Laurencin, Marie

Laurencin, Marie

Laurencin, Marie

 

París, 1883 – 1956

La inclasificable personalidad artística de Marie Laurencin ocasionó durante décadas su infravaloración por parte de un sector de la historiografía artística, que le otorgó el papel de musa de sus colegas masculinos, de testigo pasivo de la escena artística parisina y que valoró su obra a través de prejuicios que la encuadraron dentro del denostado arte femenino. Actualmente es una de las artistas más apreciadas y atractivas de las primeras vanguardias.

Laurencin, Marie

La inclasificable personalidad artística de Marie Laurencin ocasionó durante décadas su infravaloración –cuando no el olvido- por parte de un sector de la historiografía artística, que le otorgó el papel de musa de sus colegas masculinos, de testigo pasivo de la escena artística parisina y que valoró su obra a través de prejuicios que la encuadraron dentro del denostado arte femenino. Actualmente es una de las artistas más apreciadas y atractivas de las primeras vanguardias.

Su carácter inconformista, que le impulsó a dedicarse al arte contra la opinión de su madre, desarrolló en ella un espíritu abierto y libre que se apartó de los modelos tradicionales establecidos para las mujeres. Como artista se nutrió de su curiosidad inquieta, que le llevó a crear una obra polifacética, independiente y basada en un eclecticismo cosmopolita.

Comenzó su formación como pintora de cerámica en la Escuela de Sèvres y entre 1902 y 1904 acudió a las clases nocturnas y gratuitas para las mujeres que ofrecía la Académia Humbert, donde conoció a Braque y a Picabia. Entre sus maestros destacó a la diseñadora de moda Madeleine Lemaire, al grabador Louis Jouas-Poutrel y, especialmente, al Museo del Louvre adonde acudía regularmente desde 1901 para aprender no sólo de los grandes maestros, sino de la cerámica islámica, de las miniaturas persas o del arte decorativo rococó.

Desde 1904 a 1914 Marie Laurencin desarrolló una intensa trayectoria creativa vinculada a los movimientos de vanguardia, especialmente al cubismo y fauvismo, relacionándose con Picasso, Braque, Delaunay o Apollinaire, con quien mantuvo una tempestuosa relación sentimental. Expuso en los Salones de los Independientes y en las galerías de los prestigiosos marchantes Henri Pierre Roché y Clovis Sagot, logrando éxito entre coleccionistas como Jacques Doucet o Gertrude Stein. A pesar de que Apollinaire la bautizó como “Notre Dame du Cubisme”, la obra de Laurencin se apartaba de la ortodoxia cubista, tratando iconografías ajenas a este movimiento y fusionando elementos procedentes del fauvismo, del arte naif y la pintura oriental. Prueba de su estilo personal e independiente es la serie de grabados que realizó en 1904 sobre Las Canciones de Bilitis, en la que recrea los poemas lésbicos narrados en el libro.

En 1914 contrajo matrimonio con el barón alemán Otto von Wätjen, sorprendiéndoles el estallido de la I Guerra Mundial en su viaje de bodas, lo que determinó que la artista viviera exiliada en diferentes países europeos durante siete años. Entre esos países, destacó especialmente España por la influencia que dejó en la evolución de su pintura.

Su residencia en Madrid le permitió visitar el Museo del Prado y aprender de maestros como Velázquez, Zurbarán, Ribera y, sobre todo, de Goya, único maestro que la artista reconoció. En este momento, su pintura se llenó de majas goyescas, de damas con abanicos y con mantillas, como se advierte en las versiones que realizó de los grabados del maestro zaragozano. Durante su estancia española también vivió en Málaga, integrando en su obra “delicadas fantasías, un poco andaluzas” como las describió la crítica-, y en Barcelona. El exilio forzado que vivió la artista en estos momentos produjo obras como La prisionera (1917) en la que una joven –autorretrato simbólico- se encuentra encerrada por un tejido entramado similar a las mantillas, elemento tomado de la pintura española.

