. Su hija, Dolores Gómez de la Serna y de la Casas, sería I marquesa de Ulagares. Los vínculos de la saga familiar muestran cómo una aristocracia emergente formada por militares y funcionarios tejieron unas redes clientelares que abarcaban todos los campos políticos y económicos, pero también sociales y culturales. Muchos de los parientes de la pintora eran miembros activos de las Sociedades Económicas de Amigos del País, cuyo importante papel tuvo implicaciones económicas, pero también culturales pues fomentaron la creación de escuelas y academias artísticas. La admisión de Engracia de las Casas en la institución valenciana (apenas consolidada en aquellos años y dependiente de la de Madrid), sin duda buscaba aprovechar el prestigio de la familia.
A pesar de su pertenencia a la clase alta la historiografía del arte decimonónica ni siquiera la recoge como pintora aficionada, quizá siguiendo la estela de Vicente Boix que, en su Noticia, no la incluyó probablemente por su origen vasco-catalán. Sin embargo, Felipe María Garín, en su libro sobre el origen y primeros años de la institución valenciana, la menciona dos veces, una por su nombramiento y la otra al hablar de las primeras donaciones que recibió la Academia de San Carlos. Se trataba de varios modelos «dignos de particular estimación» (1945: 66 y 78). Modelos que todavía hoy son utilizados en la Universitat Politècnica de València como material docente para la asignatura de dibujo básico en el Grado de Bellas Artes y que han adquirido un gran valor histórico.
Actuaciones como estas donaciones nos llevan a afirmar que no podemos juzgar únicamente su labor académica en función de las obras que pudieron ejecutar, sino que debe ser tenido en cuenta su papel como donantes y comitentes de obras de arte. Una muestra de la implicación de Engracia en el comisionado de obras es el Retrato del Intendente Castaños, realizado por Antonio Rafael Mengs y que copió Mariano Illa, según consta en el archivo académico, por encargo de la Junta de Comercio en 1787, cuando ya había fallecido el intendente. En el lienzo el intendente sostiene un libro en el que se lee «Estatutos de la Academia de Dibujo y Grabado», actualmente se encuentra en el museo de la academia catalana y procede de la Presidencia de la Escuela de Dibujo de la Llotja con la que su hija Engracia mantuvo estrechas relaciones. En 1775, consta en las actas la donación que hizo a la escuela de tres cabezas de yeso de su propiedad.
El retrato original que pintó Mengs, lo menciona Ponz en su Viage de España señalando que la cabeza había sido realizada excelentemente y que el resto fue acabado por otro pintor. Ceán Bermúdez calificó esta como una de las mejores obras de Mengs. Ambos autores coinciden en señalar que el cuadro era propiedad de Engracias de las Casas. También su padre había encargado unas obras a Mengs siendo presidente de la Junta de Comercio de Barcelona para el altar de la capilla de la Llotja. La decoración se completaba con dos pinturas que encargaba Pascual Pere Molés a dos profesores de la academia valenciana. Molés, que había sido el profesor de pintura de Engracia fue quien dirigió la Escuela de Dibujo de la Llotja desde su fundación hasta 1797.
MAE, Mariángeles Pérez-Martín, 2023.
Virgen con el Niño, ca. 1774. Pastel. Paradero desconocido.
PÉREZ-MARTÍN, Mariángeles, Ilustres e ilustradas. Académicas de Bellas Artes (ss. XVIII-XIX), Valencia, Tirant lo Blanch, 2020. |
Archivo de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos (ARASC). Legajo 68-A/6/66. |
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Valencia, 1757 – doc. 1799
Pintora nombrada en 1776 académica de Bellas Artes de San Carlos, Valencia.
Josefa Mayans y Pastor (Valencia, 1757 – doc. 1799) fue nombrada académica en la junta del 21 de octubre de 1776, la misma en la que Micaela Ferrer, también académica de San Carlos de València, mostró el óleo que le valió su segundo título. Josefa sometió a juicio de la Junta una imagen de Nuestra Señora de medio cuerpo pintada al pastel obteniendo el título de académica de mérito con honores de directora. Nació en Valencia, aunque al casarse se trasladó a vivir a Oliva (Valencia), pues allí residía cuando nació su hijo Severino. Josefa era sobrina del erudito Gregorio Mayans Siscar y su padre fue Secretario del Santo Oficio de la Inquisición de Valencia, cargo que ocupó posteriormente su esposo Fernando Siscar.
MAE, Mariángeles Pérez-Martín, 2023.
Nuestra Señora, ca. 1776. Pastel. Paradero desconocido.
PÉREZ-MARTÍN, Mariángeles, Ilustres e ilustradas. Académicas de Bellas Artes (ss. XVIII-XIX), Valencia, Tirant lo Blanch, 2020. |
ARASC. Libro de Actas de San Carlos 1768-1786. “Junta General 21 de octubre de 1776”, s. p. |
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