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Concha Méndez Cuesta was a poet, dramatist, editor, and scriptwriter of Spanish cinema. Her works as screenwriter include Historia de un taxi (Story of a Taxi) (1927), Fiesta a bordo (Party On Board) (1943), El porfiado (The Stubborn One) (1944), and Esclava del recuerdo (Slave of Memory) (1952).
Concha Méndez Cuesta was a poet, dramatist, editor, and scriptwriter of Spanish cinema. Her works as screenwriter include Historia de un taxi (Story of a Taxi) (1927), Fiesta a bordo (Party On Board) (1943), El porfiado (The Stubborn One) (1944), and Esclava del recuerdo (Slave of Memory) (1952).
Born in Madrid, to a well-off family, she was the eldest of ten siblings, receiving a complete education in the French school, where she excelled in gymnastics and swimming, among other aptitudes. In 1919, while she was spending her summer holiday with her family in San Sebastián, she met Luis Buñuel, to whom she was for a time engaged. Thanks to Buñuel, she entered into the literary and artistic circles of Madrid, making friends with figures such as Maruja Mallo, Gregorio Prieto, Rafael Alberti, and Federico García Lorca.
It was in the twenties that she published her first collections of poems, Inquietudes (1926) and Surtidor (1928). In turn, she wrote the screenplay for the film Historia de un taxi (Carlos Emilio Nazarí, 1927): a romantic comedy caper about confusion between the sexes, in which the protagonist, played by Amparo Perucho, dresses as a man. The film, now lost, did not reach a large audience, being projected only in the cinematographic laboratories of Madrid Film. We must note that Méndez Cuesta’s first experience in cinema took place before that of Buñuel, which should disabuse us of the notion, often uncritically repeated, that her interest in cinema came as a result of Buñuel’s influence. An analysis of the script can be found in the studies of Hedgar Sanz Arias, who emphasises innovative elements such as cross-dressing and an exultation of the technology of modernism.
In 1929, Méndez Cuesta decided to become independent of her family, taking the opportunity to establish herself for four months in London, where she came into contact with the latest European literary and cinematic tendencies. She also made trips to Buenos Aires and Montevideo. In Latin America, she met significant literary figures such as Alfonso Reyes, Alfonsina Storni, Guillermo de Torres and Consuelo Berges; and occupied her time giving talks on new Spanish poetry, and collaborating in magazines and local newspapers.
These activities were interrupted by her return to Madrid in 1931, motivated by the new Republican regime. Between this year and 1936, she published several collections of poems and theatrical plays, notable amongst which were her theatrical pieces written for young audiences. On a personal level, in 1932 she married the malagueño poet and printer Manuel Altolaguirre, with whom she edited and printed the magazine Héroe, a brief project running from 1932 to 1933 which brought together works by notable poets of the moment. The death of her first son in childbirth in March 1933 was followed by a stay in London, where she published the bilingual magazine 1616. She returned to Madrid in 1935, following the birth of her daughter.
Having abandoned Spain at the outbreak of the Civil War, Concha Méndez Cuesta and her daughter moved first to Marseille, then to Oxford, then to Brussels, before returning to her husband in Barcelona, where he was working in a propaganda office for the Republican Government. They would leave for Paris shortly after, before crossing the Atlantic in 1939, ultimately settling in Mexico. Her literary output, despite the difficulties she faced during this period, was rarely interrupted, though she only returned three times to the world of cinema, writing three scripts for the big screen: Fiesta a bordo (1943), El porfiado (1944) and Esclava del recuerdo (1952); this last film being based on her story Telas estampadas (Patterned Fabrics) (1949). These scripts received a lukewarm reception from audiences and critics alike.
MAE, Óscar Palomares Navarro, 2020
SANZ ARIAS, Hedgar (2018). «Los guiones cinematográficos de Concha Méndez Cuesta (1898-1986): un diálogo transatlántico» en Seminario de Investigación – Instituto de Iberoamérica. Salamanca: Universidad de Salamanca. ULACIA ALTOLAGUIRRE, Paloma (1990). Concha Méndez. Memorias habladas, memorias armadas. Madrid: Mondadori.
| VALENDER, James (ed.) (2001). Concha Méndez en su mundo. Una mujer moderna (1898-1986). Madrid: Publicaciones de la Residencia de Estudiantes. |
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María de los Ángeles López-Roberts llevó a cabo una intensa trayectoria como pintora e ilustradora en las décadas de 1920 y 1930. Residió en París en los años treinta y logró un notorio reconocimiento en el ámbito de la ilustración, incorporando a su estilo influencias de la estética Art Déco.
Autorretrato, h. 1925.
María de los Ángeles López-Roberts y Muguiro, también conocida en los círculos artísticos como Neneta, era hija del diplomático Mauricio López-Roberts Terry y de la aristócrata madrileña María de los Ángeles Muguiro Beruete, Marquesa de Torrehermosa. Las circunstancias familiares favorecieron, por un lado, su intensa vida social, vinculada a la nobleza española y a la carrera política y diplomática de su padre; por otro lado, educada en un entorno culto, cosmopolita e interesado por las artes -su padre fue escritor, crítico de arte y miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid-, recibió desde su adolescencia apoyos e incentivos para el desarrollo de su inquieta creatividad y de su actividad profesional como artista.