En 1921, divorciada del barón von Wätjen, regresó a París, convirtiéndose en una de las artistas más solicitadas por el coleccionismo de los “Felices 20”; el éxito que obtuvo en la Exposition Internationale des Arts Décoratifs et Industriels Modernes de 1925, cuya intervención en el Salon de l’Ambassadrice fue considerado como “l’idéal du goût français”, la convirtió en artista de moda, con presencia envistas como Vogue y Vanity Fair. Su pintura simbolizaba plenamente la exquisitez y sofisticación del Art Dèco y sus representaciones de hermosas e impasibles figuras femeninas, en las que potencia la sensualidad, la ambigüedad y el decorativismo basado en arabescos, marcaron un estilo personal que fue definido como “essentiellement féminin. Il [Laurencin] possède même une féminité exacerbée et quasi-maladive ”.

La excepcional acogida de su obra por parte del coleccionismo le llevó a retratar a las mujeres más influyentes de París -Coco Chanel, Helena Rubinstein, Madame Paul Guillaume, Charlie Delmas-, imbuidas del espíritu elegante, esnob y exótico del Art Dèco, para lo cual introdujo motivos procedentes de la pintura española –La Baronesa Gourgaud con mantilla-. De forma paralela a estos encargos, sus pinturas crearon  un universo misterioso ocupado exclusivamente por jóvenes rubias de fisonomías evanescentes y actitudes afectuosas. La obra Mujer muestra estos rasgos de su etapa de madurez, en la que combina la captación de lo esencial y la representación depurada de la realidad con el exquisito decorativismo de las líneas onduladas y la sensualidad de las tonalidades pasteles.

En 1956, tras la ejecución de una serie de veinte obras inspiradas en la poetisa Safo, Marie Laurencin falleció en París, a consecuencia de una afección cardíaca.

MAE, Magdalena Illán Martín, 2014

1904-1914. Expuso en los Salones de los Independientes y en las galerías de los prestigiosos marchantes Henri Pierre Roché y Clovis Sagot, París.

1925. Exposition Internationale des Arts Décoratifs et Industriels Modernes, París.

HYLAND, D., Marie Laurencin, artist and muse, Birmingham, Birmingham Museum of Art, 1989.

Hacia poéticas de género. Mujeres artistas en España, 1804-1939 [catálogo], Zaragoza / Valencia, 2022.

KAHN, E. L., Marie Laurencin: une femme inadaptée in feminist histories of art, Ashgate P. L., 2003.

LOMBA SERRANO, C. e ILLÁN MARTÍN, M. (com.), Pintoras en España, 1859-1926. De María Luisa de la Riva a Maruja Mallo [Catálogo], Zaragoza, Vicerrectorado de Cultura y Política Social de la Universidad de Zaragoza, Diputación Provincial de Zaragoza, 2014.

LOMBA SERRANO, Concha, Bajo el Eclipse. Pintoras en España, 1880-1939, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, colección Biblioteca de Historia del Arte, 2019.

MARCHESSEAU, D., Marie Laurencin, París, Ed. Hazan, 1981.

MARCHESSEAU, D., Marie Laurencin, catalogue raisonné, 2 vols., Tokyo, Ed. Musée Marie Laurencin, Tokyo, 1985-1999.

MARCHESSEAU, D., Marie Laurencin, catalogue raisonné de l’œuvre gravé, Tokyo, Musée Marie Laurencin, Ed. Kyuryudo, 1981.

MARCHESSEAU, D., Marie Laurencin. 1883-1856 [Catálogo], París, Musée Marmottan Monet, Ed. Hazan, 2013.

Marie Laurencin, serie Paroles d’artiste, Lyon, Fage éditions, 2020.

Marie Laurencin, 1883-1956: a retrospective [Catálogo], Tokyo, Tokyo Metropolitan Teien Art Museum, 2003.

MEYER-STABLEY, B., Marie Laurencin, París, Pygmalion, 2011.

La Renaissance Politique, París, 30-10-1915, p. 10.

“L’Art de Mlle. Marie Laurencin”, Vogue, Vol. 3,  París, 15-11-1921, p. 33.

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Navarro Moreno, Aurelia

Navarro Moreno, Aurelia

Navarro Moreno, Aurelia

Granada, 1882 – Córdoba, 1968

Aurelia Navarro desarrolló, a comienzos del siglo XX, una exitosa trayectoria creativa, obteniendo galardones en certámenes nacionales y el aplauso de la crítica. Y ello, aunque en su pintura abordó asuntos controvertidos para una artista, como el desnudo. Lamentablemente, en 1923 ingresó en un convento, abandonando su prometedora carrera artística.

