Gessler y Shaw, Alejandrina (Madame Anselma)

Cádiz, 1831 – París, 1907

Alejandrina Gessler, Madame Anselma, desarrolló una dilatada y exitosa trayectoria artística en Francia y en España. Con su pintura se enfrentó a los estereotipos establecidos para las artistas, abordó el desnudo y los grandes formatos y logró el aplauso de la crítica, que la definió como “artista de genio inagotable”.

Henriette Browne, Retrato de Madame Anselma, 1865. Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid.

Gessler y Shaw, Alejandrina

La pintora gaditana Alejandrina Aurora Anselma Gessler y Shaw, conocida como Madame Anselma, era hija de Aurora Shaw de Murphy, de origen irlandés, y del cónsul general de Rusia en España, Alejandro Gessler, quienes le inculcaron el amor al arte que ambos profesaban, sobre todo su padre, coleccionista que adquirió en España pinturas destinadas a la colección personal del Zar.

La formación artística de Alejandrina Gessler hubo de iniciarse en Cádiz, en el marco de la educación preceptiva para las jóvenes burguesas, aunque se desconocen datos al respecto. Sin duda, el protagonismo que en esta ciudad, de carácter cosmopolita e ideas liberales, tuvieron las mujeres en el ámbito del arte, debió de influir en su posterior decisión de dedicarse a la actividad artística. Una decisión que se vio apoyada por su familia, con la que siendo adolescente realizó un viaje para visitar las colecciones artísticas más importantes de Europa y Rusia, fomentando su interés por el arte como artista y como coleccionista (algunas obras de su colección fueron donadas a la Academia de Bellas Artes de Cádiz).

En 1853, con 22 años, contrajo matrimonio con el diplomático francés Charles Lacroix, vicecónsul de Francia en Cádiz, trasladándose a vivir a París, a la Avenue de Messine, donde instaló su estudio y estableció sus concurridos salones. En París, animada por su amiga, la pintora Henriette Browne, continuó su formación en el taller de Gérôme, Lefebvre, Bonnat y Charles Chaplin, llevando a cabo una exitosa trayectoria profesional. Desde 1862 a 1885 participó asiduamente en el Salon de París recibiendo el reconocimiento de la crítica, que destacaba “su dibujo correcto y valiente; su color brillante y robusto; su modo de hacer amplio y seguro; su composición siempre grandiosa, noble y decorosa, fácil y razonada”. Valoraciones positivas, en las que estaba presente el habitual sesgo sexista, como evidenciaba Bonnat al señalar: “no pinta como una mujer, pinta como dos hombres”.

Las primeras obras de Madame Anselma están influenciadas por el realismo, representando campesinas –Aldeana de Gaussan (1862)- y escenas sociales sobre la vida popular y cotidiana en las aldeas francesas –Durante el sermón (1868)-.

En 1870, con el inicio de la Guerra Franco-Prusiana, Alejandrina Gessler y su familia se trasladaron a España, viviendo en Cádiz y Madrid. En Cádiz entró en contacto con la pintura costumbrista andaluza y en Madrid volvió al Museo del Prado y se relacionó con Federico de Madrazo y con el Ateneo madrileño. En estos momentos viajó a Marruecos, realizando una serie de pinturas de estética orientalizante, como La fiesta de natalicio en Tánger (1872-1880).

En el año 1872 fue nombrada Académica Supernumeraria de la Academia de Bellas Artes de Cádiz, señalándose: “por estar dentro de las categorías Académicas que reconoce la legislación vigente, estando prohibido que haya Académicas de Mérito”.

Finalizada la guerra en 1872, regresó a París, llevando a cabo una intensa actividad artística a través de encargos públicos y privados, como sus trabajos para la prestigiosa casa Goupil et Cie. Éditeurs o encargos institucionales como El retrato de Algernon Percy (1873), copia de van Dyck, para el Musée des Copies de París. Al mismo tiempo, mantuvo contactos con su ciudad natal, colaborando en proyectos y certámenes, como la Exposición Provincial de Bellas Artes de Cádiz de 1878, en la que obtuvo Medalla de oro por la obra La adoración de la cruz (1869).