La formación artística de María de los Ángeles López-Roberts se llevó a cabo con Fernando Álvarez de Sotomayor y José María López Mezquita. No obstante, sus estímulos creativos estaban alejados de postulados académicos y tradicionales, como señaló en una entrevista concedida en 1925: “en un principio, me costó un trabajo ímprobo sujetarme a las exigencias de la técnica: ¡estaba tan acostumbrada a dar rienda suelta a mi fantasía…!” (Ávila, “Visitas de mujer. Neneta López Roberts”, en Mujer. Revista del Mundo y de la Moda, 16-9-1925, p. 3). De hecho, un examen de su producción inicial nos revela su interés por disciplinas artísticas muy diversificadas, vinculadas al denominado “arte decorativo”. Ejemplo de ello son algunas de las obras que presentó en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, como el Proyecto de decoración para un cuarto de niños (56 x 36 x 50 cm.), que obtuvo premio de Aprecio en la Sección de Arte Decorativo en 1924, la acuarela Cuatro proyectos de panneaux para una sala de música (65 x 50 cm.), presentada en 1926 y el Proyecto para un panel decorativo, presentado en 1930.
Participó activamente María de los Ángeles López-Roberts en la escena artística española de los años veinte, ingresando como miembro de la Asociación Española de Pintores y Escultores en 1923.
En relación a la producción pictórica de López-Roberts, la crítica destacó su “orientación cartelista” (Adsuara, “Pintoras”, en Atlántico, Madrid, 5-7-1929, p. 75) y su estética renovadora y depurada, influenciada por las vanguardias. Así, su conocido Autorretrato, presentado en el VI Salón de Otoño en 1925, fue elogiado por su “desenfado y sentido sintético” (“Algunas impresiones del interesante VI Salón de Otoño en Madrid”, en ABC, 8-11-1925, p. 3). Una depuración formal que, sin embargo, no siempre fue bien acogida.
María de los Ángeles López-Roberts desarrolló una intensa actividad como ilustradora a partir de la década de 1920, colaborando en publicaciones españolas como La Esfera, Blanco y Negro o Por esos mundos. Una actividad que la artista consolidó, tras una estancia familiar en Suiza, en el París de la década de 1930, donde orientó especialmente su producción creativa a la ejecución de ilustraciones. Ello le permitió llevar a cabo representaciones de universos fantásticos extraídos de relatos orientales, en los que podía liberar su inquieta imaginación y experimentar con estéticas exóticas, más afines a su sensibilidad creativa y que se veían fomentadas por el auge del Art Decó en la capital francesa. Así, entre 1929 y 1939 la artista realizó en torno a 170 ilustraciones para diez libros de literatura juvenil publicados por la consagrada editorial Librairie Delagrave, con los que consiguió éxito de público y de crítica.
María Ángeles López-Roberts regresó de forma permanente a España en 1940, donde continuó su trayectoria como artista y como ilustradora para las revistas Y o Flechas y Pelayos, entre otras. Sin embargo, a partir de ese momento, su estilo adquirió un sentido más tradicional y afín a los convencionalismos vigentes en la España franquista, sustituyendo el carácter original, renovador y vanguardista con el que había alcanzado, una década antes, el éxito en París.
La artista continuó su actividad como pintora en España hasta la década de 1960, concurriendo a exposiciones, obteniendo premios en certámenes y participando en acontecimientos artísticos, como la fundación del Salón de Acuarelistas en 1945.
MAE, Magdalena Illán Martín, mayo 2020.
Novios de antaño 1926 Acuarela, tinta y grafito sobre papel. Reproducido en La Esfera, 21-8-1926. Autorretrato H. 1927 Óleo sobre lienzo. Catálogo del VII Salón de Otoño de 1927. Le Merveilleux Coeur de cristal 1930 Acuarela, tinta y grafito sobre papel. 12 ilustraciones para el libro de Madame Stoutz, editado por L. Delagrave, Paris, 1930. L’Etrange aventure de Maire-Lise 1930 Acuarela, tinta y grafito sobre papel. 12 ilustraciones para el libro de Madame de Stoutz, editado por L. Delagrave, París, 1930. La Princesse Abeille et la princesse Amandine 1930 Acuarela, tinta y grafito sobre papel. 12 ilustraciones para el libro de Madame de Stoutz, editado por L. Delagrave, París, 1930. Légendes au clair-de-lune 1932 Acuarela, tinta y grafito sobre papel. Ilustraciones para el libro de Jean Rosmer, editado por L. Delagrave, París, 1932.