Autorretrato, 1906. Colección privada, Madrid.

Navarro Moreno, Aurelia

 

Nacida en Pulianas (Granada), las primeras noticias que la prensa recoge sobre Aurelia Navarro datan del año 1898, cuando contaba 16 años de edad. Aunque dichas noticias no aportan información sobre su formación o trayectoria artística, sin embargo, son reveladoras del entorno familiar en el que vivió su infancia y adolescencia, que sería determinante para su ulterior desarrollo como artista.

Hija del ilustrado doctor en Medicina granadino José Navarro y de Resurrección Moreno, la infancia de Aurelia transcurrió en el seno de una familia perteneciente a la burguesía ilustrada y con inquietudes culturales, literarias y artísticas. No sorprende, por lo tanto, que Aurelia Navarro recibiera una educación orientada al desarrollo de sus aptitudes creativas a través del aprendizaje de dibujo y pintura, como era habitual entre las jóvenes de la burguesía española desde el siglo XIX, aunque, es preciso señalarlo, dicha educación no tenía el objetivo de promover en ellas una vocación artística -y menos aún un interés profesional-, sino como parte de una formación dirigida a favorecer sus cualidades en el hogar, como esposas y anfitrionas.

Aurelia Navarro aprendió los rudimentos básicos del dibujo y la pintura en el taller privado del artista granadino José Larrocha (1850-1933), maestro de una amplia generación de pintores, como José María López Mezquita y José María Rodríguez Acosta, con quienes la artista pudo compartir sus inquietudes creativas. José Larrocha hubo de transmitir a Aurelia Navarro un profundo interés por las representaciones del paisaje granadino, tanto de los espacios urbanos y los entornos próximos a la Alhambra y Generalife, como de los espacios rurales y naturales, que la artista continuó recreando durante toda su trayectoria. Asimismo, hubo de realizar en el estudio de este maestro sus primeras obras de temática costumbrista, enmarcadas en los cármenes y jardines de Granada, que no dejará de estar presente en su producción ulterior.

Cuando Aurelia Navarro contaba 18 años de edad, inició una nueva etapa en su formación asistiendo al taller del laureado pintor cordobés Tomás Muñoz Lucena (1860-1943) quien, tras ser nombrado profesor de dibujo en el Instituto de Córdoba en 1894, pasó a desempeñar, en el año 1900, el cargo de catedrático de dibujo en el Instituto General y Técnico Padre Suárez de Granada. Con Muñoz Lucena adquirió Aurelia Navarro un mayor rigor en el sentido del dibujo y de la composición, así como un sentido de la luz y del color más experimental y una factura más ágil, recursos que incorporó a sus pinturas de paisajes y asuntos cotidianos.

En los albores del siglo XX, Aurelia Navarro comenzó su carrera artística en la escena pública, superando la controvertida frontera de los espacios privados de los estudios de los maestros o del espacio doméstico, y adentrándose en espacios públicos y competitivos, en los que la presencia de las mujeres, lejos de estar normalizada, era considerada una amenaza al orden tradicional establecido. Así, fue pensionada por la Diputación Provincial de Granada y comenzó a exhibir su obra en las principales exposiciones del ámbito nacional, como las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, en las que obtuvo Mención honorífica en 1904 y Medalla de tercera clase en 1906 y en 1908. En esta última edición presentó la pintura Desnudo de mujer que suscitó, entre algunos sectores de la crítica cierta polémica por la osadía de la artista al representar el vetado tema del desnudo, mientras otros críticos valoraron su valentía y cuestionaron el moralismo caduco.

A partir de 1910 la presencia de Aurelia Navarro en la escena artística se redujo, aunque concurrió a los certámenes del Centro Artístico, Literario y Científico de Granada. También participó en iniciativas que se desarrollaron en España en la primera década del siglo con objeto de renovar el panorama artístico existente y fortalecer la profesionalización de los artistas, como la Asociación Española de Pintores y Escultores. Fundada en el año 1910, Aurelia Moreno figura entre los “Señores Socios de Número”, con el número 80, formando parte, por lo tanto, del primer grupo de artistas vinculados a la Asociación, cuyo número total ascendía a 267 y de los cuales, solo 11 eran mujeres. Su participación en la Asociación Española de Pintores y Escultores pone de relieve, una vez más, el compromiso contraído por parte de la artista con su actividad creativa y con su futuro profesional como pintora.

