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Altza, Guipúzcoa, 1879 – Madrid, 1972
Pintora, participó en numerosas exposiciones, era discípula de Alejandrino Irureta y de la Escuela de Artes de San Fernando.
En la Real Casa de Campo, 1900. Óleo sobre lienzo 52 x 33 cm. Museo de San Telmo, San Sebastián.
Inocencia Arangoa Figueroa (Altza, Guipúzcoa, 1879 – Madrid, 1972) fue una pintora donostiarra afincada en Madrid. Participó en las Exposiciones Nacionales de 1901, 1904 y 1930. Residió en Madrid en diferentes domicilios (calle Ave María, 24; calle Atocha, 88; y calle Gaztambide, 36). Sus padres, Vicente Arangoa Machiandiarena y Elisa Figueroa Villar, se casaron en 1875, era la tercera de doce hermanos. Inocencia se casó con el arquitecto y paisajista madrileño Emilio García Martínez (1875-1970), con quien tuvo dos hijos: María (1904-1994), que sería profesora del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid; y Antonio (1908-1995), catedrático en la Escuela de Arquitectura de Madrid.
En 1891, participó en los Juegos Florales Euskaros donde fue premiada en los ejercicios de lectura entre menores de 15 años. Inocencia vivió durante algunos años en Oviedo (1909-1917), donde participó en 1916 junto a su marido en una exposición colectiva. Después se afincaron en Segovia (1918-1923) y finalmente en Madrid.
Inició su formación con el pintor Alejandrino Irureta. En Madrid estudió en la Academia de San Fernando y en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado y fue discípula de su tío, Francisco Pradilla, practicando la técnica del grabado. En 1900 obtuvo medalla en teoría e historia y en 1901 opositó al pensionado en Roma, vacante por el fallecimiento del pintor José Alea y Rodríguez. La prensa se hizo eco de los obstáculos que como mujer impedían que pudiera disfrutar de la pensión en Roma. José Parada y Santín fue el impulsor de que la pintora pudiera optar a la pensión. El diario El Liberal de Madrid publicó una carta firmada por Inocencia Arangoa junto a otras diez mujeres congratulándose de haber sido admitida a la oposición y dando las gracias al profesor Parada y Santín. Sin embargo, esa opción volvió a ser vetada a las mujeres hasta 1928.
MAE, Mariángeles Pérez-Martín, marzo 2021
El niño de la Espina. 1901. Pintura (62 x 48 cm). Paradero desconocido.
El día (de Miguel Ángel). 1901. Pintura (62 x 48 cm). Paradero desconocido.
La victoria de Samotracio. 1901. Pintura (62 x 48 cm). Paradero desconocido.
Bodegón de pescados. 1904. Pintura (66 x 110 cm). Paradero desconocido.
El valle del Nalón (Asturias). 1930. Pintura. Paradero desconocido.
Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid, 1901.
Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid, 1904.
Exposición colectiva de Bellas Artes, Oviedo, 1916.
Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid, 1930.
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LANDA, Íñigo, “Inocencia Arangoa, la mujer y la artista”, Estibaus, Boletín de Altzako Historia Mintegia, 22 de julio de 2016, http://www.estibaus.info/?p=6429&langswitch_lang=es (Consultado 4-III-2021). LOMBA SERRANO, Concha, Bajo el Eclipse. Pintoras en España, 1880-1939, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, colección Biblioteca de Historia del Arte, 2019. |
Catálogo de la Exposición General de Bellas Artes de 1901, p. 13. Catálogo de la Exposición General de Bellas Artes de 1904, p. 9. Catálogo de la Exposición General de Bellas Artes de 1930, p. 41.
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Isabel María Francisca de Braganza y Borbón nació en Lisboa en el palacio de Queluz. Fue la segunda esposa de Fernando VII, y una gran aficionada a la pintura.
Bernardo López Piquer. María Isabel de Braganza, 1829. Museo del Prado, Madrid
Isabel María Francisca de Braganza y Borbón nació en Lisboa, en el palacio de Queluz el 19 de abril de 1797. Hija del rey Juan VI de Portugal y de la infanta española Carlota Joaquina de Borbón, la niñez de Isabel María Francisca de Braganza estuvo afectada por la invasión napoleónica de Portugal, lo que originó su exilio a Brasil en 1807.
