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Madrid, 1847 – San Agustín de Guadalix, 1918
La personalidad de Adela Ginés revela a una mujer progresista, polifacética y comprometida activamente con mejorar la sociedad y, especialmente, la consideración de las mujeres. En el ámbito artístico, es una de las escasas artistas españolas que se dedicaron a la pintura y a la escultura, obteniendo reconocimiento de la crítica en ambas disciplinas.
Fotografía de Adela Ginés
La personalidad, aún muy desconocida, de Adela Ginés revela a una mujer progresista, polifacética y comprometida activamente con mejorar la sociedad y, especialmente, la consideración de las mujeres. En el ámbito artístico, Adela Ginés es una de las escasas artistas españolas que se dedicaron a la pintura y a la escultura, obteniendo el reconocimiento de la crítica en ambas disciplinas.
Nació en Madrid en el seno de una familia de origen manchego perteneciente la alta burguesía, que favoreció que recibiera una educación con nociones de dibujo y pintura. Fue la muerte de su padre y, posteriormente, la de su madre, así como la decadencia económica de la fortuna familiar, la que condicionaría que Adela Ginés tuviera que desarrollar una actividad profesional para vivir. En 1875 se tituló en la Escuela de Institutrices de Fernando de Castro, lo que le permitió desempeñar una de sus pasiones, como fue la docencia, aplicando métodos pedagógicos extranjeros inéditos en la España de este momento.
En 1878 publica el libro Apuntes para un álbum del bello sexo. Tipos y caracteres de la mujer, que recoge una serie de artículos que originalmente escribe para La Iberia ese mismo año, ejerciendo así su capacidad como escritora recopilando desde una óptica femenina diversos tipos de mujer de larga tradición literaria.
Se conservan dibujos de niños y flores fechados en estos años, en los que Adela Ginés recibió una pensión de la Dirección de Instrucción Pública para formarse como artista. Asistió a la Escuela Superior de Artes e Industrias de Madrid, recibiendo clases del escultor Francisco Molinelli y Cano, quien le transmitiría el interés por la escultura. En 1878 –recoge Estrella de Diego- fue una de las primeras mujeres matriculadas en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid, asistiendo a las clases del Catedrático de Paisaje Carlos de Haes y al estudio de Sebastián Gessa, con quien especializó su pintura en bodegones y flores.
A partir de 1881 Adela Ginés compaginó la docencia en la Asociación para la Enseñanza de la Mujer (impartiendo clases de Modelado, Pintura y Dibujo al yeso y estampa) y en la Escuela Normal Central de Maestras, con su participación en exposiciones nacionales e internacionales y con la actividad en su estudio, donde ejerció como maestra de numerosas discípulas.
En ese año de 1881 concurrió por primera vez a la Exposición Nacional de Bellas Artes con dos pinturas –Paisaje (río Guadalix) y Una aldeana de la provincia de Madrid-. A partir de 1882 comenzó a exponer pinturas de temática floral que recibieron elogiosas críticas sobre “la delicadeza de la ejecución, combinación de matices, interpretación del colorido”; Pérez Nieva destacó su “pincel fácil y ligero, pinta con aplomo, sintiendo bien la mancha”. No obstante, bajo la influencia de los prejuicios existentes, las críticas hacen hincapié en la deuda contraída con su maestro, Gessa; así, las opiniones más favorables señalan que la obra “podía pasar por ser de la mano del maestro”, aunque otros críticos logran valorarla de forma independiente “Adela Ginés tiene la inteligente destreza en encerrar en el cáliz de una flor una idea”. Además de los floreros, la pintora especializó su producción en bodegones, como Bodegón de naranjas y en escenas protagonizadas por pájaros -como buitres, gallos, palomas- que le sirven para realizar metáforas sobre la naturaleza humana. Pinturas de esta última temática recibieron Medallas de Tercera en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1897 –por Presidio suelto-, en 1901 -por Casa de vecindad- y en 1912 -por Por salir de picos pardos-.