La producción artística de Aurelia Navarro muestra un variado perfil en cuanto a las temáticas representadas, predominando las representaciones de los personajes femeninos de su entorno más inmediato. Dichos personajes presentan una evolución que transita desde las protagonistas alegres y desinhibidas de sus primeros años -en el marco de la pintura costumbrista-, hacia mujeres inmersas en su mundo interior, sumidas en sus pensamientos y envueltas por un profundo sentido de la intimidad. También abordó Aurelia Navarro en su primera etapa el género del paisaje, ejecutado en plein air, lo que le permitió experimentar con los efectos lumínicos, intensas gamas cromáticas y una pasta pictórica de expresiva factura. En menor medida abordó las representaciones de flores, el bodegón y el desnudo, asunto que le reportó el mayor reconocimiento.

Tras la intensa trayectoria creativa que desarrolló Aurelia Navarro en las dos primeras décadas del siglo, en 1923 su prometedor futuro artístico se vio truncado al ingresar como monja en la Congregación de las Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento. Desde dicho momento residió en el convento de la orden en Córdoba, que no abandonó más que para desplazarse al Vaticano en 1933 para realizar un retrato de la fundadora de la Orden. Falleció Aurelia Navarro el 9 de febrero de 1968.

MAE, Magdalena Illán Martín, 2021.

Paisaje

H. 1900.

Dibujo al carbón sobre papel. 40 x 57 cm.

Colección Ignacio Navarro.

Jugando con las gallinas en el Carmen

1906

Óleo sobre lienzo. 182 x 116 cm.

Colección privada.

La merienda

Óleo sobre lienzo. 180 x 115 cm.

Catálogo de la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid de 1906, p. 64.

Una bacante

Óleo sobre lienzo. 58 x 75 cm.

Catálogo de la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid de 1906, p. 64.

Una artista

Óleo sobre lienzo. 86 x 118 cm.

Catálogo de la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid de 1906, p. 64.

Estudio

Óleo sobre lienzo. 72 x 48 cm.

Catálogo de la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid de 1908, p. 45.

Retrato

Óleo sobre lienzo. 66 x 42 cm.

Catálogo de la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid de 1908, p. 45.

Niña con cabrita

Óleo sobre lienzo. 43 x 67 cm.

Colección Ignacio Navarro.

 

1904. Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid (Mención honorífica).

1906. Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid (Tercera medalla).

1908. Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid (Tercera medalla).

1908. Exposición de Otoño. Granada, Centro Artístico y Literario.

1914. Exposición de Bellas Artes. Granada, Centro Artístico y Literario.

1916. Exposición de Bellas Artes. Granada, Centro Artístico y Literario.

DIEGO OTERO, Estrella de, La mujer y la pintura en la España del siglo XIX español. Cuatrocientas olvidadas y algunas más, Madrid, Cátedra, 1987 (nueva ed. 2010), pp. 276, 380, 390.

ILLÁN MARTÍN, Magdalena, “Aurelia Navarro”, en ILLÁN MARTÍN, Magdalena y LOMBA SERRANO, Concha, Pintoras en España (1859-1926). De María Luisa de la Riva a Maruja Mallo, catálogo de exposición, Zaragoza, Prensas de la Univesidad de Zaragoza, 2014, pp. 142-143.

ILLÁN MARTÍN, Magdalena, “Una joven que vale mucho y que llegará a ser una pintora eminente”: Aurelia Navarro en la escena artística española de comienzos del siglo XX, Revista de Historia del Arte, 25, Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, 2019, pp. 224-239.

LOMBA SERRANO, Concha. Bajo el eclipse. Pintoras en España (1880-1939). Madrid: CSIC, 2019, pp. 35, 47, 65, 158, 165, 170-172, 268.

LOMBA, C.; BRIHUEGA, J.; GIL, R.; e ILLÁN, M. (coms.), Hacia poéticas de género. Mujeres artistas en España, 1804-1939, Zaragoza, Gobierno de Aragón, Valencia, Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana, 2022.

 

Museo Virtual Diputación de Granada http://museovirtual.dipgra.es/es/artista/aurelia-navarro-moreno (24-4-2020).