La casa de Borbón y de Braganza decidieron estrechar lazos familiares y políticos entre sus respectivos países, España y Portugal, y la infanta Isabel María Francisca de Braganza se desposó con su tío Fernando VII, viudo desde 1806 de su primera esposa: María Antonia de Nápoles. Fue el 22 de febrero de 1816 cuando se firmaron en la capital española los contratos matrimoniales y, a finales de agosto, en Cádiz, se celebró la boda. Una ceremonia que estuvo a punto de suspenderse, pero que, finalmente, prosiguió como estaba establecido e Isabel se convirtió en reina de España, como segunda esposa de Fernando VII.
La reina, de carácter paciente y discreto, tuvo una buena formación cultural y una gran inclinación por las artes. A ella se debe la decisión de albergar en el edificio de Juan Villanueva el Real Museo Nacional de Pintura y Escultura. Un edificio encomendado por Carlos III para albergar el Museo de Historia Natural, pero que bajo el mandato de Fernando VII e Isabel de Braganza se decidió destinar las colecciones reales. El edificio abrió sus puertas el 19 de noviembre de 1819, fecha en que la reina ya había fallecido en el palacio de Aranjuez, Madrid, el 26 de diciembre de 1818.
MAE, Javier Martínez Fernández, mayo 2021
http://dbe.rah.es/biografias/13031/isabel-maria-francisca-de-braganza-y-borbon GIL SALINAS, Rafael. “Mujeres pintoras. La visibilidad artística femenina en la pintura española de la primera mitad del siglo XIX”, en Gil Salinas, R. y C. Lomba (coords.), Olvidadas y silenciadas. Mujeres artistas en la España contemporánea. Valencia, Publicacions de la Universitat de València, 2021, pp. 15-42. |
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Corona González fue una fotógrafa aficionada gallega que utilizó la cámara como medio de expresión durante veinticinco años, revelando gran sensibilidad, inquietud artística y maestría técnica. También practicó la escultura y la escritura, colaborando con diversas publicaciones en las que trató temas como la emigración o la educación de la mujer.
Corona González, Autorretrato, h. 1900-1910. Museo de Pontevedra.
Corona González Santos nació el 10 de octubre de 1875 en la localidad coruñesa de A Laracha. Creció en el seno de una familia acomodada, formada por Faustino González Cobas, médico de profesión, y de Jesusa Santos Cervela, en la que fue la tercera de ocho hijos. La familia trasladó su residencia a la conocida como Vila do Adro, situada en la provincia de Pontevedra en la línea que separa los municipios de Mos y O Porriño, donde transcurrió la juventud de la autora.
En uno de sus paseos habituales por la localidad, Corona González Santos conoció a Ramón González Fernández, que había regresado a su Galicia natal en 1899, con quien se casó en septiembre del año siguiente en la Capela das Angustias en Santa María de Sanguiñeda (Mos). Aunque él había nacido en Ribadeo en 1856, donde estudió Náutica y Comercio, a los quince años marchó a Sudamérica y se estableció en Argentina, en Buenos Aires primero y en Rosario después, donde acumuló una gran fortuna como comerciante. Tras el enlace, la pareja eligió París como destino del viaje de boda, ya que por aquellas fechas se estaba celebrando la gran Exposición Universal, en la que la estadounidense Frances Benjamin Johnston comisarió una muestra que reunía la obra de más de veinte fotógrafas americanas. Y probablemente, fue la visita a dicha exposición la que despertó el interés de Corona González por este nuevo arte y fue en la capital francesa donde adquirió su primera cámara (una Gaumont, modelo Block-System Carrée).