Trabajó la disciplina de la escultura en igual cantidad que la pintura y el dibujo. En 1887 el crítico Fernández Bremón escribió: “Sería impolítico no consignar el caso extraño de una señorita exponiendo en la sección de escultura: doña Adela Ginés y Ortiz, que presenta un alto relieve en barro, titulado Amor de madre”. Adela Ginés fue durante décadas la única escultora en las exposiciones españolas y abrió puertas para que otras escultoras accedieran a este ámbito, considerado masculino. Sus trabajos –en barro cocido y modelado en yeso- recibieron reconocimientos en forma de galardones como la Tercera Medalla en la Exposición Universal de Barcelona por Gallo muerto (1888), la Mención Honorífica de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1892 por la escultura Canto de Victoria y Terceras Medallas por Un malhechor (en 1895) y Aborreceos los unos a los otros (1899), ésta, elogiada vehemente por la crítica: “Yo no recuerdo símbolo más amargo ni que más impresión produzca. Es una protesta valiente, sentidísima contra la guerra, contra los odios humanos que la encienden. La originalidad es innegable y la factura es la que da siempre en cuanto hace Adela Ginés: delicada y enérgica á la vez”.
Su denuncia de la injusticia le llevó a renunciar a la Mención Honorífica concedida en la Exposición Nacional de 1892 y a firmar la carta enviada al Ministro de Estado para exigir la admisión de la pintora Inocencia Aragón en la oposición de plaza de pensionada de Paisaje en la Academia de España en Roma, pensión nunca antes contemplada para una mujer. En 1907 formó parte de las fundadoras del Centro Iberoamericano de cultura popular femenina (dependiente del Centro iberoamericano de Cultura Popular) cuya finalidad era promover la formación de la mujer y su “libertad de acción que debe extenderse desde el hogar a todos los ámbitos de la sociedad”.
A comienzos del siglo XX Adela Ginés se trasladó a San Agustín de Guadalix (Madrid) con su compañero sentimental, Sebastián Gessa, localidad en la que falleció el 6 de abril de 1918; la prensa recogió su fallecimiento y ensalzó su comprometida personalidad y su talento como artista.
MAE, Lina Malo Lara, 2014
Paisaje (Río Guadalix). 1881. Exposición Nacional de Bellas Artes de 1881. Paradero desconocido. Una aldeana de la provincia de Madrid. 1881. Exposición Nacional de Bellas Artes de 1881. Paradero desconocido. Retrato de D. Fernando de Castro. 1881. Donado al Fundador de la Asociación para la Enseñanza de la Mujer. Paradero desconocido. Un frutero. 1883. Exposición Universal de Múnich de 1883. Paradero desconocido. Frutas y flores. 1884. Pintura (94 x 68 cm). Exposición Nacional de Bellas Artes de 1884. Paradero desconocido. Flores y frutas. 1884. Pintura (94 x 68 cm).. Exposición Nacional de Bellas Artes de 1884. Paradero desconocido. Estudio de flores del campo. 1884. Pintura (25 x 45 cm). Exposición Nacional de Bellas Artes de 1884. Paradero desconocido. Amor de madre. 1887. Altorrelieve en barro (31 x 22 cm). Exposición Nacional de Bellas Artes de 1887. Paradero desconocido. Florero I. 1887. Pintura (51 x 31 cm). Exposición Nacional de Bellas Artes de 1887. Paradero desconocido. Frutero. 1887. Pintura (39 x 51 cm). Exposición Nacional de Bellas Artes de 1887. Paradero desconocido. “El miedo no guarda…”. 1887. Pintura (120 x 70 cm). Exposición Nacional de Bellas Artes de 1887. Paradero desconocido. La vanidad. 1890. Pintura (80 x 50 cm). Exposición Nacional de Bellas Artes de 1890. A la expectativa. 1890. Óleo sobre lienzo (150 x 75 cm). Exposición Nacional de Bellas Artes de 1890, Exposición General de Bellas Artes de Barcelona de 1891. Paradero desconocido. Florero II. 1890. Pintura (84 x 50 cm). Exposición Nacional de Bellas Artes de 1890. Paradero desconocido. Florero III. 1890. Pintura (46 x 25 cm). Exposición Nacional de Bellas Artes de 1890. Paradero desconocido. Pensamientos I. 1890. Pintura (15 x 27 cm). Exposición Nacional de Bellas Artes de 1890. Paradero desconocido. Pensamientos II. 1890. Pintura (15 x 27 cm). Exposición Nacional de Bellas Artes de 1890. Paradero desconocido. | Lucha por la existencia. 