Contes des mille et une nuits 1930 Acuarela, tinta y grafito sobre papel. 56 ilustraciones para la adaptación del cuento homónimo de Madame H. Giraud, editada por L. Delagrave, 1930. | Histoire du cheval enchanté 1930 Acuarela, tinta y grafito sobre papel. Ilustraciones para la adaptación del cuento homónimo de Madame H. Giraud, editada por L. Delagrave, París, 1930. Cuentos de Oriente y Occidente 1936 Ilustraciones para el libro Cuentos de Oriente y Occidente de María Victoria Maura, 1936. Le Petit Poucet 1937 Acuarela, tinta y grafito sobre papel. 7 ilustraciones para el libro de Madame de Stoutz, editado por L. Delagrave, París, 1937. La Belle aux cheveux d’or 1938 Acuarela, tinta y grafito sobre papel. 7 ilustraciones para el libro de Madame de Stoutz, editado por L. Delagrave, París, 1938. Douze frères 1939 Acuarela, tinta y grafito sobre papel. 7 ilustraciones para el libro de Madame de Stoutz, editado por L. Delagrave, París, 1939. Catálogo crítico de libros infantiles 1951 Ilustraciones para el libro publicado por la Asociación Nacional de Bibliotecarios, Archiveros y Arqueólogos, Madrid, 1951. |
1920, 1921, 1922, 1923, 1925, 1930, 1946, 1949, 1957, 1960, 1961, 1962, 1963, 1964. Salón de Otoño, Madrid. 1922, 1924, 1926, 1930. Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid. 1929. Exposición de Pintoras. Salón Heraldo de Madrid, Madrid. 1930, 1935, 1946. Salón de los Humoristas, Madrid. 1931. Salon International du Livre d’Art, París. | 1934. Galería Brame, París. 1942, 1956, 1957, 1963. Salones Macarrón, Madrid. 1943. Exposición Club Marítimo del Abra, Guecho, Vizcaya. 1946. Exposición de artistas españoles e ingleses, Instituto Británico, Madrid. 1960. XI Exposición Pintores de África, Madrid. |
ALCOLEA, Fernando, http://www.fernandoalcolea.es/Mujeres-pintoras/Mar-a-Angeles-Lopez-Roberts/ (12-5-2020). BARREDA PÉREZ, María Dolores, http://www.apintoresyescultores.es/ma-angeles-lopez-roberts-y-muguiro/ (12-5-2020). Catálogo Oficial de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1924, 1924: 34, 94. Catálogo Oficial de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1926, 1926, pp. 35, 70. Catálogo Oficial de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1930, 1930: 65, 38. | Catalogue du Salon International du Livre d’Art (1931). Paris: Petit Palais des Beaux-Arts. González, Marta/Álix/Josefina (2019), Dibujantas. Pioneras de la ilustración. Madrid: Museo ABC. pp. 288-293. ILLÁN MARTÍN, Magdalena, “María de los Ángeles López-Roberts en París. Una artista de vanguardia en la ilustración Art Déco”, en Laboratorio de Arte, 17, Universidad de Sevilla, 2020 (en prensa). Lethève, Jacques (1967): Inventaire du fonds français après 1800. Paris: Lepan-Lys, vol. XIV, p. 428. LOMBA SERRANO, Concha, Bajo el eclipse. Pintoras en España (1880-1939), Madrid, CSIC, 2019, pp. 87, 269. |
ADSUARA, “Pintoras”, Atlántico, Madrid, 5-7-1929, p. 75. “Algunas impresiones del interesante VI Salón de Otoño en Madrid”, ABC, 8-11-1925, p. 3. “Apertura de la exposición de artistas femeninos en el Salón del Heraldo”, Heraldo de Madrid, 4-6-1929, p. 1. ÁVILA, “Visitas de mujer. Neneta López Roberts”, Mujer. Revista del Mundo y de la Moda, 16-9-1925, p. 3. DARANAS, Mariano, Mariano DARANAS «La exposición Ángeles. L. Roberts» ABC, 29 abril 1934. “De Bellas Artes. Exposición de pintoras”, El Imparcial, 2-6-1929, p. 2. Doménech, “Exposición Nacional de Bellas Artes en los Palacios del Retiro”, ABC, 30-5-1926, p. 3. “Exposición de pintura de artistas femeninos”, El Liberal, 16-6-1929, p. 4. Fouquier, “Les plaisirs et les jours. La semaine à Paris”, La Semaine à Paris, 19-1-1934, p. 6. | Francés, “Humoristas contemporáneos”, Buen humor, 30-4-1922, p. 16. Francés, “La exposición nacional. El Grabado”, La Esfera, 12-7-1924, p. 18. HERAS, Antonio de las, “Exposición López Roberts”, Hoja del lunes, 16-2-1942. Journal des débats politiques et littéraires, 22-12-1930, p. 4. “Los dibujantes que alegran la vida”, Blanco y Negro, Madrid, 24-11-1935, p. 80. Méndez, Blanco y Negro, 16-6-1929, p. 16. Por esos mundos, 16-5-1926, p. 1. Sabord, “La semaine littéraire”, Paris-midi: seul journal quotidien paraissant à midi, 21-12-1930, p. 3. VAQUER, Enrique, “Segundo Salón de Otoño, La Época, 4-10-1921, p. 1.
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María Luisa Puiggener es la pintora que mayor presencia y reconocimientos logró en la escena artística sevillana durante las primeras décadas del siglo XX. Participó también en exposiciones nacionales e internacionales, en las que obtuvo galardones y el aplauso de la crítica.
A ti suspiramos (Madre e hija), (h. 1901). Colección privada.