Alejandrina Gessler presentó en el Salon de París de 1885 su obra más alabada: Juno (1882-1885) (203 x 130 cm.). La artista muestra a la diosa desnuda, en un ejercicio de virtuosismo plástico y de valentía, al abordar un tema, como el desnudo, que resultaba complicado para las artistas por varias razones: por un lado, porque tenían impedida su formación en el estudio del desnudo del natural, y por otro, por los prejuicios de la crítica de arte, que observaba entre la censura y la displicencia que una artista se atreviera a tratar este asunto. A pesar de ello, la obra logró Mención honorífica en la Exposición Universal de París de 1889 y obtuvo críticas favorables en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1890. En 1891 fue regalada por la artista al Ateneo de Madrid, institución a la que donó tres obras más –Alegoría de la Poesía y la Música, La Verdad venciendo a la Ignorancia y La Elocuencia abrigando bajo la bandera española a la Paz y las Bellas Artes– que ponen de relieve su sobresaliente capacidad para la ejecución de composiciones complejas en grandes formatos, valoradas por la crítica, aunque bajo el habitual tono machista: “Todas las figuras están dibujadas con muy buen gusto y gallardía, y ejecutadas con tal vigor que más parecen obra de hombre que trabajo de delicadas manos femeninas”.

En 1891 Alejandrina Gessler fue la primera mujer admitida como socia honoraria del Ateneo de Madrid y ese mismo año fue nombrada Académica Honoraria Correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, tras un agrio debate sobre la conveniencia de nombrar a una mujer académica. Finalmente, su nombramiento se produjo abanderado por un argumento: “acercar a su seno los ingenios que sobresalen en la gran comunidad del arte, sin distinción de sexos y de nacionalidades”.  

A partir de mediados de la década de 1890 Alejandrina Gessler dejó de pintar, según las fuentes “por problemas de salud”; en ello hubo de influir el fallecimiento, en 1895, de su esposo, con quien compartió sus inquietudes artísticas. Su creatividad derivó hacia la literatura, publicando, en 1899 y con el pseudónimo Fulana de Tal, el libro autobiográfico Recuerdos de Cádiz y Puerto Real (1841-1859).

Alejandrina Gessler falleció en París en 1907, publicándose tan sólo un año después una biografía que ponía en valor su trayectoria personal y artística.

MAE, Magdalena Illán Martín, abril 2020.

Aldeana de Gaussan

1862

Óleo sobre lienzo.

Salon des artistes français, París, 1864.

Retrato de Algernon Percy, Décimo conde de Northumberland, con su esposa y su hija

1873

Óleo sobre lienzo. 135 x 180 cm.

Musée de Gap, Hautes-Alpes, Francia.

La Música y la Pintura inspiradas por la Poesía

1885-1887

Óleo sobre lienzo. 280 x 270 cm.

Reproducido en C. M., Biografía artística de Anselma (1861-1905), 1908, pp. 29-31.

La Elocuencia abrigando bajo la bandera española a la Paz y las Bellas Artes

1888-1891

Óleo sobre lienzo. 384 x 415 cm.

Ateneo de Bellas Artes, Madrid.

Alegoría de la Poesía y la Música

1889

Óleo sobre lienzo. 415 x 102 cm.

Ateneo de Bellas Artes, Madrid.

La Verdad venciendo a la Ignorancia

1889

Óleo sobre lienzo. 415 x 102 cm.

Ateneo de Bellas Artes, Madrid.

 

1864, 1865, 1866, 1868, 1869, 1870, 1873, 1877, 1880, 1885. Salon des Artistes Français, París.

1878. Exposición Provincial de Bellas Artes, Cádiz.

1889. Exposición Universal, París.

1890. Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid.

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