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Madrid, doc. 1926
Ángela Oria fue una escultora natural de Madrid, donde residía cuando presentó en la Exposición Nacional de Bellas Artes celebrada en Madrid en 1926, un Retrato en yeso.
MAE, Mariángeles Pérez-Martín, marzo 2021.
Retrato. 1926. Escultura en yeso (40 x 28 cm). Paradero desconocido.
Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid, 1926.
Catálogo de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1926, p. 100.
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Santander, ? – doc. 1906 Madrid
María Gutiérrez Cueto fue una pintora natural de Santander, residía en Madrid (calle Lista, 22; calle Castelló, 7) cuando presentó varias pinturas en las exposiciones nacionales de Bellas Artes celebradas en Madrid en 1906, 1908 y 1910. Era discípula de Emilio Sala y después del Sr. Sotomayor, de Benedito y de Anglada-Camarasa. Premiada con tercera medalla en la Exposición Nacional de 1908.
MAE, Mariángeles Pérez-Martín, marzo 2021.
Gitana. 1906. Pintura (45 x 40 cm). Paradero desconocido.
Los primeros pasos. 1908. Pintura (155 x 106 cm). Paradero desconocido.
Ninfas encadenando a Sileno. 1910. Pintura (190 x 220 cm). Paradero desconocido.
Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid, 1906.
Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid, 1908.
Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid, 1910.
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Catálogo de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1906, p. 44.
Catálogo de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1908, p. 31.
Catálogo de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1910, p. 30.
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Fotógrafa asociada al estudio Napoleón, firma comercial bajo la cual aparecen sus trabajos, no existiendo ninguna obra directamente atribuible con total certeza.
María Tiffon Vila fue una fotógrafa asociada al estudio Napoleón, firma comercial bajo la cual aparecen sus trabajos, no existiendo ninguna obra directamente atribuible con total certeza.
Hija de Roque Tiffon Casal y Úrsula Vila Barral, primera generación de la afamada firma fotográfica, contrajo matrimonio con su primo hermano Napoleón Francisco Fernández Tiffon, hijo de la también fotógrafa Anaïs Tiffon Cassan (más conocida como Anaïs Napoleón) y de Antonio Fernández Soriano, fundadores del estudio.
Junto con su esposo, María desempeñó su labor como fotógrafa en Madrid, con sede en la Calle Príncipe, nº 14, piso 3, entre 1881 y 1898. Tras enviudar, contó con el apoyo económico de sus suegros para continuar con el negocio, figurando todavía en los padrones de 1900 de la capital española como profesional del ámbito de la fotografía. Poco más se conoce sobre su vida, salvo que sobrevivió a su única hija, Carolina, vendiendo previamente a la muerte de la misma su estudio al fotógrafo pacense Emilio Velo Ruiz (en algún momento entre 1905 y 1910) para regresar a su Barcelona natal, donde fallecería en la residencia del convento de las Dominiques de l’Anunciata.
MAE, Óscar Palomares Navarro, 2020
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GARCÍA FELGUERA, Mª de los S., “Anaïs Tiffon, Antonio Fernández y la compañía fotográfica ‘Napoleón’”, Locus amoenus, nº 8, 2005, pp.307-335. ZECCHI, B., La pantalla sexuada, Madrid; València, Càtedra; Universitat de València, 2014, p. 26. |
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Bilbao, 1853 – 1943
Eulalia Abaitua es la primera fotógrafa de la que se tiene referencia en el País Vasco. Una aficionada que documentó con su cámara la realidad de su tiempo, legando una colección de imágenes de extraordinaria calidad que combina escenas familiares, reportajes etnográficos, fotografía de viajes y cantidad de retratos femeninos.
Anónimo, Retrato de Eulalia Abaitua Allende-Salazar, h. 1870. Museo Vasco de Bilbao.