María Luisa Puiggener nació en el seno de una familia ilustrada de Jerez de la Frontera. Sus progenitores, María Sánchez Pastrana y José Puiggener Bajes -oriundo de Capellades (Cataluña), periodista, impresor y editor de diferentes periódicos y revistas en la localidad- ofrecieron a la artista y a sus dos hermanas y hermano una educación culta y avanzada para su época, que hubo de impulsar sus inquietudes culturales y artísticas.
En 1890 María Luisa Puiggener estaba matriculada en los cursos de la recién inaugurada Enseñanza artística de la Mujer, en cuyas asignaturas obtuvo diferentes premios. Posteriormente, estuvo vinculada al estudio de José Jiménez Aranda, figurando como alumna del pintor sevillano en diferentes exposiciones.
María Luisa Puiggener estuvo activa en la escena artística nacional durante las dos primeras décadas del siglo XX, a lo largo de las cuales desarrolló una intensa trayectoria, exponiendo en algo más de una veintena de exposiciones y obteniendo el beneplácito de la crítica, así como reconocimientos en forma de premios y galardones. Ello, a pesar del sesgo marcadamente machista imperante en el mundo del arte coetáneo. En este sentido, María Luisa Puiggener, consciente de los prejuicios que conllevaba que una artista firmara su obra, optaba -como muchas otras creadoras- por ocultar su condición de mujer y firmar únicamente con la inicial de su nombre –“L. Puiggener”–, generando diferentes malentendidos y polémicas: “Ha producido animados debates porque nadie quería convencerse de que la mano experta y segura que había pintado esos cuadros fuera la de una mujer” (Valladar, J., en La Alhambra, Granada, 1902, p. 907). El mismo efecto causó su pintura Una artista (1903), de la que la crítica señaló: “Firmólo sin su nombre de pila y nadie podía averiguar que fuese una mano femenina la que lo trazara, tal era el vigor con que estaba ejecutado” (Pescador, M., Los pintores jerezanos, Sanlúcar de Barrameda, 1906, p. 88).
La artista participó de forma continuada en las Exposiciones de Bellas Artes de Primavera de Sevilla, organizadas por el Ateneo hispalense, siendo, en ocasiones, la única mujer participante. También fue, durante años, la única mujer que obtuvo un premio institucional en Sevilla, como fue el Accésit de los Juegos Florales del Ateneo de 1902 con la obra X.Y.Z. Ese mismo año obtuvo un nuevo reconocimiento, Medalla de plata en la Exposición de Bellas Artes de Granada, con la pintura ¡A ti suspiramos!.
También participó María Luisa Puiggener en la primera Exposición de Pintura Feminista que se celebró en el Salón Amaré de Madrid en 1903 y en la que mostraron obras de cuarenta pintoras. La artista presentó una obra, Muchacha ojeando un álbum, que fue destacada por la crítica. En la capital española, María Luisa Puiggener participó en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes de los años 1904, 1906 y 1910, obteniendo en las dos primeras una Mención honorífica. Igualmente, la artista concurrió a diferentes exposiciones internacionales, en las que la presencia de mujeres no dejaba de tener un carácter excepcional. En 1907 fue seleccionada para concurrir a la V Exposición Internacional de Arte de Barcelona, hecho que la prensa sevillana recogió poniendo en valor a la artista, ya que solo ella y Gonzalo Bilbao fueron admitidos en la muestra, siendo rechazados los envíos de García Ramos, González Santos, Winthuysen, Alpériz o García Rodríguez. También en el ámbito internacional, Puiggener concurrió a las Exposiciones de Pinelo en Buenos Aires de los años 1908 y 1909, así como a la Exposición del Centenario de la Independencia de México celebrada en 1910 y, en ese mismo año, a la Exposición Internacional de Arte del Centenario en Buenos Aires, en la que fue la única artista en obtener un galardón, en forma de Tercera medalla.
La última noticia que se conoce sobre María Luisa Puiggener es la exposición de una de sus obras un establecimiento comercial del centro de Sevilla, en mayo de 1921.
Son escasas las obras que actualmente se conocen de María Luisa Puiggener y muy parcas las referencias recogidas en catálogos y prensa sobre su producción. De las cuarenta pinturas que la crítica artística menciona con mayor precisión, solo doce pueden ser identificadas en la actualidad y permiten analizar el estilo de la artista.
Un estilo en el que se advierte la influencia de las tendencias vigentes en el arte sevillano de comienzos del siglo XX y, especialmente, de su maestro, José Jiménez Aranda. Sus obras iniciales heredan temáticas decimonónicas -como el casacón- y un realismo académico, en ocasiones de carácter social, con las que obtuvo un notorio reconocimiento. En la segunda década del siglo, su estilo adoptó recursos técnicos más expresivos, intensificando el cromatismo y la factura de la pincelada.