1892. Pintura (74 x 110 cm). Exposición Internacional de Bellas Artes 1892 de Madrid, Exposición Universal de Chicago 1893. Paradero desconocido. Retrato. 1892. Bajorrelieve (40 x 30 cm). Exposición Internacional de Bellas Artes 1892 de Madrid.. Paradero desconocido. Canto de victoria. 1892. Barro cocido, original de la copia en bronce que se conserva. Exposición Internacional de Bellas Artes 1892 de Madrid (Mención honorífica que Ginés renunció). Drama entre flores. 1892. Óleo sobre lienzo (84 x 54 cm). Exposición Internacional de Bellas Artes 1892 de Madrid. Paradero desconocido. Frutas. 1893. II Exposición Bienal del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Paradero desconocido. Uvas. 1894. Paradero desconocido. En un banco. 1895. Paradero desconocido. Un malhechor. 1895. Barro cocido (83 x 35 cm). Exposición General de Bellas Artes de Madrid de 1895 (Medalla de Tercera Clase). Paradero desconocido. Estudio de naturaleza muerta. 1904. 25 x 45 cm. Exposición General de Bellas Artes de Madrid de 1904. Paradero desconocido. Allá va la nave: quién sabe do va? 1904. Escultura (90 x 75 cm). Exposición General de Bellas Artes de Madrid de 1904. Paradero desconocido. Un estudio. 1912. Lápiz sobre papel (31 x 43 cm). Exposición General de Bellas Artes de 1912. Paradero desconocido. Un estudio. 1912. Lápiz sobre papel (30 x 20 cm). Exposición General de Bellas Artes de 1912. Paradero desconocido. Colección de estudio de paisaje. 1912. Lápiz sobre papel (93 x 103 cm). Exposición General de Bellas Artes de 1912.. Paradero desconocido. Ciruelas. 1917. Óleo sobre lienzo (18 x 24 cm). Exposición Nacional de Pintura, Escultura y Arquitectura de Madrid de 1917. Paradero desconocido. Gladiolos. 1919. Óleo sobre lienzo. Legado de la autora al Museo Nacional de Arte Moderno. Paradero desconocido. Fresones. ant. 1920. Óleo sobre lienzo (24 x 22 cm). I Salón de Otoño de 1920. Paradero desconocido. |
1881. Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid. 1883. Exposición Universal de Munich. 1884. Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid. 1885. Exposición de la Sociedad de Escritores y Artistas, Madrid. 1886. Exposición de la Sociedad de Horticultura de España, Madrid. 1887. Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid. 1888. Exposición Universal de Barcelona (Tercera Medalla). 1889. Exposición Universal de París. 1890. Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid. 1891. Exposición General de Bellas Artes, Barcelona. 1891. Exposición Universal de Berlín. 1891. Exposición Bienal del Círculo de Bellas Artes, Madrid. 1892. Exposición Internacional de Madrid (Mención honorífica). 1893. Exposición Universal de Chicago. 1893. Exposición Bienal del Círculo de Bellas Artes, Madrid. | 1894. Exposición Bienal del Círculo de Bellas Artes, Madrid. 1895. Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid (Tercera Medalla). 1895. Exposición Internacional y Colonial de Saint Etienne (Mención honorífica) 1897. Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid (Medalla de Tercera). 1898. Exposición de la Real Academia de San Carlos de México. 1899. Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid (Tercera Medalla). 1900. Exposición Universal de París (Mención honorífica) 1901. Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid (Medalla de Tercera). 1902. Exposición Extraordinaria del Círculo de Bellas Artes. 1904. Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid 1910. Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid 1912. Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid (Medalla de Tercera). 1917. Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid |
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María Luisa de la Riva alcanzó un notorio reconocimiento internacional con sus representaciones de naturalezas muertas, algunas, ejecutadas en grandes y polémicos formatos. Afincada en París, estuvo firmemente comprometida con la visiblización de las artistas, formando parte de asociaciones como la Union des Femmes Peintres o el Syndicat des artistes femmes.
María Luisa de la Riva en su taller de París, fotografía en La Ilustración Artística, Barcelona, 5-1-1900, p. 5.
