Carmena Monaldi, Emilia

 

Madrid, 1823 – 1900

Emilia Carmena fue una pintora que destacó por su faceta de copista y participó en certámenes nacionales a partir de la década de 1840. Fue nombrada, en 1850, profesora de pintura y dibujo de las infantas María Cristina y Amalia y, ese mismo año, pintora de la Cámara real de Isabel II.

Juan Antonio Martínez Alcobendas, 1854. Óleo sobre lienzo. Museo Nacional del Prado, Madrid

Carmena Monaldi, Emilia

 

Ante la creciente presencia de mujeres artistas durante el último tercio del siglo XIX, comenzaron a publicarse textos en los cuales aparecían caracterizadas como un grupo homogéneo en virtud de su sexo. Surgió el concepto de “arte femenino”, es decir, un arte grácil, delicado, y considerado amateur y limitado a lo doméstico. A pesar de esta opinión generalizada, hubo mujeres artistas que merecen un hueco de gran relevancia en la historiografía histórico-artística. Es el caso de Emilia Carmena Monaldi, hija de un empresario español, Juan Escribano Carmena, y de Luisa Monaldi Mancini, italiana de nacimiento.

Carmena Monaldi nació en Madrid el 5 de abril de 1823. Se conocen pocos datos de su periodo de formación, tanto académica como autodidacta, pero Carmena destacó por su faceta de copista y participó en certámenes nacionales a partir de la década de 1840. Gracias a la información archivística se conoce que formó parte de la exposición anual de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1844, donde se exhibieron varias de sus copias y algunos retratos originales. Cuatro años más tarde, en 1848, expuso varios bocetos en la exposición del Liceo Artístico y Literario de Madrid, una institución de elevado reconocimiento.

No obstante, el éxito de Emilia Carmena se produjo cuando fue nombrada, en 1850, profesora de pintura y dibujo de las infantas María Cristina y Amalia y, ese mismo año, pintora de la Cámara real de Isabel II, tal y cómo se recogieron en diferentes diarios como El Observador, La España o La Nación. Un cuadro de este contexto es Infante muerto, de 1850, que se conserva en el Palacio Real de la capital española y donde puede verse un retrato post mortem del recién fallecido príncipe de Asturias que no sobrevivió al nacimiento.

La pintora madrileña firmaba sus obras como Emilia Carmena de Prota, dejando en el olvido su apellido materno a favor del apellido de su esposo: Alejandro Prota y Boasi, procedente de una familia siciliana, secretario honorario del rey y apoderado del duque de Berwick y de Alba. Fruto de este matrimonio nació su única hija: María Isabel Prota Carmena, pianista, escritora y compositora.

Emilia Carmena dedicó gran parte de su tiempo al convento de la Inmaculada Concepción en Loeches, Madrid, donde no solo recaudó fondos para restaurar el centro religioso, sino que fue su benefactora, ya que se convirtió en en el principal destinatario de su actividad artística empleando varias décadas para solventar la pérdida del patrimonio artístico de la institución. Ejecutó un total de 52 pinturas para paliar los saqueos producidos por las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia y las entregó de manera generosa a las monas del convento. La mayoría de las pinturas de Emilia Carmena Monaldi fueron, no obstante, destruidas o desaparecidas durante la Guerra Civil española. Con motivo de su generosidad, las monjas decidieron entregar a la pintora una colección de tapices que, años más tarde, fueron vendidos para obtener más fondos para la congregación.

Entre sus obras podemos destacar el retrato titulado Juan Antonio Martínez Alcobendas, perteneciente a las colecciones del Museo Nacional del Prado. Se trata de un óleo sobre lienzo realizado en 1854. Un retrato ¾ donde aparece el gobernador y capitán general de Filipinas entre 1822 y 1825 y que falleció en la travesía de retorno a la Península Ibérica. En la parte izquierda del cuadro aparece la inscripción “El Excmo Sr Don Juan Antonio Martínez Año de 1822” y más abajo, en la parte inferior de la columna, firmado y fechado, “Emilia Carmena de Prota Fecit en Madrid 1854”. La dificultosa lectura de la firma debido al mal estado de conservación originó una errónea atribución a Emilio Carmona de Rota. La identificación por parte de Concha Díaz Pascual en 2018 sacó a la luz la verdadera identidad de su autora tras décadas.

Su participación en las exposiciones organizadas por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y en el Liceo Artístico y Literario de Madrid a mediados del siglo XIX, instituciones de gran prestigio, abalan su potencial artístico; del mismo modo que su condición de pintora de Cámara real y su colaboración en revistas como El Laberinto, donde sus dibujos ilustraban las crónicas del escritor Antonio Flores Algovia, publicadas entre 1844 y 1845 para relatar los viajes por las provincias norteñas. En 1894 siguió los votos de esclavitud de Nuestra Señora de la Soledad y, un 25 de mayo de 1900, falleció por neumonía a la edad de 77 años en su ciudad natal.

 

MAE, Javier Martínez Fernández, mayo 2021