María Luisa Puiggener especializó su producción en la representación de escenas de la vida cotidiana, alejándose del costumbrismo folclórico para adoptar un sentido más naturalista en la recreación de episodios que describen el impacto de la crisis económica y social de comienzos de siglo en la sociedad hispalense, como se advierte en obras como Escena de empeño (1900), ¡A ti suspiramos! (1901) o Consulta gratis (h. 1904). A mediados de la primera década de la centuria desarrolló el género del retrato, sobre todo, de mujeres y niñas, así como escenas costumbristas con un carácter más afable. También dedicó parte de su producción al bodegón y solo de forma puntual abordó el paisaje, como se advierte en La Giralda a la luz de la luna, única representación paisajística que llevó a cabo para el libro Quien no vio a Sevilla… (1920), ilustrado por los artistas más importantes del momento, siendo María Luisa Puiggener la única pintora invitada a participar.
MAE, Magdalena Illán Martín, mayo 2020.
Joven ojeando un álbum H. 1903 Óleo sobre lienzo. Exposición de Pintura Feminista, Salón Amaré, 1903. Una artista H. 1903 Óleo sobre lienzo. Catálogo de la Exposición de Primavera de Sevilla de 1903. Consulta gratis H. 1904 Óleo sobre lienzo. Catálogo de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1904. Naturaleza muerta con uvas, melocotones e higos H. 1904 Óleo sobre lienzo. 68 x 93,5 cm. Colección privada.
| Retrato de la Señora de Aguilar H. 1906 Óleo sobre lienzo. 128 x 95 cm. Catálogo de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1906.
Retrato de la niña Pilar Santigosa H. 1910 Óleo sobre lienzo. 60 x 44 cm. Colección privada. Busto de mujer con mantilla H. 1916 Óleo sobre lienzo. Catálogo de la Exposición de Primavera de Sevilla de 1916. La Giralda a la luz de la luna 1920 Ilustración. Reproducido en el libro Quien no vio a Sevilla,…, Ayuntamiento de Sevilla, 1920, p. 177 |
1901, 902, 1903, 1904, 1908, 1909, 1916, 1920, 1921. Exposición de Bellas Artes de Primavera, Sevilla, Ateneo. 1902. Exposición de Bellas Artes. Granada. 1903. Exposición de Pintura Feminista. Madrid, Salón Amaré. 1904, 1906, 1910. Exposición Nacional de Bellas Artes. Madrid. 1907. V Exposición Internacional de Arte. Barcelona. 1908, 1909. Exposición Pinelo, Buenos Aires. 1910. Exposición del Centenario de la Independencia de México. Ciudad de México. 1910. Exposición Internacional de Arte del Centenario. Buenos Aires. |
AA.VV., Quien no vio a Sevilla… Sevilla, Ayuntamiento de Sevilla, 1920, p. 177. BANDA Y VARGAS, A. DE LA, “La pintura jerezana del siglo XIX”, en Archivo Español de Arte, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, nº 273, 1996, p. 95. COLL MIRABENT, I., Diccionario de mujeres pintoras en la España del siglo XIX, Barcelona, Centaure Groc, 2001, p. 164. DIEGO OTERO, E. DE, La mujer y la pintura en la España del siglo XIX: mujeres pintoras en Madrid, 1868-1910 (Tesis doctoral), Madrid, Universidad Complutense, 1987, T. II, p. 721. FERNÁNDEZ LÓPEZ, J., “María Luisa Puiggener. Escena de empeño” y “Nota biográfica”, en La colección de El Monte. Sala de exposiciones Villasís: abril-junio de 1999, Sevilla, Fundación El Monte, 1999, pp. 168 y 242. FERNÁNDEZ LÓPEZ, J., “María Luisa Puiggener (1875-1921). Una joya (escena de empeño)”, en Ahorro y progreso. 175 años de Cajasol, catálogo de la exposición, Sevilla, Cajasol, 2010, p. 48. GÓMEZ ZARZUELA, Vicente, Guía de Sevilla, su provincia & c. para 1892, Sevilla, 1891, p. 181. GUTIÉRREZ BURÓN, Jesús, Exposiciones Nacionales de pintura en España en el siglo XIX, Tesis doctoral, TT. I y II, Universidad Complutense de Madrid, Madrid, 1987, pp. 384-385 y 1240. ILLÁN MARTÍN, Magdalena y VELASCO MESA, Custodio, “Un verdadero pintor: María Luisa Puiggener en la escena artística sevillana de comienzos del siglo XX”, Laboratorio de Arte, 30, Universidad de Sevilla, 2018, pp. 401-418. | LOMBA SERRANO, Concha, Bajo el eclipse. Pintoras en España (1880-1939), Madrid, CSIC, 2019, pp. 32, 42, 47, 58, 77, 158, 165-168, 268. MALO LARA, Lina, “María Luisa Puiggener Sánchez, en ILLÁN, Magdalena y LOMBA, Concha, Pintoras en España (1859-1926). De María Luisa de la Riva a Maruja Mallo, Zaragoza, Prensas de la Universidad de Zaragoza, 2014, pp. 142-143. MARÍN SILVESTRE, M. I., “La Exposición internacional de Arte del Centenario de Buenos Aires el año 1910. El Cercle Artistic de Barcelona como delegado de Ca- talunya”, en XV Congreso Nacional de Historia del Arte. Modelos, intercambios y recepción artística (de las rutas marítimas a la navegación en red), Vol. 1, Illes Balears, 2008, p. 854. PANTORBA, B., Historia