La pintora María Luisa de la Riva es la artista española que alcanzó mayor proyección internacional en el último cuarto del siglo XIX, aunando en su obra el reconocimiento de la crítica, la demanda del mercado y el compromiso con la reivindicación de la profesionalización de las mujeres artistas.
Nacida en Zaragoza, donde residió los primeros años de su vida y comenzó su formación artística, la carrera militar de su padre determinó que la familia se trasladase a Madrid, donde continuó su formación con Mariano Bellver y Antonio Pérez Rubio. Con 22 años participó en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1881, exhibiendo la pintura Flores, género en el que especializó su producción y que obtuvo la opinión favorable de la crítica, que ya en esta primera etapa la comparaba con el maestro Sebastián Gessa.
Entre 1881 y 1888 María Luisa de la Riva participó en numerosas exposiciones, nacionales e internacionales, siendo la única mujer seleccionada para la Exposición Sud-Americana de Berlín de 1886. Obtuvo en este período diversos galardones como el Diploma de Mérito en la Exposición Literario-Artística de Madrid de 1884, la Tercera Medalla en la Exposición Aragonesa de Bellas Artes de 1885 y la Mención honorífica en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1887.
En 1889 María Luisa de la Riva se trasladó, con su esposo, el artista Domingo Muñoz Cuesta, a París, donde residieron hasta 1914. La artista continuó su formación en el taller de Chaplin e inició su actividad expositiva en la capital francesa; la acogida de su obra por parte de la escena artística parisina fue un rotundo éxito, logrando la Tercera Medalla en la Exposición Universal de 1889 y convirtiéndose en una artista habitual en el Salon parisino.
La crítica valoró de forma elogiosa la producción pictórica de María Luisa de la Riva, que se adscribía, en principio, al modelo asociado a las artistas: pintora especializada en flores y frutas, esposa y madre ejemplar. Ello le permitió ser aceptada por los círculos artísticos -como la Société des Artistes Français, la Société d’aquarellistes français, la Société populaire des Beaux-Arts y la Asociación de Artistas Españoles residentes en Francia- y, una vez integrada en ellos, reclamó la valoración de su talento como profesional de la pintura.
Su compromiso con la visibilización y promoción de las artistas la llevó a ser miembro relevante de colectivos como la Union de Femmes Peintres et Sculpteurs, Les Femmes Artistes y el Syndicat des artistes femmes, peintres et sculpteurs (SAFPS); más allá de las fronteras galas, fue miembro de la Sociedad de Pintoras de Berlín y Socia de Honor de la Sociedad de Pintoras de Viena, en cuyas exposiciones, dedicadas a mujeres artistas, participó. En la Exposition de Femmes Peintres et Sculpteurs de París de 1898 recibió la Ordre des Palmes Académiques de Francia y su nombramiento como Officier d’Académie (Palma de Plata), en reconocimiento a su contribución a la cultura francesa. Otros reconocimientos internacionales que consiguió fueron la Orden del Nischam Yfttikai de Túnez y la Roseta de Oficial de Instrucción Pública del Ministerio de Bellas Artes francés, así como galardones en diferentes exposiciones: en la Exposición Universal de París de 1900 (Medalla de Plata), en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes de Madrid (Mención honorífica en 1895 y Medalla de Tercera clase en 1897 y 1901) y en la Exposición Universal de Barcelona de 1898 (Tercera Medalla).
María Luisa de la Riva especializó su obra en bodegones con frutas y floreros, géneros que utilizó para transgredir los principios académicos y las limitaciones impuestas a las artistas, llevando a cabo obras en grandes formatos, cuyos motivos superaban el tamaño natural. Este quebrantamiento de las normas conllevó, por un lado, el desaire de parte de la crítica y, por otro, la valoración de su valentía creativa. También dedicó parte de su producción al retrato, escenas costumbristas y paisajes. Su versatilidad en el tratamiento de diferentes técnicas pictóricas como el óleo, pastel, acuarela o gouache, le permitió llevar a cabo una amplia producción artística.
En el año 1914, a consecuencia de la I Guerra Mundial, María Luisa de la Riva regresó a España, instalándose en Madrid. La artista continuó participando en exposiciones internacionales y nacionales, obteniendo la Segunda Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1920.
