Clara Salazar nació en la ciudad malagueña de Ronda, desconociéndose cualquier tipo de información sobre su familia y su infancia. Su formación artística se llevó a cabo en Málaga, donde fue alumna de la Escuela de Bellas Artes de la ciudad y asistió a las enseñanzas del pintor Joaquín Martínez de la Vega (1846-1905), profesor de la Academia de Dibujo del Liceo malagueño y de la referida Escuela malagueña. También desarrolló su aprendizaje artístico con el pintor valenciano, afincado en Málaga desde 1870, Antonio Muñoz Degrain (1840-1924), profesor de Pintura en la denominada Clase de Señoritas, que empezó a impartirse en el año 1879 en la Escuela de Bellas Artes,.

Se tienen noticias de la actividad artística de Clara Salazar a partir de 1888, año en el que expuso algunas de sus pinturas, acuarelas y estudios a lápiz en el establecimiento de Federico Moreti de Ronda (Torres, Matilde, La mujer en la docencia y la práctica artística en Andalucía durante el siglo XIX, Tesis doctoral, Universidad de Málaga, 2007, p. 509). También a finales de la década de 1880 se mostraron sus pinturas en el establecimiento de Antonio Porredón en Málaga, un local comercial dedicado a la venta de molduras, espejos y objetos de bellas artes, que contaba con una exposición permanente de cuadros; la información conservada señala que en los fondos de dicho establecimiento se exponían cuatro obras de la artista (Ramos Frendo, Eva María, El coleccionismo decimonónico malagueño, Universidad de Málaga, Málaga, 2002, pp. 135-136).

En el año 1890 Clara Salazar abandonó su ciudad natal para trasladarse a Madrid, buscando, si duda, mejores oportunidades profesionales como artista, y residiendo, a comienzos de la década, en la calle de los Reyes. A partir de estos momentos compaginó su actividad creativa con la impartición de docencia artística a mujeres, teniéndose noticias de algunas de sus discípulas, como la pintora Adelina Castro, quien concurrió a la Exposición Internacional de Bellas Artes de Madrid de 1892 con dos pinturas de Flores (11 x 25 cm.).

En la década de 1890 participó Clara Salazar en la Exposición Nacional de Bellas Artes, en las ediciones de 1890 y de 1897, en la que obtuvo una Mención honorífica por dos pinturas tituladas Flores que fueron bien valoradas por la crítica: “uno de ellos de violetas sobre una copa de cristal, muy bien interpretado” (F. del P., “La Exposición Nacional”, El Día, Madrid, 5-6-1897, p. 1). También concurrió Clara Salazar a muestras internacionales, como a la World’s Columbian Exposition, en cuya sección española del Woman’s Building expuso Una cabeza; en la primera década del siglo XX participó en la sección española de la Exposición Internacional de Arte del Centenario celebrada en Buenos Aires en 1910, en la que presentó Una vieja haciendo calceta.

Clara Salazar dedicó parte de su producción pictórica al género floral, con el que alcanzó el reconocimiento de la crítica. También desarrolló con éxito el género del retrato, señalando la crítica en relación a su participación en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1897, lo siguiente: “Es lástima que Clara Salazar no haya podido exponer por falta de tiempo un retrato de Caballero, obra que hemos tenido el gusto de ver y que nos parece admirable” (F. del P., “La Exposición Nacional”, El Día, Madrid, 5-6-1897, p. 1). Igualmente, el Retrato del rey Alfonso XIII que realizó en 1904 recibió elogios de la crítica: “la inteligente autora del mejore retrato de D. Alfonso, de Clara Salazar, que reservaba del frío helar de la noche su rostro simpático entre las plumas de su negra boa” (Aelecé, “En el Círculo de Bellas Artes. Exposición de cabezas de mujer”, en El Correo español, 30-3-1906, p. 2).

Asimismo, cultivó Clara Salazar el género del paisaje, conservándose una pequeña tabla titulada Camino, en la que la artista representa un entorno otoñal, ejecutado de forma abocetada, y en el que capta, con elementos muy esenciales, los efectos de la lluvia y la luz plomiza del paisaje. 

Como se ha referido, Clara Salazar compaginó su actividad creativa con la docencia artística. Así, en la primera década del siglo XX formaba parte del grupo de profesoras del Centro Ibero-Americano de Cultura Popular Femenina que impartía enseñanzas en la especialización de Artes; concretamente, Clara Salazar impartía, junto a otras artistas como Isabel Baquero o Begoña Sanz, la asignatura Pintura al óleo. Además de como docente, la pintora participó activamente en los certámenes e iniciativas de dicho Centro, como la Exposición de Artes y Labores organizada en 1907, que fue inaugurada por la reina María Cristina y por el Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, y en la que se destacaba la participación de “la eminente artista Dª. Clara Salazar” (Unión Ibero-Americana, 6-1907, p. 12).

En la segunda década del siglo XX se constata, a través de la prensa, que Clara Salazar continuó su dedicación a la docencia artística a través de su nombramiento, en el año 1911, como Profesora de ascenso de la asignatura Modelado y vaciado en la Escuela del Hogar y Profesional de la Mujer, dirigida por la pintora Fernanda Francés.

MAE, Magdalena Illán Martín, mayo 2020.