y crítica de las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes celebradas en España, Madrid, Alcor, 1948, pp. 178, 186, 188 y 201. PÉREZ-NEU, C. G., Galería Universal de Pintoras, Editora Nacional, Madrid, 1964, p. 104. QUESADA, L., La vida cotidiana en la pintura andaluza, Sevilla, FOCUS, 1992, p. 353. RODRÍGUEZ AGUILAR, I. C., Arte y cultura en la prensa. La pintura sevillana (1900-1936), Sevilla, Universidad de Sevilla, 2000, p. 640. TORRES LÓPEZ, M., Diccionario de mujeres pintoras en Andalucía. Siglo XIX, Málaga, Fundación Unicaja, 2009, p. 131. TORRES LÓPEZ, M., La mujer en la docencia y en la práctica artística en Andalucía durante el siglo XIX (Tesis doctoral), Universidad de Málaga, 2007, pp. 463 y 588. |
AFAR, Alé, “La mujer en la Exposición de Bellas Artes”, El Álbum Ibero-Ame- ricano, 22-6-1904, p. 269. ALCÁNTARA, Francisco: “La Exposición de Bellas Artes”, El Imparcial, 16-5-1904, p. 2. CASANOVA, Santiago, “La exposición de pinturas de Cádiz”, El Noticiero Sevillano, 13-8-1904, p. 142. CASANOVA, Santiago, La Alhambra, 1906, p. 229. CONTRERAS, E.: “En el Salón Amaré. Pintura feminista”, El Álbum Iberoamericano, 30-6- 1903, p. 5. | “De Arte. Un Retrato”, El Noticiero Sevillano, 17-3-1906. “Del Ateneo”, El Baluarte, 20-4-1902. “Del Ateneo. Lindo cuadro”, El Baluarte, 1-5-1902. LEÓN TROYANO, Francisco, El Noticiero Sevillano, 1-5-1921. PESCADOR Y GUTIÉRREZ DEL VALLE, Mariano, Los pintores jerezanos, Sanlúcar de Barrameda, 1906, p. 88. VALLADAR, J., “La exposición de este año (II)”, La Alhambra. T. II, Granada, 1902, p. 907.
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Madrid, 1904 – 1976
Se inició en el dibujo y la pintura a muy temprana edad, probablemente de la mano de su tía, María Roësset. Estudió en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y se formó con Fernando Álvarez de Sotomayor, José M.ª López Mezquita y Daniel Vázquez Díaz. Su obra se centra fundamentalmente en el retrato –y el autorretrato– y la pintura religiosa. Desde finales de los años veinte se dedicó además a la docencia en su estudio para mujeres.
Autorretrato, 1924. MNCARS
Marisa Roësset y Velasco nace en Madrid en 1904 en el seno de una familia acomodada que apoya y alienta su vocación artística. Su primera formación plástica la recibe probablemente de su tía, la también pintora, María Roësset. Tal y como apunta Nuria Capdevilla-Argüelles, autora de un amplio estudio dedicado a la saga Roësset “su tía es decisiva en la genealogía del arte de la joven Marisa. Parece ser que su padre, Eugenio Julio Roësset Mosquera […] admiraba, como no podía ser menos, a su hermana y quiso que su hija estuviese desde muy pequeña entre lápices y pinceles. Cerca de su tía pintora se inició en el dibujo y la pintura a muy temprana edad”.
Inicia sus estudios en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, formación que amplía bajo la tutela de Fernando Álvarez de Sotomayor –incluso llega a compartir estudio con las hijas del pintor– y posteriormente de José María López Mezquita y Daniel Vázquez Díaz.
La obra de Marisa se centra fundamentalmente en el retrato –y el autorretrato– y la pintura religiosa, tema que trata con mayor profusión tras la Guerra Civil. De su obra previa a la contienda, y por tanto de su etapa de juventud, destacan los retratos de mujeres modernas, en ocasiones cercanas al dandismo “Es durante los años de contacto con MaRo [María Roësset], quien murió cuando su sobrina contaba diecisiete años, cuando probablemente comenzó su interés por el retrato y especialmente por el autorretrato visto como género terapéutico y canal de expresión del yo. Es importante destacar que Marisa Roësset comienza a pintarse pintando, es decir, a representarse como artista con confianza autora, de la mano de su tía, artista que evitó versionarse de esta forma”.
Son varios los autorretratos que se conservan de Marisa y en la mayor parte, tal y como se indica, se retrata en pleno proceso creativo. En todos ellos la pintora mira directamente al espectador, con seguridad y autoafirmación, identificándose como creadora y profesional. Excepción es un autorretrato temprano, fechado en 1924 y premiado con tercera medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de ese año, en el que muestra a una joven Marisa, de apenas veinte años, en actitud diferente, sentada en el brazo de una butaca y a punto de salir.
Del resto de sus retratados, muchos realizados por encargo, destacan los que realiza de su compañera Lola Rodríguez Aragón o en los que aparece su hermano Mauricio, que continúa pintando incluso tras su temprana muerte en 1928.