Con 67 años, en 1926, la pintora zaragozana falleció en Madrid, tras 45 años de exitosa trayectoria profesional. La prensa recogió la noticia de su muerte y publicó numerosos artículos que ponían en valor su talento creativo. Un año después, el Estado español le rindió homenaje dedicándole la Exposición de Arte Español Contemporáneo celebrada en Buenos Aires en 1927.
MAE, Magdalena Illán Martín, abril 2020.
Flores y frutas 1881 Óleo sobre lienzo. Catálogo de la Segunda Exposición del Círculo de Bellas Artes, Madrid, 1881. Flores (Álbum de la Infanta Dª. Paz de Borbón) 1882 Acuarela sobre papel. Patrimonio Nacional, Madrid. Pensamientos 1888 Óleo sobre lienzo. 13,2 x 20,4 cm. Colección particular. Uvas 1893 Óleo sobre plato de cerámica. 40 cm. dm. Colección particular. Frutos de verano 1893 Óleo sobre lienzo. 200 x 100 cm. Colección particular. Joven con ramo de flores H. 1896 Pastel sobre papel. 91 x 53,5 cm. Colección particular. | Cristantemos 1897 Acuarela y lápiz sobre papel. 59 x 47 cm. Musée d’Etampes (Étampes, Francia). El estanque 1898 Acuarela sobre papel. 22,5 x 25 cm. Colección particular. Nenúfares H. 1898 Acuarela y lápiz sobre papel. 18 x 24,5 cm. Colección particular. Flores H. 1898 Acuarela y lápiz sobre papel. 25 x 21,5 cm. Colección particular. Muchacha con flores H. 1900 Óleo sobre lienzo. Colección particular. Vendedora de flores H. 1900 Óleo sobre lienzo. Colección particular. |
1881, 1882, 1883, 1919. Exposición del Círculo de Bellas Artes, Madrid. 1881, 1884, 1887, 1892, 1895, 1897, 1901, 1904, 1920, 1922. Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid. 1881, 1882, 1883. Galería Hernández, Palacio de Arenzana, Madrid. 1882. Exposición Provincial de Bellas Artes, Cádiz. 1882. Exposición de la Asociación para el Fomento de las Bellas Artes, Gerona. 1883. Sala Parés, Barcelona. 1884, 1885, 1889. Exposición Literario-Artística, Asociación de Escritores y Artistas, Escuelas de Aguirre, Madrid. 1885. Casa Marxuach, Barcelona. 1885. I Exposición Aragonesa de Bellas Artes, Zaragoza. 1886. Exposición Sud-Americana, Berlín. 1888. Exposición Universal, Barcelona. 1889. Exposición Universal, París. 1890. Pintura española, Cámara de Comercio, Buenos Aires. 1890. Exposición Internacional. Múnich. 1892-1914. Salon des Artistes Français, París. 1894. Exposición Artística. Bilbao. | 1896. Exposición individual, Syndicat des artistes femmes, peintres et sculpteurs, París. 1896. I Exposición Femenina de la Sala Parés, Barcelona. 1896-1914. Salon de la Union des Femmes Peintres et Sculpteurs, París. 1897. Exposición Internacional. Múnich. 1898. IV Exposición General de Bellas Artes e Industrias Artísticas, Barcelona. 1900. Exposición Universal, París. 1900. Exposición de Arte Español, San Petersburgo. 1900. Casa Amaré, Madrid. 1901. Société Nationale des Beaux Arts, París. 1902-1903. Exposición de la Asociación de Artistas Españoles residentes en Francia, París. 1903. Sala de Arte Moderno, Museo Provincial de Pinturas, Córdoba. 1919. IV Exposición de la Asociación de Pintores y Escultores, Bilbao. 1919. Ateneo, Madrid. 1919, 1921. XV Exposición Pinelo de Pintura Española, Sala Witcomb, Buenos Aires. 1919. Exposition de Peinture Espagnole Moderne, París. |
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Carolina del Castillo es una de las pintoras que engrosan la amplia nómina de mujeres artistas en España a finales del siglo XIX. Su vida estará muy marcada por una serie de circunstancias personales, circunstancias que incluso la llevarán a desarrollar su faceta artística.
