Cortesina, Helena
Valencia, 1903 – Buenos Aires, 1984
Helena Cortesina fue una actriz y bailarina de cine y teatro española, así como una de las primeras realizadoras cinematográficas de España con su película Flor de España o La leyenda de un torero (1923).
Cortesina, Helena
Helena Cortés Altabás, más conocida por el nombre artístico de Helena Cortesina, nació en Valencia en 1903. Su padre, Hernán Manuel Cortés García, provenía de la alta burguesía valenciana, pero abandonó el mundo del derecho y la política para dedicarse a la escritura dramática, logrando el éxito como sainetista. En el teatro, Hernán conoció a la cantante Manolita García Altabás Alios, con la que tuvo cuatro hijos: Helena, Hernán, Ofelia y Angélica. Manolita abandonó a su marido y marchó a Argentina con la única compañía de su hijo en 1911. Las hermanas fueron internadas en un colegio religioso de Valencia. Una vez fuera de él, las tres se dedicaron al café teatro y la coreografía lírica, componiendo el trío artístico llamado las Hermanas Cortesinas. Aunque por separado, en el futuro cada una de ellas perseverará en el mundo del espectáculo, ya fuera trabajando como bailarinas, como intérpretes teatrales o cinematográficas o como artistas de circo; sin embargo, ninguna de ellas llegará a alcanzar la fama de Helena Cortesina.
En 1916 tenemos ya constancia de la participación de Helena Cortesina en el music-hall del teatro novedades de Barcelona. Sus inicios como actriz de teatro datan de 1921, con Don Juan de España, durante cuya producción conoció al escenógrafo Manuel Fontanals, que será su pareja hasta 1936. Helena no tardó en alcanzar fama como actriz ni tampoco en saltar al cine, obteniendo un sonado éxito interpretando a Elvira Montes en La inaccesible (José Buchs, 1921). Su fama y el relativo auge del cine español durante la Gran Guerra la animaron a fundar su propia productora, Cortesina Films, para impulsar tanto su carrera como la de sus hermanas. Desde esta plataforma, ella misma dirigió Flor de España o la leyenda de un torero (1923), según guion de José María Granada y con acompañamiento musical compuesto ex profeso por Mario Bretón para ser interpretado durante la proyección. El filme era un melodrama sobre el ascenso a la fama de un torero —interpretado por Jesús Tordesillas— y su amor por la bailarina Flor de España —interpretada por Helena Cortesina—. Aunque su primer y único filme como directora se saldó con el fracaso, Helena no tuvo reparos en regresar al mundo del teatro, mucho más prestigioso.
Helena Cortesina se mantuvo siempre dentro de los círculos intelectuales de la época, participando activamente de su compromiso con la democracia, el progreso y la educación. Así, en 1932 formó parte activa del proyecto La Barraca, de Federico García Lorca y Eduardo Ugarte, y, desde 1936, fue miembro de la Alianza de Intelectuales Antifascistas. En aquel momento, Helena Cortesina estaba contratada por la compañía teatral de Lola Membrines, a caballo entre España y Argentina. Ello motivó el primer viaje de Helena Cortesina a Buenos Aires, donde representaron María Teresa de Jesús, de Eduardo Marquina; Los fracasados, de Lenormand; Santa Rusia, de Benavente, y Bodas de sangre, cuyo éxito arrollador propició el viaje a Argentina de Federico García Lorca, quien llegó a Montevideo en 1933, acompañado de Manuel Fontanals, pareja de Helena Cortesina. Durante los cinco meses de gira americana, el escenógrafo y la actriz trabajaron en obras como La zapatera prodigiosa, Bodas de sangre y Marina Pineda, todas ellas de Lorca.
A su regreso a Madrid, intentaron montar su propia compañía teatral, pero al fracaso del proyecto hubo de sumarse la muerte de su hija, que había enfermado durante la gira, y la ruptura de la pareja en 1936. Ese año todavía colabora en el grupo teatral Nueva Escena, de M.ª Teresa León y Rafael Alberti; sin embargo, la Guerra Civil la lleva a exiliarse en 1937 con su hermana Ofelia en Buenos Aires. Se trata, sin embargo, de un exilio comprometido con los valores republicanos y con los intelectuales españoles. A su llegada a Argentina, se incorporó junto a Margarita Xirgu al rodaje de Bodas de sangre (Domingo Guibourg, 1938) y, poco después, fundó junto a Pedro López Lagar una compañía desde la que estrenar obras afines a la II República Española, como Llegan parientes de España.
Cuando los golpistas ganaron la Guerra Civil Española, ambas hermanas decidieron quedarse en Buenos Aires. Helena siguió trabajando en el mundo del teatro, fundando junto a otro exiliado valenciano, Gori Muñoz, una nueva compañía dramática. Durante las décadas siguientes, Helena Cortesina prosiguió su carrera de actriz cinematográfica en Argentina, sumando títulos como La dama duende (Luis Saslavsky, 1945), Los tres mosqueteros (Julio Saraceni, 1945), María Rosa (Luis Moglia Barth, 1946), A sangre fría (Daniel Tinayre, 1947), La niña de fuego (Carlos Torres Ríos, 1952), Intriga en el escenario (Feliciano Catalán, 1953) o El ojo de la cerradura (Leopoldo Torre Nilsson, 1962). Helena Cortés falleció el 7 de marzo de 1984 en Buenos Aires, donde fue enterrada con honores y con un homenaje por parte de la prensa.
MAE, Luis Pérez Ochando, 2020
Flor de España o la leyenda de un torero. 1919. Directora. No conservada.
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CLIMENT VIGUER, S., “Rescatando desconocidas: Helena Cortés Altabás, una pionera del cine”, en Alba Pagán, E. y L. Pérez Ochando (eds.), Me veo, luego existo. Mujeres que representan, mujeres representadas, Madrid, CSIC, 2015, pp. 701-717. CORDERO-HOYO, E., “Helena Cortesina”. En: https://wfpp.cdrs.columbia.edu/pioneer/helena-cortesina/ (Consulta: 08-03-2020). MATEO HIDALGO, J., “Flor de España o la vida de un torero. Una partitura para el cine mudo español”, Síneris, Revista de Musicología, n.º 25, 2015. En: http://sineris.es/helena_cortesina.pdf (Consulta: 07-02-2020). PERALTA GILABERT, R., Manuel Fontanals, escenógrafo: teatro, cine y exilio, Madrid, Fundamentos, 2007. ZECCHI, B., “Dos pioneras entre el teatro y el cine: Elena Jordi y Helena Cortesina”, en Camarero, E. y M. Marcos Ramos, M. (eds.), De los orígenes a la revolución tecnológica del siglo XXI, Salamanca, Hegar-Anatema, 2013, pp. 377-388. |
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