Aunque se presenta a diferentes certámenes, como la mencionada Exposición Nacional de Bellas Artes de 1924, no es hasta su muestra en el Lyceum Club Femenino en 1927 cuando Marisa adquiere cierta notoriedad. Presenta una veintena de cuadros fechados entre 1922 y 1927 que resumen sus años de formación. La prensa de la época se hace eco de la exposición “Ha reunido la señorita Roësset una colección de sus obras en las que claramente pueden apreciarse las grandes condiciones de que está dotada y su fina sensibilidad artística. En sus cuadros se aprecian los avances realizados en la orientación y en la técnica, cada vez en un sentido de mayor modernidad en el acento, certeramente definido”.
En 1929 expone en el Salón del Museo de Arte Moderno de Madrid. En las numerosas reseñas que aparecen en prensa sobre la misma podemos leer “En Marisa Roësset el arte no es simple inconsciencia más o menos afortunada en el logro. Es intuición, encauzada por la inteligencia y por un fino espíritu de observación y valoración comparativa”. Este mismo año obtiene tercera medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes con la obra Reposo.
Tras la guerra a la temática del retrato se unen las obras de contenido religioso que comienza a tratar con asiduidad. En 1941 es galardonada con una segunda medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes con la obra Anunciación. En 1947 obtiene medalla en la Exposición Internacional de Buenos Aires y al año siguiente presenta su obra en la exposición del Women’s International Art Club de Londres.
Paralelamente a su actividad expositiva y a su participación en diferentes certámenes, desde finales de los años veinte Marisa Roësset se dedica a la docencia en su estudio para mujeres de la calle Goya y hasta los años sesenta forma a pintoras entre las que destacan nombres como el de Menchu Gal.
Tras una larga trayectoria artística y docente, Marisa Roësset y Velasco fallece de cáncer en 1976.
MAE, María García Soria, 2014
1924. Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid (Tercera Medalla). 1927. Exposición individual en el Lyceum Club Femenino, Madrid. 1929. Salón del Museo de Arte Moderno, Madrid. Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid (Tercera Medalla). | 1941. Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid (Segunda Medalla). 1947. Exposición Internacional, Buenos Aires (Medalla). 1948. Exposición del Women’s International Art Club, Londres. |
CAPDEVILLA-ARGÜELLES, N., Autoras y precursoras. Un siglo de autoras Roësset, Madrid, Editorial Horas y Horas, 2013, p. 123. Hacia poéticas de género. Mujeres artistas en España, 1804-1939 [catálogo], Zaragoza / Valencia, 2022. LOMBA SERRANO, C., Bajo el Eclipse. Pintoras en España, 1880-1939, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, colección Biblioteca de Historia del Arte, 2019. | LOMBA, C., Marisa Roësset, en la frontera (1924-1939), Archivo Español De Arte / Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Departamento de H. del Arte “Diego Velázquez” Centro de Estudios Históricos, Volumen 91, nº 362, abril-junio 2018, pp. 143-158. LOMBA SERRANO, C. e ILLÁN MARTÍN, M. (com.), Pintoras en España, 1859-1926. De María Luisa de la Riva a Maruja Mallo [Catálogo], Zaragoza, Vicerrectorado de Cultura y Política Social de la Universidad de Zaragoza, Diputación Provincial de Zaragoza, 2014. |
MÉNDEZ CASAL, A. “Exposiciones recientes. María Roësset”, en Banco y negro, Madrid, 22-12-1929, pp. 28-30. “Notas de Arte. Inauguración de la Exposición de la señorita Marisa Roesset en el «Lyceum»”, en La Época, Madrid, 11-1-1927, p. 2. |
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Espinho, Portugal, 1882 – Manila, 1921
Autorretrato, 1911
María Roësset y Mosquera nace en Espinho, Portugal, en 1882, en el seno de una acomodada familia. Su padre se traslada de su Francia natal para trabajar como ingeniero en las líneas de ferrocarril de España y Portugal. Casa con una dama gallega y al poco tiempo de nacer María, la familia se traslada a Madrid.
Junto a su hermana Margot, María Roësset recibe una refinada educación. Acude al colegio para señoritas de las Ursulinas, sito en la madrileña calle de Príncipe Vergara. Ambas reciben clases de francés y dibujo y pintura, así que su primer contacto con la técnica pictórica se produce durante estos años.
Muy joven se casa con Manuel Soriano Berroeta, diecinueve años mayor que ella. Su marido, diputado en cortes y muy relacionado con los círculos intelectuales madrileños de la época, pone en contacto a María con este ambiente. Ya en su viaje de novios realizan un largo tour por Europa –hábito que el matrimonio, y después María en solitario, cultivarán durante toda su vida– en el que visitan los grandes museos y galerías donde conocen de primera mano el arte más actual y los movimientos de vanguardia. Manuel Soriano le presenta a pintores como Chicharro, Madrazo o Regoyos.
Las cartas que durante el viaje envía a su familia atestiguan que su marido alimenta su curiosidad y faceta creativa “Manolo se empeña en que haga dibujos y verdaderamente es que no quiere convencerse de que no tengo disposiciones”. Del matrimonio nacen dos hijos, Eugenia y Joaquín.
