Malagarriga y Armat, Elvira

 

Barcelona, 1886 – 1938

 

Elvira Malagarriga y Armat u Ormat, como también aparece en algunas publicaciones, fue una relevante pintora barcelonesa cuya trayectoria destaca por los numerosos viajes que realizó en vida, y que influenciaron notablemente en su producción pictórica, así como por su amplia nómina de pintura al óleo, frecuentes en gran número de instituciones catalanas. 

 

Malagarriga y Armat, Elvira

Elvira Malagarriga y Armat u Ormat, como también aparece en algunas publicaciones, fue una relevante pintora barcelonesa cuya trayectoria destaca por los numerosos viajes que realizó en vida, y que influenciaron notablemente en su producción pictórica, así como por su amplia nómina de pintura al óleo, frecuentes en gran número de instituciones catalanas.

Al igual que su hermana, la también pintora Aurora Malagarriga, en sus años de formación va a convertirse en discípula del pintor y retratista Cristòfor Montserrat, en la Lonja, lo que le hará especializarse posteriormente, en retratos, floreros y composición. El maestro Bonnat y el artista Checa, también influyeron en su formación.

En 1900 exhibe una de sus pinturas en el escaparate de un comercio en el Pasaje Bacardi de Barcelona, representando –según Coll- el momento del asalto de las tropas a las trincheras de Tetuán. En esa misma fecha está presente en la exposición que organiza la Sociedad Artística y Literaria de Cataluña en la Sala Parès (donde expuso en 1904, 1906 y 1916), y que acogerá la I Exposición de Artistas Independientes del año 1907, en la que, antes de marchar a Italia y Francia para completar su formación artística, expondrá nuevamente.

Pasará tres años en París, estudiando en la Academia Julien, recibiendo clases del pintor Jean Paul Laurens, miembro de la Asociación de Artistas Franceses y uno de los últimos referentes de la pintura académica y de historia. Culmina esta etapa con su presencia en el Salón de París de 1910 con la obra La lettre attenduepar la négresse. De este mismo año es la obra Escena andaluza, hoy en el Instituto de Cultura de Barcelona y que muestra cómo la artista trabaja la pintura de género y costumbre, tan demandada en Europa.

De Francia marchará a Florencia donde, con 24 años, alcanza la madurez artística, completando su formación. Se advierte en la artista un fuerte interés por el color y la línea, interés que se ve reforzado además por el estudio de los grandes maestros, de los que seguirá aprendiendo a su vuelta a España, realizando una corta estancia en Madrid para conocer a los grandes maestros del Museo del Prado. Antes de ello, Florencia le brinda la oportunidad, en 1911, de presentar su obra en la Associazione degli Artista Italiani, donde obtuvo reconocimiento a su talento. La alegría de una abuela de hacia 1912, es una de las pinturas de este período, además de las “cincuenta y una obras  basadas en temas sacados de diferentes viajes por España, Italia y Francia”.

A su vuelta a la Ciudad Condal interviene en la Exposición de Primavera de 1918, y un año más tarde, en 1919 expone de manera individualizada en una sala ya conocida por la artista, la Sala Parès y en la Sala Goya; en ésta última mostró cuadros como Pobre viejo o Verano y Otoño.

La participación en exposiciones, certámenes y concursos en Cataluña, son una constante en su vida, de este modo la veremos en las Galerías Dalmau en 1924, donde presentó 26 óleos de flores, figuras y paisajes; en el Saló de Tardor y en  las Galerías Layetanas en 1936, mostrándose su obra fuera de España, como en California.

La crítica supo apreciar su obra desde muy temprano, como se aprecia en 1912 en la Revista Feminal, suplemento de la Ilustración Catalana, de la mano de la periodista, feminista y directora de dicha revista, Carmen Karr, que firmaba con el pseudónimo de Joana Romeu y que escribe con motivo del regreso de la pintora: “Y hoy Barcelona puede admirar la fuerza, la elegancia y la belleza del arte que posee la joven pintora, que va a tener un honrado lugar entre los nuestros más sinceros y serios artistas. Al saludarla Feminal, homenajeando su talento, que a tanta altura pone el nombre de la mujer catalana, solo se conduele de que obedeciendo a un excesivo respeto o temor hacia ciertos errores perjudiciales (que después de ver echados de todas partes, parecen haberse refugiado en la sociedad española, y esencialmente en la nuestra, la barcelonesa) la señorita Malagarriga se haya abstenido de exponer, lo que a nuestro entender, es tal vuelta, lo más intenso y lo más sentido de su arte; algunos desnudos de una gran belleza y también de una gran castidad, que hemos podido admirar en su estudio de la calle Provenza”. Será muy interesante esta crítica, ya que no sólo ensalza la obra de la pintora, sino que arremete contra la férrea moral existente en algunos sectores de la sociedad catalana, contraria al desnudo artístico, temática muy en tela de juicio para las mujeres artistas.

Como se indicó destacará sobre todo por el género del retrato, de los más importantes será el que realice de Apel-Les Mestres, aunque también lo hará en las composiciones de paisaje, como se demuestra en Paseo con casa señorial, en el que se observa el colorido y el juego de sombras recurrente en otros paisajes de su producción.

MAE, Carmen Rodríguez Serrano, 2014

LOMBA SERRANO, C. e ILLÁN MARTÍN, M. (com.), Pintoras en España, 1859-1926. De María Luisa de la Riva a Maruja Mallo [Catálogo], Zaragoza, Vicerrectorado de Cultura y Política Social de la Universidad de Zaragoza, Diputación Provincial de Zaragoza, 2014.

LOMBA SERRANO, Concha, Bajo el Eclipse. Pintoras en España, 1880-1939, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, colección Biblioteca de Historia del Arte, 2019.