PARADA Y SANTÍN, José, Las pintoras españolas. Boceto histórico-biográfico y artístico. Madrid: Imprenta del Asilo de Huérfanos del S. C. de Jesús, 1902.

RODRÍGUEZ TITOS, J., Mujeres de Granada, Granada, Diputación Provincial de Granada, 1998, p. 95.

SEGURA BUENO, Juan Manuel, Granada artística en Casa Ajsaris, Granada, Asociación Granada artística, 2017, p. 228.

TORRES LÓPEZ, M., La mujer en la docencia y la práctica artística en Andalucía durante el siglo XIX. Tesis doctoral, Universidad de Málaga, 2007, pp. 23, 100, 260, 279.

VALVERDE, M. y ZUERAS, F., Un siglo de pintura cordobesa, 1791-1891 [Catálogo], Córdoba, Diputación Provincial de Córdoba, 1984. pp. 21-26.

 

AFAR, Alé, “La mujer en la Exposición de Bellas Artes”, en El Álbum Ibero-Americano, Madrid, 22-6-1904, p. 269.

ABC, Madrid, 11-6-1908, p. 13.

BAIRES, Carlos, “Deberes de la mujer”, en Álbum del Salón, Barcelona, Miguel Segur, 1904.

BALSA DE LA VEGA, Rafael, “Exposición General de Bellas Artes II. La pintura”, en La Ilustración española y americana, 15-5-1908, p. 11.

Catálogo de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1904, Madrid, Imprenta Alemana, 1904, p. 55.

Catálogo de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1906, Madrid, Imprenta Alemana, 1906, p. 64.

Catálogo de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1908, Madrid, Casa Editorial Mateu, 1908, p. 45.

CASANOVA, Santiago, “Los artistas andaluces en la Exposición de Bellas Artes”, en La Alhambra, Granada, 30-5-1906, p. 17.

La Alhambra, Granada, 15-1-1908, p. 14.

La Alhambra, Granada, 31-5-1908, p. 20.

La Alhambra. Granada, 30-6-1914, p. 24.

CAPARRÓS, José María, “Exposición de Otoño”, en Noticiero granadino, Granada, 29-9-1908, p. 1.

CASTILLO, Aureliano del, “La exposición del Centro”, en El Defensor de Granada, Granada, 1-10-1908, p. 1.

“Centro Artístico y Literario. Exposición de Otoño. Sala III”, en Gaceta del Sur, 6-10-1908, p. 1.

“Centro artístico”, en El Defensor de Granada, Granada, 1-7-1916, p. 1.

El Álbum Ibero Americano, 23, Madrid, 22-6-1904, p. 5.

El Defensor de Granada, Granada, 1-6-1904, p. 1.

El Defensor de Granada, Granada, 8-9-1906, p. 1.

El Defensor de Granada, Granada, 29-5-1908, 1.

 

“En la provincia”, en El Defensor de Granada, Granada, 5-2-1898, p. 1.

“En la provincia”, en El Defensor de Granada, Granada 15-3-1898, p. 1.

“Exposición de Bellas Artes. Elogio del bello sexo”, en El País, Madrid, 8-5-1908, p. 1.

“Exposición del Centro Artístico y Literario”, en La Publicidad, Granada, 18-6-1908, p. 4.

“Exposición del Centro Artístico y Literario”, en La Alhambra, Granada, 15-7-1908, p. 20.

“Exposición del Centro Artístico y Literario. Exposición de caricaturas y tarjetas postales”, en La Alhambra, Granada, 15-5-1908, p. 20.

Gaceta de la Asociación de Pintores y Escultores, 3, Madrid, 9-1910, p. 16.

“La exposición del Centro”, en El Defensor de Granada, Granada, 10-6-1914, p. 2.

“La exposición del Centro”, en El Defensor de Granada, Granada, 27-9-1908, p. 1.

“La Asociación de Pintores y Escultores”, en Gaceta de la Asociación de Pintores y Escultores, 1, Madrid, 7-1910, p. 1.

La Publicidad, Granada, 14-5-1908, p. 2.

MARTÍNEZ DE FEDERICO, José, “La exposición de Bellas Artes”, en La Publicidad, Granada, 30-6-1908, p. 1.

Noticiero granadino, Granada, 31-5-1904, p. 2.