Eulalia Abaitua, hija de Luis Abaitua y Adaro y Mª Eulalia Allende-Salazar Eguia, nació el 25 de enero de 1853 en Bilbao. Fue bautizada en la iglesia de San Nicolás de Bari como María Elvira Juliana, pero su nombre de pila quedó en exclusiva para el registro bautismal ya que, al fallecer su madre unos días después del alumbramiento, la familia decidió honrar su memoria y recuerdo recuperando su nombre para su hija recién nacida. Al enviudar su padre, una nodriza se encargó de la crianza de Eulalia y de su hermano mayor, Felipe, quienes crecieron sanos y alegres en una vivienda del Casco Viejo bilbaíno. Posteriormente, el padre de Eulalia asumió la tutela de Juan Narciso y Ana María, los dos hijos pequeños de Juan Ygnacio Narciso de Olano, con quien compartía parentesco y amistad, que quedaron huérfanos y pasaron así a formar parte de la familia. Este vínculo, que favoreció una fuerte relación entre Eulalia y Ana desde pequeñas, auspiciaría además los futuros matrimonios de los hermanos Abaitua y los Olano.
Eulalia Abaitua estudió en el colegio del Sagrado Corazón de Jesús de Sarria en Barcelona, pero se desconoce el tiempo que permaneció allí. Como refleja el censo de 1871, en el que la autora aparece como Scholar, en aquel momento la familia Abaitua vivía en Liverpool, concretamente en el distrito de Everton, y fue en esta ciudad donde se interesó por la fotografía, aunque desconocemos el porqué de esta afición que terminó convirtiéndose en pasión. En mayo de ese mismo año se celebró el doble matrimonio: Eulalia Abaitua se casó con Juan Narciso Olano y Felipe Abaitua con Ana Olano. Cinco años más tarde, Eulalia y Juan Narciso tenían ya tres hijos: María Carlota Victorina, Luis María Andrés y Luis María Javier, y en 1878 nació María Concepción, la cuarta hija del matrimonio, que todavía tuvo dos varones más, pero ambos fallecieron al poco de nacer.
Tampoco sabemos la fecha exacta en que la familia abandonó Inglaterra y se estableció en Begoña, que fue donde levantaron su residencia definitiva, el Palacio del Pino, edificado en un emplazamiento privilegiado y cuyas primeras referencias datan de 1879. Para su construcción importaron materiales y mobiliario desde tierras británicas, aplicando la estética propia de aquel país. Y fue en el sótano de dicha vivienda donde Eulalia Abaitua instaló su laboratorio fotográfico y dedicó sus horas a aquel arte al que en aquellas fechas solo podía acceder una élite privilegiada. Además, estableció una estrecha relación con el Estudio Fotográfico Casa Amado de Bilbao, que visitaba con asiduidad, probablemente para compartir las innovaciones técnicas y adquirir los materiales necesarios (también mantuvo contacto con otros reconocidos proveedores bilbaínos, como la Casa Lux, y es posible que determinados materiales los adquiriera en los distintos viajes que realizó).
Las placas estereoscópicas de vidrio (en formato 4,5 x 10,7 cm), tanto positivas como negativas, y la emulsión de gelatino-bromuro, fueron el material y la técnica preferida por Eulalia Abaitua. Además, en alguna ocasión también experimentó haciendo dobles exposiciones y trabajó con otros formatos, normalmente en soporte de vidrio y en blanco y negro, aunque también alcanzó resultados de gran belleza con los denominados autocromos.
Entre la producción de Eulalia Abaitua, que a principios del siglo XX dominaba perfectamente la técnica, podemos distinguir cuatro grandes bloques temáticos. Por un lado, fotografías de la vida privada de la familia, protagonizadas por su marido, sus hijas y sus nietos, así como por el servicio y distintas personalidades de la sociedad vizcaína del momento. Por otro lado, fotografías de los distintos viajes en los que, siguiendo la costumbre de la época entre las élites, se embarcó la familia para visitar varias ciudades españolas y europeas, pero también atravesando el Mediterráneo, con destinos como Italia, Francia, Creta, Marruecos o Tierra Santa. En tercer lugar, encontramos gran cantidad de imágenes de excepcional valor documental y etnográfico, reportajes en los que retrató los espacios, las celebraciones y la vida cotidiana de las gentes tanto de las grandes ciudades como de los caseríos de la Bizkaia más profunda. Y, por último, aunque fotografió a personas de todas las edades, géneros y clases sociales, en su obra encontramos un gran número de retratos de mujeres, solas, en grupo o en sagas familiares, en los que destaca siempre la complicidad entre las protagonistas, a las que retrata tanto en momentos de ocio como de trabajo, en la ciudad, en la costa o en el campo.