Carolina del Castillo, Autorretrato. Colección particular.
Carolina del Castillo es una de las pintoras que engrosa, la amplia nómina de mujeres artistas activas en España a comienzos del siglo XX. Su vida estuvo marcada por una serie de circunstancias personales que repercutieron en el desarrollo de su faceta creativa.
Nace en Gijón en 1867, en el seno de un hogar burgués, lo que le permite recibir una esmerada educación. Era muy frecuente que las señoritas de familias burguesas se dedicaran a la pintura, aunque no todas destacaron como lo hizo Carolina. Desde muy pronto mostró inquietudes por las artes, sobre todo por la música, la pintura y el dibujo, tomando sus primeras clases en esta materia con un grabador.
Con veintitrés años contrae matrimonio y fruto de él nacen seis hijos, de los que dos fallecen muy jóvenes. Este hecho va a marcar profundamente a la pintora, que va a encontrar en la práctica artística un lugar de evasión. Será con la muerte de su primer hijo, en el año 1906, cuando inicie las clases de pintura con el pintor José Nicolau Huguet, aún en su ciudad de origen. Siguió tomando lecciones con él hasta su muerte, aunque en 1909 con la pérdida de su segunda hija, se plantea marcharse a Madrid, idea que no hace definitiva hasta 1914.
En aquellos años de creación en Gijón, participó en diferentes exposiciones y poco a poco, su obra adquiere un cierto reconocimiento, toda ella firmada como “Krolina”. De este modo, concurre a la Exposición Nacional de Bellas Artes del año 1908, figurando entre la crítica artística de J. Palomo, que se refiere tanto al movimiento feminista en el arte, como a las características destacables del estilo de la pintora: “El feminismo en el Arte es hoy día un hecho real, digno de la atención de la crítica; es un fenómeno que no puede sustraerse a nuestra consideración por lo que representa para el futuro posible de la pictórica y de las artes decorativas, y los instantes que a su estudio consagremos no serán minutos perdidos (…) en composición y figura las señoritas doña María López Díaz, doña Carolina del Castillo, doña María Elena Camarón, doña Concepción González Martínez, doña María Gutiérrez Cueto….”. La encontramos también en las Exposiciones Nacionales de los años 1910 y de 1912.
Una vez en Madrid, conoce al afamado pintor Cecilio Pla, con el que más tarde toma clases que la llevarán a dar un salto estilístico y a aventurarse en nuevas obras no tan sujetas al dibujo y a la sobriedad. La capital le va a permitir, además, estudiar de primera mano las pinturas de los grandes maestros del Museo del Prado, especialmente a Tiziano y Velázquez, influencias directas en su posterior producción de desnudos. En estos años la artista conectará con la pintura pleinairista, de clara influencia impresionista, que tanto incidirá en sus paisajes. También desarrollará gran número de retratos y practicará el género del desnudo. Evidentemente, éste último le acarreará problemas con la sociedad moralista de principios del siglo XX, y tal y como ya venía siendo habitual desde el siglo anterior.
Será precisamente el desnudo, una de las temáticas más destacadas en su producción, por la excepcionalidad con la que lo trabaja. Éste posee gran fuerza y elegancia, y guarda relación con la obra de Velázquez, Tiziano y del pintor cordobés Julio Romero de Torres. Todo queda ejemplificado en la obra Desnudo o El descanso de la modelo, donde se observa una excelente composición, tan destacada en su pintura desde sus inicios, así como una gran elegancia y dinamismo, que la aleja de su inicial estilo encorsetado vinculado a las enseñanzas de Huguet. Por ello, se diferencian dos etapas claras en su producción artística: la primera, vinculada a las enseñanzas de este último pintor, con obras como Curioso Hallazgo, Medalla de Bronce en la Exposición Regional Gallega, y una segunda, con una fuerte influencia de la pintura de tintes luministas de Cecilio Pla, como se ve en el desnudo previamente tratado.
Estilísticamente, Carolina del Castillo va a brillar por un uso excelente del colorido, por una técnica de ejecución ágil y una pincelada ligera, capaz de captar el instante. La sensación de inacabado va a ser frecuente en estas obras, mayoritariamente en paisajes y retratos de sus últimos años, como Paisaje de Santa Cruz de Bezana, o en el Retrato de mujer, fechado en 1924 y conservado en el Museo de Bellas Artes de Asturias, Oviedo.
