Roësset y Mosquera, María

 

Espinho, Portugal, 1882 – Manila, 1921

 

 

 

 

 

Autorretrato, 1911

Roësset y Mosquera, María

María Roësset y Mosquera nace en Espinho, Portugal, en 1882, en el seno de una acomodada familia. Su padre se traslada de su Francia natal para trabajar como ingeniero en las líneas de ferrocarril de España y Portugal. Casa con una dama gallega y al poco tiempo de nacer María, la familia se traslada a Madrid.

Junto a su hermana Margot, María Roësset recibe una refinada educación. Acude al colegio para señoritas de las Ursulinas, sito en la madrileña calle de Príncipe Vergara. Ambas reciben clases de francés y dibujo y pintura, así que su primer contacto con la técnica pictórica se produce durante estos años.

Muy joven se casa con Manuel Soriano Berroeta, diecinueve años mayor que ella. Su marido, diputado en cortes y muy relacionado con los círculos intelectuales madrileños de la época, pone en contacto a María con este ambiente. Ya en su viaje de novios realizan un largo tour por Europa –hábito que el matrimonio, y después María en solitario, cultivarán durante toda su vida– en el que visitan los grandes museos y galerías donde conocen de primera mano el arte más actual y los movimientos de vanguardia. Manuel Soriano le presenta a pintores como Chicharro, Madrazo o Regoyos.

Las cartas que durante el viaje envía a su familia atestiguan que su marido alimenta su curiosidad y faceta creativa “Manolo se empeña en que haga dibujos y verdaderamente es que no quiere convencerse de que no tengo disposiciones”. Del matrimonio nacen dos hijos, Eugenia y Joaquín.

Pero no es hasta la muerte de su marido cuando María Roësset comienza a pintar. Manuel Soriano fallece el 19 de agosto de 1910, cundo María cuenta veintiocho años. Se muda junto a sus hijos, en esos momentos de tres y cinco años respectivamente, fuera del centro madrileño.

María inicia una etapa de introspección fruto de la melancolía y tristeza por la muerte de Manuel. La pintura constituye su vía de escape y cinco meses después comienza a pintar, acude asiduamente al Prado, en cuyas sala realiza copias de los grandes maestros y asiste diariamente al estudio de Chicharro. Gracias al testimonio directo de su hija Eugenia sabemos que decora su nueva casa con grandes lienzos de estilo bizantino, en los que cose cuentas al más puro estilo preciosista de Gustav Klimt, cuyos cuadros probablemente conoce en los diferentes viajes que realiza. Toda esta obra de gran formato desaparece con el estallido de la guerra del 36. Afortunadamente sus hijos logran salvar parte de su producción.

Instalada en su nueva vida y condición, su fortuna le permite vivir con cierta comodidad y libertad. María –que comienza a firmar sus cuadros como MaRo– sigue viajando con sus hijos por Europa, visita ciudades como Munich, Düsseldorf, Roma, Florencia o Viena –ciudad donde le sorprende el inicio de la Segunda Guerra Mundial– y continúa visitando museos, galerías y estudios. Es testigo de las nuevas tendencias, del nacimiento de la abstracción y el aperturismo hacia la mujer de la esfera pública.

De su obra se hace patente el ámbito doméstico en que se desarrolla, en el que se retrata a sí misma y a sus familiares principalmente, pero esto no significa que María pintase únicamente por afición. La investigadora Nuria Capdevila-Argüelles escribe “Se dice de MaRo que pintaba sin voluntad de profesionalización, afirmación muy fácil de hacer en relación a las mujeres creadoras y parte de la descripción romántica y plagada de silencios que nos han llegado de esta pintora. Esta descripción no casa con la rotundidad de sus imágenes, en especial de sus autorretratos, si los analizamos en relación a las muy particulares coordenadas de este género, clave para el examen de la autoría artística.”

Su hija Eugenia sostiene que su madre “pintaba muy deprisa, no dibujaba, sino que pintaba directamente, empezando por pintar los ojos y luego iba completando el rostro. He visto lienzos con dos ojos, que ya tenían la expresión y el parecido del futuro retrato”. Dicha expresividad caracteriza todas sus obras, sobre todo sus autorretratos, que desprenden la fuerza de su autora y su melancolía, aunque nunca se retrata pintando. Siempre vestida de negro y sobre fondos prácticamente abstractos y desdibujados, mira directamente al espectador, despojada de cualquier otro elemento. Su rostro concentra todo el impacto visual de la composición, recurso que retoma en otros retratos.

De su producción también destacan, por su particularidad y la controversia que en la época causaban este tipo de obras realizadas por mujeres artistas, los desnudos de jóvenes y adolescentes. Pinta en varias ocasiones a su hija Eugenia, es el caso de Desnudo de niña con brazos cruzados conservado en el Museo de Bellas Artes de la Coruña, y a su sobrina Marisa Roësset –que tiempo después seguirá sus pasos como pintora y presente en la exposición–. Son retratos pudorosos pero arriesgados en los que se advierte la intensidad con que María pinta los rostros y en los que la figura centra toda la mirada respecto al espacio casi vacío que la rodea.

Poco se sabe de su actividad expositiva. A través del testimonio de su hija sabemos que María Roësset participa con su obra Gitana Agustina en una muestra en Alemania en 1912 y con Maja y Torero en el concurso de carteles anunciadores del Baile de Carnaval del Círculo de Bellas Artes de 1914.

Hacia 1915 la enfermedad de María se agrava, probablemente tisis, y aunque continúa con sus viajes y su actividad, su producción se resiente. Finalmente, el 3 de octubre de 1921 y durante un viaje a Manila, María Roësset fallece.

MAE, María García Soria, 2014

1912. Exposición, Múnich.

Círculo de Bellas Artes, Madrid.

 

CAPDEVILA-ARGÜELLES, N., Artistas y precursoras. Un siglo de autoras Roësset, Madrid, Horas y HORAS La Editorial Feminista, 2013.

Hacia poéticas de género. Mujeres artistas en España, 1804-1939 [catálogo], Zaragoza / Valencia, 2022.

LOMBA SERRANO, C. e ILLÁN MARTÍN, M. (com.), Pintoras en España, 1859-1926. De María Luisa de la Riva a Maruja Mallo [Catálogo], Zaragoza, Vicerrectorado de Cultura y Política Social de la Universidad de Zaragoza, Diputación Provincial de Zaragoza, 2014.

LOMBA SERRANO, C., Bajo el Eclipse. Pintoras en España, 1880-1939, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, colección Biblioteca de Historia del Arte, 2019.

María Roesset (1882-1921) [catálogo], Madrid, Centro Cultural del Conde Duque, 1988.

PÉREZ SÁNCHEZ, A. E., “Una interesante y desconocida pintora”, Villa de Madrid, n.º 86, Madrid, Ayuntamiento, 1985.