Pero no es hasta la muerte de su marido cuando María Roësset comienza a pintar. Manuel Soriano fallece el 19 de agosto de 1910, cundo María cuenta veintiocho años. Se muda junto a sus hijos, en esos momentos de tres y cinco años respectivamente, fuera del centro madrileño.
María inicia una etapa de introspección fruto de la melancolía y tristeza por la muerte de Manuel. La pintura constituye su vía de escape y cinco meses después comienza a pintar, acude asiduamente al Prado, en cuyas sala realiza copias de los grandes maestros y asiste diariamente al estudio de Chicharro. Gracias al testimonio directo de su hija Eugenia sabemos que decora su nueva casa con grandes lienzos de estilo bizantino, en los que cose cuentas al más puro estilo preciosista de Gustav Klimt, cuyos cuadros probablemente conoce en los diferentes viajes que realiza. Toda esta obra de gran formato desaparece con el estallido de la guerra del 36. Afortunadamente sus hijos logran salvar parte de su producción.
Instalada en su nueva vida y condición, su fortuna le permite vivir con cierta comodidad y libertad. María –que comienza a firmar sus cuadros como MaRo– sigue viajando con sus hijos por Europa, visita ciudades como Munich, Düsseldorf, Roma, Florencia o Viena –ciudad donde le sorprende el inicio de la Segunda Guerra Mundial– y continúa visitando museos, galerías y estudios. Es testigo de las nuevas tendencias, del nacimiento de la abstracción y el aperturismo hacia la mujer de la esfera pública.
De su obra se hace patente el ámbito doméstico en que se desarrolla, en el que se retrata a sí misma y a sus familiares principalmente, pero esto no significa que María pintase únicamente por afición. La investigadora Nuria Capdevila-Argüelles escribe “Se dice de MaRo que pintaba sin voluntad de profesionalización, afirmación muy fácil de hacer en relación a las mujeres creadoras y parte de la descripción romántica y plagada de silencios que nos han llegado de esta pintora. Esta descripción no casa con la rotundidad de sus imágenes, en especial de sus autorretratos, si los analizamos en relación a las muy particulares coordenadas de este género, clave para el examen de la autoría artística.”
Su hija Eugenia sostiene que su madre “pintaba muy deprisa, no dibujaba, sino que pintaba directamente, empezando por pintar los ojos y luego iba completando el rostro. He visto lienzos con dos ojos, que ya tenían la expresión y el parecido del futuro retrato”. Dicha expresividad caracteriza todas sus obras, sobre todo sus autorretratos, que desprenden la fuerza de su autora y su melancolía, aunque nunca se retrata pintando. Siempre vestida de negro y sobre fondos prácticamente abstractos y desdibujados, mira directamente al espectador, despojada de cualquier otro elemento. Su rostro concentra todo el impacto visual de la composición, recurso que retoma en otros retratos.
De su producción también destacan, por su particularidad y la controversia que en la época causaban este tipo de obras realizadas por mujeres artistas, los desnudos de jóvenes y adolescentes. Pinta en varias ocasiones a su hija Eugenia, es el caso de Desnudo de niña con brazos cruzados conservado en el Museo de Bellas Artes de la Coruña, y a su sobrina Marisa Roësset –que tiempo después seguirá sus pasos como pintora y presente en la exposición–. Son retratos pudorosos pero arriesgados en los que se advierte la intensidad con que María pinta los rostros y en los que la figura centra toda la mirada respecto al espacio casi vacío que la rodea.
Poco se sabe de su actividad expositiva. A través del testimonio de su hija sabemos que María Roësset participa con su obra Gitana Agustina en una muestra en Alemania en 1912 y con Maja y Torero en el concurso de carteles anunciadores del Baile de Carnaval del Círculo de Bellas Artes de 1914.
Hacia 1915 la enfermedad de María se agrava, probablemente tisis, y aunque continúa con sus viajes y su actividad, su producción se resiente. Finalmente, el 3 de octubre de 1921 y durante un viaje a Manila, María Roësset fallece.
MAE, María García Soria, 2014
1912. Exposición, Múnich. Círculo de Bellas Artes, Madrid. |
CAPDEVILA-ARGÜELLES, N., Artistas y precursoras. Un siglo de autoras Roësset, Madrid, Horas y HORAS La Editorial Feminista, 2013. Hacia poéticas de género. Mujeres artistas en España, 1804-1939 [catálogo], Zaragoza / Valencia, 2022. LOMBA SERRANO, C. e ILLÁN MARTÍN, M. (com.), Pintoras en España, 1859-1926. De María Luisa de la Riva a Maruja Mallo [Catálogo], Zaragoza, Vicerrectorado de Cultura y Política Social de la Universidad de Zaragoza, Diputación Provincial de Zaragoza, 2014. | LOMBA SERRANO, C., Bajo el Eclipse. Pintoras en España, 1880-1939, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, colección Biblioteca de Historia del Arte, 2019. María Roesset (1882-1921) [catálogo], Madrid, Centro Cultural del Conde Duque, 1988. PÉREZ SÁNCHEZ, A. E., “Una interesante y desconocida pintora”, Villa de Madrid, n.º 86, Madrid, Ayuntamiento, 1985. |
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