Tras unos años en Madrid, donde estableció grandes lazos con la intelectualidad, regresa a finales de la década del siglo XX a Gijón, falleciendo en 1933.
Desde siempre, su obra fue muy valorada a nivel nacional, en general, y por sus paisanos en particular, ya que se llevaron a cabo una serie de Exposiciones Homenajes en torno a la pintora en diferentes instituciones culturales de la ciudad de Gijón, tales como el Museo Casa Natal de Jovellanos o la Galería Botticelli.
MAE, Carmen Rodríguez Serrano, abril de 2024, DOI: 10.26754/mae1803_1945
1908. Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid. 1909. Exposición Regional Gallega, Santiago de Compostela (Medalla de bronce) | 1910. Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid. 1912. Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid. |
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El Heraldo de Madrid (Madrid, 18-10-1910), p. 2. El País (Madrid, 08-05-1908), p. 1. |
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Emilia Villarroya Cartié.
Emilia Villarroya nació en Zaragoza en 1852 en el seno de una familia acomodada de comerciantes banqueros aragoneses, siendo hija de Juan Francisco Villarroya y Josefa Cartié. Su padre era miembro de la sociedad mercantil “Villarroya y Castellano”, una de las más importantes dentro del territorio aragonés durante la segunda mitad del siglo XIX y explotadora de las crecientes industrias papelera y harinera. La sociedad se había constituido en 1839 a partir del matrimonio de la tía segunda de Emilia, Isidra Villarroya, con el tudelano Tomás Castellano Sanz.
Emilia Villarroya se casó con su primo Orencio Castellano Villarroya, cuarto hijo de Isidra Villarroya y Tomás Castellano, perpetuando así la saga capitalista familiar. Tuvieron tres hijas: Alicia, Margarita y Elisa. El matrimonio participaba habitualmente en la vida social y cultural zaragozana: Orencio, que era el gestor de la sociedad, formó parte de la dirección de la Cámara de Comercio e Industria de Zaragoza desde su fundación en 1888, mientras Emilia combinaba sus deberes femeninos con la práctica pictórica. Se conocen escasas referencias a su actividad artística pero es posible afirmar que, en esa época, y teniendo en cuenta su posición económica y social, probablemente adquirió su formación artística como un complemento más de la educación refinada que recibían las señoritas de clase alta del siglo XIX, siempre supeditada al objetivo principal de contraer matrimonio y ejercer el papel de esposa y madre.
Emilia Villarroya concurre a la Exposición Aragonesa de 1885-1886 organizada por la Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País, que se inauguró en octubre de 1885 y estaba dividida en las secciones de bellas artes y de productos regionales. La artista participó dentro del apartado de Artes Liberales con tres pequeños cuadros: una escena de mesón y dos paisajes. Fue premiada con una segunda medalla por estas dos últimas obras. En la misma exposición la sociedad familiar también recibió galardones en la sección de productos regionales: un diploma de honor a los Sres. Villarroya y Castellano por la fabricación de harinas y una recompensa de la RSEAAP por el uso del escudo en sus producciones.
Nos consta que la pintora practicaba otros géneros además del paisajístico, en ocasiones asociado con la denominada sensibilidad femenina, pues en el catálogo de la sección de pintura del Museo de Zaragoza de 1933 se cita un cuadro suyo de temática religiosa titulado Alegoría del Pilar, perteneciente a la sazón a la colección de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis y hoy en día lamentablemente en paradero desconocido, que habría formado parte de uno de los varios lotes de obras legados por el deán Don Florencio Jardiel al Museo de Zaragoza, sede de la Academia.
El trabajo artístico de Emilia Villarroya debió de ser bien valorado como demuestra no solo el premio recibido en la citada Exposición de 1885-1886, sino su nombramiento como presidenta del decimonónico Círculo de Bellas Artes de Zaragoza. Ocupó ese puesto con seguridad en el año 1895 tal y como se deduce de la dedicatoria impresa firmada por el compositor Martin Davoise, autor de la pieza Emilia: tanda de Valses, partitura editada ese año por el comerciante de pianos Faustino Bernareggi.
