Villarroya Cartié, Emilia
Zaragoza, 1852 – 1916
Emilia Villarroya Cartié.
Villarroya Cartié, Emilia
Emilia Villarroya nació en Zaragoza en 1852 en el seno de una familia acomodada de comerciantes banqueros aragoneses, siendo hija de Juan Francisco Villarroya y Josefa Cartié. Su padre era miembro de la sociedad mercantil “Villarroya y Castellano”, una de las más importantes dentro del territorio aragonés durante la segunda mitad del siglo XIX y explotadora de las crecientes industrias papelera y harinera. La sociedad se había constituido en 1839 a partir del matrimonio de la tía segunda de Emilia, Isidra Villarroya, con el tudelano Tomás Castellano Sanz.
Emilia Villarroya se casó con su primo Orencio Castellano Villarroya, cuarto hijo de Isidra Villarroya y Tomás Castellano, perpetuando así la saga capitalista familiar. Tuvieron tres hijas: Alicia, Margarita y Elisa. El matrimonio participaba habitualmente en la vida social y cultural zaragozana: Orencio, que era el gestor de la sociedad, formó parte de la dirección de la Cámara de Comercio e Industria de Zaragoza desde su fundación en 1888, mientras Emilia combinaba sus deberes femeninos con la práctica pictórica. Se conocen escasas referencias a su actividad artística pero es posible afirmar que, en esa época, y teniendo en cuenta su posición económica y social, probablemente adquirió su formación artística como un complemento más de la educación refinada que recibían las señoritas de clase alta del siglo XIX, siempre supeditada al objetivo principal de contraer matrimonio y ejercer el papel de esposa y madre.
Emilia Villarroya concurre a la Exposición Aragonesa de 1885-1886 organizada por la Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País, que se inauguró en octubre de 1885 y estaba dividida en las secciones de bellas artes y de productos regionales. La artista participó dentro del apartado de Artes Liberales con tres pequeños cuadros: una escena de mesón y dos paisajes. Fue premiada con una segunda medalla por estas dos últimas obras. En la misma exposición la sociedad familiar también recibió galardones en la sección de productos regionales: un diploma de honor a los Sres. Villarroya y Castellano por la fabricación de harinas y una recompensa de la RSEAAP por el uso del escudo en sus producciones.
Nos consta que la pintora practicaba otros géneros además del paisajístico, en ocasiones asociado con la denominada sensibilidad femenina, pues en el catálogo de la sección de pintura del Museo de Zaragoza de 1933 se cita un cuadro suyo de temática religiosa titulado Alegoría del Pilar, perteneciente a la sazón a la colección de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis y hoy en día lamentablemente en paradero desconocido, que habría formado parte de uno de los varios lotes de obras legados por el deán Don Florencio Jardiel al Museo de Zaragoza, sede de la Academia.
El trabajo artístico de Emilia Villarroya debió de ser bien valorado como demuestra no solo el premio recibido en la citada Exposición de 1885-1886, sino su nombramiento como presidenta del decimonónico Círculo de Bellas Artes de Zaragoza. Ocupó ese puesto con seguridad en el año 1895 tal y como se deduce de la dedicatoria impresa firmada por el compositor Martin Davoise, autor de la pieza Emilia: tanda de Valses, partitura editada ese año por el comerciante de pianos Faustino Bernareggi.
A pesar de estos éxitos, su condición de esposa y de accionista de la sociedad mercantil, aparte de ser la cuñada del que fuera Ministro de Ultramar entre 1895 y 1897, Tomás Castellano Villarroya, debía de imponerle numerosas obligaciones al margen de su carrera artística. De hecho, un artículo del periódico madrileño La Correspondencia de España del 22 de octubre de 1895 que narra el programa de actividades de varios corresponsales invitados por el ministro de Ultramar a Zaragoza, entre ellas el banquete en la residencia de Orencio Castellano y Emilia Villarroya sita en la plaza Aragón,destaca las habilidades como anfitriona de la mujer, además de su belleza femenina y la de sus hijas de la siguiente manera: “A la excesiva amabilidad de Emilia Villarroya, cuya belleza solo iguala a la distinción ejemplar con que abre su casa a la mejor sociedad aragonesa, únense [sic] los atractivos de sus hijas Elisa, Alicia y Margarita, ideales mujeres en las que no se sabe qué apreciar si las bondades del alma ó [sic] los hechizos de sus esculturales cuerpos y que constituyen el más preciado encanto de cuantas fiestas celebran los señores de Castellano en el suntuoso hotel que se levanta en la plaza de Aragón frente a la estatua del inolvidable Pignatelli”.
En 1902 la artista pintó un paisaje de formato triangular titulado Vista de Zaragoza desde las ruinas de un monasterio, también referido en algunas publicaciones como Ruinas con Zaragoza al fondo, inscrito en la tradición estilística del romanticismo y de exquisita factura.
Emilia Villarroya Cartié falleció en julio del año 1916 en Zaragoza, como indica el anuncio de necrológicas publicado en el diario La Acción el día 28 de ese mes.
MAE, Inés Escudero Gruber, 2014
1885-1886. Exposición Aragonesa (Segunda medalla).
|
LOMBA SERRANO, C. e ILLÁN MARTÍN, M. (com.), Pintoras en España, 1859-1926. De María Luisa de la Riva a Maruja Mallo [Catálogo], Zaragoza, Vicerrectorado de Cultura y Política Social de la Universidad de Zaragoza, Diputación Provincial de Zaragoza, 2014. |
La Correspondencia de España (Madrid, 22-X-1895). La Acción, (Madrid, 28-VII-1916). |
|