Eulalia Abaitua, que enviudó en mayo de 1909, recorrió los caminos con su mirada atenta, retratando la realidad de su tiempo con un lenguaje directo y un estilo documentalista, sobrepasando los límites del aficionado. En este sentido, llama la atención que, pese a no dedicarse profesionalmente a la fotografía, firmaba sus obras con la ‘A’ inicial de su apellido, reafirmándose como autora. Con el estallido de la guerra civil, conflicto que golpeó duramente a la familia de la fotógrafa, Eulalia Abaitua abandonó su casa de Begoña para trasladarse a un piso en Bilbao. Falleció unos años más tarde, el 16 de septiembre de 1943, y fue enterrada en el panteón familiar Olano-Abaitua en Begoña.
MAE, Blanca Torralba Gállego, marzo 2021
1990. Gure Aurreko Andrak / Mujeres Vascas de Ayer. Bilbao, Euskal Museoa Bilbao. 1991. Kresalibaia, behinolako irudiak / La ría, imágenes de otro tiempo. Bilbao, Euskal Museoa Bilbao. 1994. Familia. Bilbao, Euskal Museoa Bilbao. 1998. Lehenagokoen begiratuak / Miradas del pasado. Bilbao, Euskal Museoa Bilbao. 2005. Begoña 1900. Errepiblika eta Santutegia / República y Santuario. Bilbao, Euskal Museoa Bilbao. | 2012. 100 años en femenino: una historia de las mujeres en España. Madrid, Centro Conde Duque. 2013. Arratiako irudiak / Imágenes de Arratia. Bilbao, Ludoteca de Areatza. 2014. San Sebastián-Wroclaw: un viaje artístico de ida y vuelta. San Sebastián, Espacio 2016. 2016. La fotógrafa-Eulalia Abaitua-Argazkilaria. Barakaldo, Centro Cívico Clara Campoamor y Centro Cívico Cruces. 2021. Mujeres de Eulalia Abaitua. Bilbao, Juntas Generales de Bizkaia. |
ABAITUA ALLENDE-SALAZAR, EULALIA, https://apps.euskadi.eus/emsime/biografia-autor/abaitua-allende-salazar-eulalia/bilbao/1853/autor-17345 (consulta: 20/03/2021) Begoña 1900. Errepiblika eta Santutegia / República y Santuario [Catálogo de exposición], Bilbao, Euskal Museoa Bilbao, 2005. GARCÍA FELGUERA, M.ª de los S. y M. JIMENEZ OCHOA DE ALDA, «Eulalia Abaitua y Amélie Galup: Dos fotógrafas aficionadas en el finde siglo”, IV Congreso de Historia de la Fotografía, Zarautz, Photomuseum, 2009. Gure Aurreko Andrak / Mujeres Vascas de Ayer [Catálogo de exposición], Bilbao, Euskal Museoa Bilbao, 1990. JIMENEZ OCHOA DE ALDA, M., «Eulalia Abaitua (1853-1943): memoria fotográfica de nuestro pasado», Revista Internacional de Estudios Vascos, 56, 2, 2011, p. 741-762. | JIMENEZ OCHOA DE ALDA, M., La fotógrafa Eulalia Abaitua (1853-1943), Bilbao, Bilbao Bizkaia Kutxa, Bizkaiko Gaiak / Temas Vizcainos, nº 423-424, 2010. Kresalibaia behinolako irudiak / La ría imágenes de otro tiempo [Catálogo de exposición], Bilbao, Euskal Museoa Bilbao, 1991. Lehenagokoen begiratuak / Miradas del pasado [Catálogo de exposición], Bilbao, Euskal Museoa Bilbao, 1998. LOMBA, C.; BRIHUEGA, J.; GIL, R.; e ILLÁN, M. (coms.), Hacia poéticas de género. Mujeres artistas en España, 1804-1939, Zaragoza, Gobierno de Aragón, Valencia, Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana, 2022. MONZON, M., “Eulalia Abaitua. Cronista de un mundo que se acaba”, Zazpika, 922, 2016, pp. 18-25. Senitartea / Familia [Catálogo de exposición], Bilbao, Euskal Museoa Bilbao, 1994.
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Fotógrafa. Nació en Stuttgart en 1910. En su ciudad natal cursó los estudios universitarios comerciales, aprendiendo varios idiomas, incluido el español.