A pesar de estos éxitos, su condición de esposa y de accionista de la sociedad mercantil, aparte de ser la cuñada del que fuera Ministro de Ultramar entre 1895 y 1897, Tomás Castellano Villarroya, debía de imponerle numerosas obligaciones al margen de su carrera artística. De hecho, un artículo del periódico madrileño La Correspondencia de España del 22 de octubre de 1895 que narra el programa de actividades de varios corresponsales invitados por el ministro de Ultramar a Zaragoza, entre ellas el banquete en la residencia de Orencio Castellano y Emilia Villarroya sita en la plaza Aragón,destaca las habilidades como anfitriona de la mujer, además de su belleza femenina y la de sus hijas de la siguiente manera: “A la excesiva amabilidad de Emilia Villarroya, cuya belleza solo iguala a la distinción ejemplar con que abre su casa a la mejor sociedad aragonesa, únense [sic] los atractivos de sus hijas Elisa, Alicia y Margarita, ideales mujeres en las que no se sabe qué apreciar si las bondades del alma ó [sic] los hechizos de sus esculturales cuerpos y que constituyen el más preciado encanto de cuantas fiestas celebran los señores de Castellano en el suntuoso hotel que se levanta en la plaza de Aragón frente a la estatua del inolvidable Pignatelli”.
En 1902 la artista pintó un paisaje de formato triangular titulado Vista de Zaragoza desde las ruinas de un monasterio, también referido en algunas publicaciones como Ruinas con Zaragoza al fondo, inscrito en la tradición estilística del romanticismo y de exquisita factura.
Emilia Villarroya Cartié falleció en julio del año 1916 en Zaragoza, como indica el anuncio de necrológicas publicado en el diario La Acción el día 28 de ese mes.
MAE, Inés Escudero Gruber, 2014
1885-1886. Exposición Aragonesa (Segunda medalla). |
LOMBA SERRANO, C. e ILLÁN MARTÍN, M. (com.), Pintoras en España, 1859-1926. De María Luisa de la Riva a Maruja Mallo [Catálogo], Zaragoza, Vicerrectorado de Cultura y Política Social de la Universidad de Zaragoza, Diputación Provincial de Zaragoza, 2014. |
La Correspondencia de España (Madrid, 22-X-1895). La Acción, (Madrid, 28-VII-1916). |
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Natural de Burgos, discípula de D. José Aguado.
Remitió, desde su domicilio en el número 11 de la calle Hermosilla, la obra Apunte de Cercedilla a la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1895; la obra Iglesia de un pueblo a la Exposición General de Bellas Artes de 1897; la obra Un túnel a la Exposición General de Bellas Artes de 1899; y la obra Iglesia de una aldea a la Exposición General de Bellas Artes de 1901.
Apunte de Cercedilla h. 1895 20 x 12 cm Pintura, dibujo, litografía, grabado Catálogo de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1895 Iglesia de pueblo h. 1897 30 x 23 cm Pintura, dibujo, litografía, grabado Catálogo de la Exposición General de Bellas Artes de 1897 | Un túnel h. 1899 35 x 24 cm Pintura, dibujo, litografía, grabado Catálogo de la Exposición General de Bellas Artes de 1899 Iglesia de una aldea h. 1901 10 x 15 cm Pintura, dibujo, litografía, grabado Catálogo de la Exposición General de Bellas Artes de 1901 |
1895. Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid. 1897. Exposición General de Bellas Artes, Madrid. | 1899. Exposición General de Bellas Artes, Madrid. 1901. Exposición General de Bellas Artes, Madrid. |
DIEGO, E. de, La Mujer y la Pintura en la España del Siglo XIX español. Cuatrocientas olvidadas y algunas más), Madrid, Cátedra, 1987. |
Catálogo de la Exposición Nacional de Bellas Artes 1895 (Edición oficial), Madrid, 1895, p. 112. Catálogo de la Exposición General de Bellas Artes 1897 (Edición oficial), Madrid, 1897, p. 91. | Catálogo de la Exposición General de Bellas Artes 1899 (Edición oficial), Madrid, 1899, p. 66. Catálogo de la Exposición General de Bellas Artes 1901 (Edición oficial), Madrid, 1901, p. 80. |
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