Aïta de la Peñuela, Matilde
La Habana, 1840 – París, h. 1870
Matilde Aïta fue la única artista que expuso su obra en la Sección Española de la Exposición Universal de París de 1855. Tenía 14 años y, por delante, una trayectoria artística que desarrolló en París, donde expuso en los Salones y logró éxito de mercado y el beneplácito de la crítica.
El Libertador (Bolívar diplomático), 1860. Colección del Banco Nacional de Venezuela, Caracas.
Aïta de la Peñuela, Matilde
Nacida en La Habana el 20 de julio de 1840, hija de padre español y madre francesa, Matilde Aïta de la Peñuela –que más tarde firmaría sus obras con su primer apellido, Aïta- comenzó su formación artística con un maestro de dibujo apellidado Zimmerman, del que escasas noticias se conocen. El fallecimiento de su padre, acaecido cuando la artista contaba 10 años de edad, determinó que su madre decidiera trasladarse con su hija a su tierra natal, residiendo en la capital gala desde 1850, y donde Aïta obtuvo la nacionalidad francesa. Este traslado sería fundamental para que Matilde pudiera acceder a una formación artística rigurosa y dedicarse profesionalmente a la pintura, superando el habitual estado de “pintora de afición” asignado a las mujeres en el siglo XIX; en este sentido, señala el escritor e historiador cubano Emilio Blanchet que el motivo por el que la madre decidió su traslado a París fue “que la hija desarrollara su talento. Si no se hubiera marchado, sería una joven de disposiciones, una aficionada aplaudida por las visitas de su casa” (citado en Laguna Enrique, M. E., El Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana y la colección de retratos de la pintura española del siglo XIX, Salamanca, 2013, p. 1135).
En la capital francesa, Matilde Aïta residió en el barrio de Saint-Georges, próximo a Montmartre y a la principal zona de comercio de arte, la rue Laffitte. Allí continuó su aprendizaje artístico en el estudio de los pintores Ary y Henry Scheffer, con quienes se formó en el género del retrato, y, sobre todo, con la pintora Rosa Bonheur, conocida especialista en la representación de animales, con quien la artista orientó su producción hacia el asunto que mayores reconocimientos e ingresos económicos le reportaría, las pinturas protagonizadas por gatos.
Artista precoz, con 14 años Aïta fue seleccionada para representar a España en la Exposición Universal de París de 1855, siendo la única artista entre los cincuenta y cuatro creadores españoles invitados a la muestra. El crítico de arte Théophile Gautier valoró positivamente las dos pinturas que presentó: Pequeña espigadora de los Vosgos, por su “vigor y franqueza”, y Autorretrato, por su “encanto y veracidad”; también el pintor y crítico Étienne-Jean Delécluze apreció la primera y mencionó a la artista como ejemplo del carácter cosmopolita de la escuela española.
A finales de la década de 1850 Aïta adquirió cierta fama en París por sus representaciones de gatos. Gautier, gran admirador y coleccionista de la obra de Aïta, escribió diferentes críticas sobre la pintora, de quien destacó que tenía “un talento muy especial para los animales” y, sobre todo, para la recreación de los gatos, señalando que poseía “el secreto de todas las gracias felinas: sabe como nadie pintar esos ojos amarillos como monedas de oro, verdes como crisoprasas, las diminutas narices partidas como los labios de Ana de Austria, las colas más vaporosas de los marabúes, el pelaje semejante a una borla de tocador, llena de polvos a la mariscala” ( Gautier, T., Le Moniteur Universel, Paris, 6-8-1859, p. 2).
También desarrolló Aïta otros asuntos, como el género del retrato, siendo su obra más conocida el retrato de Simón Bolívar denominado El Libertador (Bolívar diplomático) (1860), convertido en imagen icónica del militar y político venezolano.
Desde 1850 y hasta 1869 se tienen noticias de la asidua participación de la artista en los Salones parisinos, así como en exposiciones de diferentes localidades francesas, como Rouen (1860), o Amberes (1859). La obra de Aïta alcanzó el reconocimiento de la crítica de arte y el éxito en el mercado artístico, estando presente en los escaparates de los marchantes de la rue Laffitte; asimismo, obtuvo la aprobación de maestros como François-Édouard Picot o Adrien Dauzats, quienes contribuyeron a promover los encargos que la pintora ejecutó para el Estado francés, como El descendimiento de la cruz (1866), copia de Le Sueur, y el Retrato de la Emperatriz Eugenia (1870), copia de Wintherhalter.
