Rodríguez Sánchez de Alva, Antonia
Lebrija, Sevilla, 1835 – 1868
Antonia Rodríguez Sánchez de Alva desarrolló una breve, aunque intensa, trayectoria como pintora en el marco del romanticismo sevillano. Artista precoz, con 15 años ejecutó composiciones en grandes formatos para instituciones eclesiásticas. En la década de 1850 su producción retratística fue galardonada y valorada por la crítica de arte.
Autorretrato, 1854. Colección privada, Sevilla.
Rodríguez Sánchez de Alva, Antonia
Antonia Rodríguez Sánchez de Alva nació el 19 de mayo de 1835 en la localidad sevillana de Lebrija. Educada en el seno de una familia de la burguesía ilustrada y progresista, su padre, Antonio Rodríguez Ferrer y su madre, Trinidad Sánchez de Alva y Barahona, le permitieron acceder a una educación culta y humanista, en la que su vocación artística se vio fomentada más allá de la actividad “de adorno” habitual en las adolescentes de la burguesía.
No se conocen datos sobre la formación artística de Antonia Rodríguez, que pudo llevarse a cabo en el estudio de alguno de los pintores sevillanos que aceptaban a alumnas o en el taller del pintor afincado en Jerez de la Frontera José María Rodríguez de Losada (1826-1896), donde la joven residió durante amplias temporadas (Cortines, J, “La pintora romántica lebrijana Antonia Rodríguez Sánchez de Alva”, en Boletín de Bellas Artes, Real Academia de Bellas Artes de Sevilla, Sevilla, 1981, p. 86). También sus visitas al Museo de Bellas Artes de Sevilla y a la Catedral hispalense le permitirían desarrollar, de forma autodidacta, su talento creativo.
La trayectoria artística de Antonia Rodríguez fue breve, y aunque realizó una amplia producción, de la que se conservan más de un centenar de obras, sin embargo, su precoz fallecimiento, con 32 años, no le permitió llegar a su madurez estilística. Al respecto, el hecho de contraer matrimonio en 1860, con 25 años, no impidió que la artista continuara su actividad como pintora; no obstante, los seis embarazos que tuvo en poco más de siete años de matrimonio, así como las crianzas de sus hijos Francisca, Juan y Antonia y el fallecimiento de dos de ellos, debieron, lógicamente, de determinar una menor dedicación a su producción creativa, en unos años, sin duda, muy relevantes para el progreso técnico y creativo de cualquier artista.
Antonia Rodríguez participó en la escena artística sevillana y gaditana desde la década de 1850, en cuyas exposiciones obtuvo diferentes galardones, que fueron destacados por Ossorio y Bernal, quien no clasificó a la artista con el habitual apelativo de “pintora de afición”, sino como “pintora contemporánea” (Ossorio y Bernal, M., Galería biográfica de artistas españoles del siglo XIX, Imprenta de Moreno y Rojas, Madrid, 1883-1884, p. 587).
Las primeras obras documentadas de Antonia Rodríguez son dos pinturas ejecutadas en 1850, cuando contaba 15 años de edad, Los Desposorios (205 x 258 cm.) y El juicio de Salomón (118 x 173 cm.), realizados para el Asilo de San Andrés y para el Hospital de la Santa Caridad de Lebrija respectivamente, en las que resulta sorprendente el gran formato elegido por la artista; ambas pinturas ponen de manifiesto el carácter seguro y valiente de la pintora adolescente, quien las firma con orgullo para reivindicar su autoría. También en gran formato está ejecutado el San Cristóbal (529 x 273 cm.) que realizó dos años más tarde, en 1852, por encargo de la Parroquia de Santa María de la Oliva de Lebrija. Estas tres obras se adscriben al género que la artista desarrolló con mayor profusión, la pintura religiosa.
Asimismo, desarrolló la artista el género del retrato, sobre todo, en su época más madura, percibiéndose un dibujo más depurado, una mayor delicadeza en el tratamiento del colorido y del modelado y la captación de efectos atmosféricos vaporosos que otorgan un espíritu plenamente romántico a las composiciones. Los personajes retratados son, fundamentalmente, los miembros de su familia, lo cual le permite captarlos a través de una visión introspectiva e intimista. Es destacable el Retrato de Sor Francisca Rodríguez de Alva (1858) (69 x 55 cm.), que obtuvo Medalla de bronce en la Exposición de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Jerez de la Frontera, celebrada en 1858.