El matrimonio destacó por su labor filantrópica y de mecenazgo, de gran trascendencia social y cultural tanto en Ribadeo como en O Porriño. Financiaron diversas construcciones religiosas y civiles, así como la celebración de fiestas patronales, subvencionaron clases e instrumentos musicales del Ateneo, concedieron becas a estudiantes sin recursos y contribuyeron a auxiliar a las gentes de la zona más afectadas por diversos infortunios. Como muestra de reconocimiento y agradecimiento por todo ello, el Concello de Ribadeo los nombró Hijo Predilecto e Hija Adoptiva, en 1922 y 1926 respectivamente.
Corona González era una mujer instruida, con conciencia social e interesada en todo tipo de actividades creativas. Practicó disciplinas como la escritura y la escultura en barro o cemento, pero, a partir de 1900 fue la fotografía la que ocupó un lugar más destacado entre sus aficiones. Aunque se desconoce cómo fue la formación de la autora, es probable que fuese fundamentalmente autodidacta, aunque también pudieron colaborar en su instrucción los fotógrafos Benito Prieto (amigo y profesional con estudio propio destacado en Ribadeo) y Pedro Cima (también amigo y fotógrafo residente en Buenos Aires, a quien el matrimonio visitó en varias ocasiones), especialmente en lo que se refiere a las tareas de laboratorio.
Así, gracias a su posición económica y su sensibilidad e inquietud artística, Corona González se dedicó a la fotografía de manera no profesional y, como la mayor parte de las fotógrafas aficionadas, encontró en su entorno más próximo los asuntos y los modelos que predominan en su producción. Por un lado, encontramos numerosos retratos de familiares y amigos, muchos de ellos de protagonismo infantil o femenino, en los que destaca la variedad de tomas, composiciones y escenarios, siempre cotidianos y con iluminación natural. Y por otro, se conserva también un nutrido grupo de obras en las que la autora fotografió paisajes del entorno en el que vivió o los lugares que visitó, entre los que encontramos escenas agrícolas o marítimas, así como imágenes de un carácter más social o documental, por ejemplo, algunas en las que reproduce representaciones teatrales, como las que aparecieron publicadas en la revista Vida gallega. Durante los años veinte, también publicó varios artículos en el semanario A Nosa Terra, de carácter reivindicativo y firmados desde ciudades como París, Londres o Río de Janeiro, en los que predominan temas como la emigración, la defensa de la lengua gallega o la necesidad de educar a las mujeres. Muestra de ello es el titulado Pros país que teñen fillas, en el que afirma que: «É necesario enseñar ás mulleres a traballar para ser independentes e facerlles comprender que non é necesario o casamento, nen ser monxa, para ser feliz neste mundo. Só poden adquirir a súa independencia por medio do traballo, e o día en que as nosas mulleres podan gañar a vida sin precisar de ninguén, terán independencia de carácter e poderán casarse, ou non, sin ter medo a quedar solteiras pois non precisan de ninguén que as manteña».
La autora enviudó en diciembre de 1925 y, con el tiempo, tanto su práctica fotográfica como su presencia en los medios de comunicación fue disminuyendo, aunque no tanto su actividad altruista. Al inicio de la Guerra Civil, cuando tenía más de sesenta años, ingresó en la Cruz Roja como enfermera auxiliar en el Hospital Militar de Evacuación de Bella Vista, y durante los años siguientes continuó colaborando en distintos ámbitos de cooperación.
Corona González Santos falleció el 11 de mayo de 1972 en la ciudad de Vigo, a los 96 años, y fue enterrada en el cementerio de Pereiró, hasta que en mayo de 1983 sus cenizas fueron trasladadas al panteón que había ordenado construir en la Igrexa da Orde Franciscana Terciaria de Ribadeo, donde descansan también los restos de su marido.
MAE, Blanca Torralba Gállego, abril 2021
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CASTRO, C. “Corona González Santos e Ramón González. Un matrimonio de mecenas”, CROA: boletín da Asociación de Amigos do Museo do Castro de Viladonga, 25, 2015, pp. 96-101. CID GALANTE, R. M.ª, “Grao de participación da muller ourensá en movementos asociativos, políticos e reivindicativos (1920-1936)”, Minius, 14, 2006, pp. 57-72. MARCO, A., As precursoras, A Coruña, La Voz de Galicia, 1993. PADÍN OGANDO, F., “CORONA GONZÁLEZ SANTOS (1875-1972)”, https://www.fotografaspioneiras.com/index.php/2018/05/07/corona-gonzalez-santos-1875-1972/#s10 (consulta: 25/03/2021). RIOS BERGANTINHOS, N., A mulher no nacionalismo galego (1900-1936). Ideologia e realidade, Santiago, Laiovento, 2001. |
“Bodas”, El Áncora: Diario Católico de Pontevedra, 941, 26/09/1900, p. 3.