Gerda Taro nació en Stuttgart en 1910. En su ciudad natal cursó los estudios universitarios comerciales, aprendiendo varios idiomas, incluidos el español, como lengua opcional (LUBBEN, Kristen; SCHABER, Irme; WHELAN, Richard, 2009, 12). De origen judío, se trasladó a Leipzig con su familia, ciudad de la que huyó de la Alemania nazi en 1933.
Su destino fue París, ciudad de exilio para muchas personas y epicentro vanguardista a comienzos del siglo XX. Gerda formó parte de ese grupo de personalidades y se adaptó sin problemas a la capital francesa, entre otras razones, por su dominio del francés. En el Café Capoulade se reunía con exiliados procedentes de Leipzig, con quienes compartía toda clase de ideologías. Un año después de su llegada a Francia, en 1934, conoció a uno de los fotógrafos más importantes del panorama: el húngaro André Friedmann. Emigrante como ella, él será el encargado de introducir a Gerda en el fotoperiodismo.
El verdadero nombre de Gerda Taro era Gerta Pohorylle. Tanto ella como Friedmann decidieron cambiar sus respectivos nombres y él escogió el nombre de Robert Capa. Esta decisión fue tomada en 1936, cuando se dirigieron a la directora de Alliance Photo, Maria Eisner, fingiendo conocer y representar a un famoso fotógrafo estadounidense cuyo nombre era Robert Capa (HACKING, 2015, 90). Las fotografías realizadas por ambos comenzaron a publicarse bajo la firma Capa & Taro (LUBBEN, Kristen; SCHABER, Irme; WHELAN, Richard, 2009, 11), ya que decidieron dejar clara su postura de igualdad de condiciones. Las fotografías eran publicadas bajo esta nueva firma, convirtiéndose en un fenómeno novedoso. La figura de Gerda Taro, por tanto, está estrechamente vinculada a la de Robert Capa, cuyas fotografías se publicaban de manera conjunta. En esta época, las parejas artísticas fueron víctimas del sistema heteropatriarcal en el que la figura de la mujer estaba ensombrecida por el hombre, como Pablo Picasso y Dora Maar. No obstante, Capa y Taro mantuvieron una relación laboral en igualdad de condiciones (LUBBEN, Kristen; SCHABER, Irme; WHELAN, Richard, 2009, 14).
Gerda Taro fue editora fotográfica de Alliance Photo y fue contratada por el diario francés Ce Soir, fundado por el Frente Popular. Sus reportajes se publicaron en revistas como Regards o Volks-Illustrierte. Utilizó la cámara fotográfica como medio de documentación de los acontecimientos bélicos. Junto a Capa cubrió la Guerra Civil española y ambos son considerados el más célebre fotógrafo de guerra de todos los tiempos. La guerra se convirtió en un campo de experimentación fotográfica y, a través de la cámara, intentaron transmitir su posicionamiento liberal.
Estamos ante una de las más célebres fotógrafas corresponsales de guerra de la historia. Es, además, considerada la primera mujer fotoperiodista que cubrió un frente bélico. No obstante, su labor como reportera no está muy delimitada aún, puesto que sus constantes trabajos en común con Capa y Chim han hecho difícil la tarea de diferenciar la obra realizada durante la Guerra Civil española. Las fotografías de Gerda Taro crearon un discurso visual que servía como crítica a estos regímenes y su actitud. Fue testigo de los bombardeos, del exilio y los refugiados de la sociedad. Sus imágenes tienen un valor histórico y documental, siendo la técnica y el preciosismo un aspecto secundario. Su proximidad al campo de batalla le costó la vida en 1937, muriendo aplastada con tan solo 27 años por un tanque en Brunete cuando regresaba de cubrir el frente de Guadalajara.
MAE, Javier Martínez Fernández, 2020
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HACKING, Juliet (2015). Vida de los grandes fotógrafos. Barcelona: BLUME, pp. 304. LUBBEN, Kristen; SCHABER, Irme; WHELAN, Richard (2009). Gerda Taro. Barcelona: MNAC, pp. 175. SOUGEZ, Marie-Loup (coord.) (2011). Historia general de la fotografía (3ª ed.) Madrid: Cátedra, pp. 825.
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