Sin duda, el retrato más importante y la obra más personal que realizó Antonia Rodríguez es su Autorretrato (1856) (143 x 107 cm.), ejecutado con 21 años, en el que se efigia en actitud de pintar, delante de un caballete de amplio formato, sosteniendo con su mano derecha, el pincel, y con su mano izquierda, la paleta. La pintura sigue los parámetros del retrato romántico sevillano, cuidando especialmente la recreación de una atmósfera evanescente e intimista en torno a la figura,
Además de la pintura religiosa y el retrato, Antonia Rodríguez también desarrolló otros géneros artísticos, como episodios literarios y escenas costumbristas. En estas últimas la artista incorpora elementos de paisaje natural, en los que se advierte la influencia del paisajismo romántico sevillano y, concretamente, de artistas como Manuel Barrón.
Lamentablemente, la trayectoria artística de Antonia Rodríguez se vio truncada prematuramente el 23 de enero de 1868, cuando falleció a consecuencia de una peritonitis puerperal, provocada por el parto de su sexta hija, Luisa Gonzaga.
MAE, Magdalena Illán Martín, mayo 2020.
El juicio de Salomón 1850 Óleo sobre lienzo. 118 x 173 cm. Hospital de la Santa Caridad, Lebrija (Sevilla). Los desposorios 1850 Óleo sobre lienzo. 205 x 250 cm. Asilo de San Andrés, Lebrija (Sevilla). Dolorosa 1856 Óleo sobre lienzo. 176 x 103 cm. Colección particular. Autorretrato 1856 Óleo sobre lienzo. 143 x 107 cm. Colección particular. | Retrato de Sor Francisca Rodríguez Sánchez de Alva 1858 Óleo sobre lienzo. 69 x 55 cm. Colección particular. Lavandera con niño y bandolero Óleo sobre lienzo. 42 x 56 cm. Colección particular. Tres jóvenes a orillas de un lago Óleo sobre lienzo. 77 x 104 cm. Colección particular.
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1858. Exposición Provincial de productos naturales, industriales y artísticos, Jerez de la Frontera, Real Sociedad Económica de Amigos del País de Jerez de la Frontera. |
CABALLERO RAGEL, Jesús, Exposiciones y artistas en el Jerez del XIX: las exposiciones de la Sociedad Económica Jerezana, Biblioteca on-line del Centro de Estudios Históricos Jerezanos, Jerez de la Frontera, 2007. CORTINES PACHECO, J, “La pintora romántica lebrijana Antonia Rodríguez Sánchez de Alva”, en Boletín de Bellas Artes, Real Academia de Bellas Artes de Sevilla, Sevilla, 1981, pp. 77-106. GARCÍA ROMERO, María del Castillo, “La práctica artística de la mujer en el siglo XIX: el caso de la pintora Antonia Rodríguez Sánchez de Alva”, en La formación artística: creadores-historiadores-espectadores, Editorial Universidad de Cantabria, Santander, 2018, pp. 500-512. GARCÍA ROMERO, María del Castillo, “La pintora Antonia Rodríguez Sánchez de Alva. Estado de la cuestión y nuevas aportaciones a su catálogo”, en ARANDA, Ana, COMELLAS, Mercedes e ILLÁN, Magdalena (ed.), Mujeres, arte y poder. Mujeres artistas en la transformación de la literatura y las artes, Ayuntamiento de Sevilla, Sevilla, 2019, pp. 95-104. | GARCÍA ROMERO, María del Castillo, “Antonia Rodríguez Sánchez de Alva y el arte de la pintura”, en LOMBA, Concha y MORTE, Carmen (ed.), Las mujeres y el universo de las artes. Una narración todavía incompleta, Prensas de la Universidad de Zaragoza, Zaragoza, 2020 (en prensa). OSSORIO Y BERNARD, Manuel, Galería biográfica de artistas españoles del siglo XIX, Imprenta de Moreno y Rojas, Madrid, 1883-1884, p. 587.
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