De espíritu inquieto y emprendedor, Aïta logró dedicarse profesionalmente a la pintura y pudo vivir –tanto ella como su madre- de su trabajo como artista, circunstancia que, probablemente, limitó su producción creativa a las representaciones de gatos, tan demandadas por el mercado; en este sentido, se lamentaba Blanchet: “vive de su pincel, del género que hasta ahora ha cultivado con acierto sumo; para tentar nuevos caminos, para volar más alto, necesitaría una situación más desahogada”.
Al margen de la información biográfica extraída de su actividad profesional, son muy escasos los datos conocidos sobre la vida de Matilde Aïta, como el viaje que realizó a Roma en 1860, sufragado con sus propios recursos económicos, o el hecho de no haber contraído matrimonio. Las últimas noticias conocidas sobre la artista están fechadas en 1870, cuando contaba 29 años de edad; en el Anuario que cada año publicaba La Gazette des Beaux-Arts, y en el que se recogían los datos de los artistas activos en París, se menciona a la pintora y se indica su dirección de contacto: “Aita de la Pennuela (Mlle. Mathilde), rue Pigalle, 11; née à La Havane (Antilles espagnoles)” (Annuaire publié par La Gazette des Beaux-Arts, 1870, París, p. 4).
MAE, Magdalena Illán Martín, abril 2020.
Autorretrato H. 1855 Óleo sobre lienzo. Catálogo de la Exposición Universal de París de 1855. Pequeña espigadora de los Vosgo 1855 Óleo sobre lienzo. Catálogo de la Exposición Universal de París de 1855. El Alcibíade moderno H. 1859 Óleo sobre lienzo. Catálogo del Salon des Artistes Français de París de 1859. El juego del escondite H. 1860 Óleo sobre lienzo. Catálogo de la Exposition des Beaux-Arts de Rouen, 1860. La hija del Faraón H. 1864 Óleo sobre lienzo. Catálogo del Salon des Artistes Français de París de 1864. Autorretrato H. 1864 Óleo sobre lienzo. Catálogo del Salon des Artistes Français de París de 1864 Semíramis soñando con los muros de Babilonia H. 1865 Óleo sobre lienzo. Catálogo del Salon des Artistes Français de París de 1865. El descendimiento de la cruz (copia de Le Sueur) 1866 Óleo sobre lienzo. 134 cm. dm. Iglesia de la Asunción de la Virgen, Hornoy le Bourg (Francia).
Un estudio Óleo sobre lienzo. Catálogo de la Sección Española de la Exposición Universal de París de 1867. |
Confidencia Óleo sobre lienzo. Catálogo del Salon des Artistes Français de París de 1868. La Lectora Óleo sobre lienzo. Catálogo del Salon des Artistes Français de París de 1869. Retrato de la Emperatriz Eugenia (copia de Winterhalter) 1869 Óleo sobre lienzo. 135 x 101 cm. Sous-Préfecture de Indre le Blanc (Francia).
Recreación inocente Óleo sobre lienzo. 27 x 35 cm. Catálogo de la Collection de feu M. Michel Yajountschikoff, París, 1870, p. 15. Gato, langosta y paloma Óleo sobre lienzo. Colección José Manuel Ximeno y Fuentes, citada en D. M. XIMENO Y CRUZ, Aquellos tiempos… Memorias de Lola María, Vol. I, La Habana, 1928, p. 349. Un gato con un pajarito a sus pies Óleo sobre lienzo. Colección José Manuel Ximeno y Fuentes, citada en D. M. XIMENO Y CRUZ, Aquellos tiempos… Memorias de Lola María, Vol. I, La Habana, 1928, p. 349. Barca delante de la Corne d’Or Óleo sobre lienzo. 20 x 33 cm. Colección privada. Barca delante de la Corne d’Or Óleo sobre lienzo. 19 x 24 cm. Colección privada. Retrato de Madame Christine Boyer (Madame Lucien Bonaparte) Óleo sobre lienzo. 46 x 38 cm. Musée National des Châteaux de Malmaison et de Bois-Préu.
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1855, 1867. Exposición Universal, París. 1859, 1864, 1865, 1868, 1869. Salon des Artistes Français, París. 1860. Exposition des Beaux Arts, Rouen. |
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