“Correo de Galicia”, El Áncora: Diario Católico de Pontevedra, 955, 12/10/1900, p. 2.
“El arte y la belleza”, Vida gallega: ilustración regional, Año VI, Volumen IV, Número 50, 10/01/1914.
GONZÁLEZ, C., “Para os pais que teñen fillas”, A Nosa Terra, 01/04/1927, p. 9.
“Hospital Militar de Evacuación de Bella vista”, El Pueblo Gallego, 07/04/1937, p. 3.
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Miniaturista y fotógrafa. Trabajó en Francia, concretamente en las ciudades de Lyon y Burdeos, y expuso un retrato en el Salón parisino en 1810. Posiblemente se dedicó también a la manufactura porcelánica de Sèvres, ya que, entre 1806 y 1807, aparece documentada una pintora que firmaba sus obras como Mme Brunet.
Retrato masculino, 1819. Museo Nacional del Prado, Madrid
Antoinette Brunet nació en Burdeos, Francia, en el siglo XVIII. Pocos datos existen sobre su vida y trayectoria artística, pero Brunet dedicó sus inquietudes como miniaturista, existiendo miniaturas firmadas por ella en museos y colecciones europeas, como el Museo Nacional del Prado o el Museo Nacional de Estocolmo. Trabajó en Francia, concretamente en las ciudades de Lyon y Burdeos, y expuso un retrato en el Salón parisino en 1810, fecha por la cual entonces estaba instalada en la capital francesa. Posiblemente se dedicó también a la manufactura porcelánica de Sèvres, ya que, entre 1806 y 1807, aparece documentada una pintora que firmaba sus obras como Mme Brunet.
Su andadura europea prosiguió en Latinoamérica, en Argentina, país donde llegó acompañada de su padre y donde contrajo matrimonio con Claudio Annat, un dorador y fabricante de espejos. En la ciudad de Buenos Aires se instaló y compartió su taller con su esposo, donde ejecutó retratos y miniaturas sobre papel y marfil. Entre su clientela aparecen renombrados miembros de la vida política, militar y eclesiástica. Cabe destacar su faceta fotográfica, convirtiéndose en una pionera del daguerrotipo en Argentina ya que es considerada la primera mujer que utilizó este mecanismo. La cámara fotográfica sustituyó paulatinamente la labor de las artes plásticas, concretamente las miniaturas.
Entre sus retratos, género en el que se especializó, puede mencionarse el Retrato masculino, perteneciente a la colección del Museo Nacional del Prado y elaborado en 1819. La obra demuestra el exquisito en las carnaciones a través del modelado del rostro con sombras azules y el gran detallismo en la ejecución del cabello. Un retrato enmarcado en un marco ovalado y destacando en primer plano sobre un fondo grisáceo, poco habitual en Francia por aquel entonces. La institución adquirió la obra en 1980 a los herederos de Arturo Perera y Prats.
MAE, Javier Martínez Fernández, mayo 2021
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Buenos Aires, Argentina, ? – doc. 1917 Madrid
Pintora argentina residente en Madrid, presentó un bodegón en la Exposición Nacional de 1917.
Julia B. Alfaro fue una pintora natural de Buenos Aires, Argentina. Residía en Madrid (calle Princesa, 57) cuando presentó a la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1917 un cuadro con un Bodegón (34 x 59 cm).
MAE, Mariángeles Pérez-Martín, febrero 2021.
Bodegón. 1917. Pintura (34 x 59 cm). Paradero desconocido.
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Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid. 1917. |
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Catálogo de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1917, p. 13. |
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