“Tercera medalla por un Retrato”, en Noticiero granadino, Granada, 26-5-1906, p. 1.

“Una artista de mérito”, en El Defensor de Granada, Granada, 14-5-1908, p. 1.

“Un cuadro hermoso”, en La Publicidad, Granada, 6-10-1908, p. 2.

Valladar, Francisco de Paula. “Los pintores granadinos en la Exposición Nacional”, en El Defensor de Granada, Granada, 24-5-1908, p. 1.

Valladar, Francisco de Paula. “Los pintores granadinos en la Exposición Nacional II”, en El Defensor de Granada, Granada, 29-5-1908, p. 1.

Valladar, Francisco de Paula. “Exposición del Centro artístico y literario. Expo caricaturas y tarjetas postales”, en La Alhambra, Granada, 15-7-1908, p. 20. 

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Blanchard, María

Blanchard, María

Gutiérrez-Cueto Blanchard, María

Santander, 1881 – París, 1932

María Blanchard se crió en un ambiente burgués y culto que apoyó desde el comienzo su carrera artística. Sus primeras obras se caracterizan por el academicismo plástico, pero se aleja de él durante su primer viaje a París, que le acerca a postulados renovadores. Su obra se adhiere rápidamente a las corrientes cubistas pero siempre desde su personal visión, por la que nunca abandona la figuración ni la intensidad en su paleta cromática.

Gutiérrez-Cueto Blanchard, María

María Gutiérrez-Cueto Blanchard nace el 6 de marzo de 1881 en Santander. Hija de Eugenio Gutiérrez-Cueto, periodista y director del periódico El Atlántico, y Concepción Blanchard, de origen polaco y francés y cuyo apellido toma la pintora cuando se instala en París definitivamente.

Criada en un ambiente burgués y culto, su padre apoya la vocación de María, que desarrolla tempranamente una gran habilidad para el dibujo. Blanchard nace con una malformación en la columna que le marca durante toda su vida y que probablemente condiciona su plena dedicación a la pintura.

En 1903 marcha a Madrid –su familia se le une un año después a la muerte del padre– para iniciar su formación. Recibe clases en el estudio del pintor Emilio Sala, que le instruye en dibujo y color. De 1906 a 1908 se encuentra bajo la tutela de Fernando Álvarez de Sotomayor y seguidamente toma clases con Manuel Benedito. En este mismo año, 1908, participa en la Exposición Nacional de Bellas Artes con el cuadro Los primeros pasos, por el que obtiene tercera medalla. De esta etapa son obras como Gitana, firmada todavía como M. Gutierrez.

Blanchard solicita una beca a la Diputación y el Ayuntamiento de Santander, gracias a la cual en 1909 se traslada a París a continuar con su formación. Toma clases en la Academia Vitti de maestros como Hermen Anglada Camarasa o Kees van Dongen. En la capital francesa María se aleja del academicismo plástico adquirido durante sus primeros años de formación. Entabla amistad con la joven artista de origen ruso Angelina Beloff, con la que viaja por diferentes países, acompañadas por su también amigo Diego Rivera. En 1910 asiste al estudio de María Vassilief, quien le guía hacia fundamentos cercanos al fauvismo y al cubismo.

La beca de María se acaba y retorna a España, lugar en el que no siente la libertad y aceptación de París. En este tiempo Blanchard vuelve a exponer en la Nacional de Bellas Artes con la obra Ninfas encadenando a Sileno, por la que obtiene una segunda medalla.Solicita una nueva beca y en 1912 regresa a París por dos años.

De nuevo en la capital francesa, y compartiendo estudio con Rivera y Beloff, traba amistad con Juan Gris y Jacques Lipchitz, claves en su acercamiento posterior al cubismo. Durante esta etapa su obra se caracteriza por el uso expresivo del color y un acercamiento a los postulados fauvistas, tal y como puede advertirse en obras como Mujer con vestido rojo.

Con el estallido de la guerra europea María vuelve a España, primero a Mallorca y después a Madrid, donde frecuenta las tertulias del Café Pombo. En 1915 participa en la muestra  Pintores íntegros, organizada por Ramón Gómez de la Serna, de polémico recibimiento por parte de público y crítica y en la que se dan cita artistas de tendencia renovadora.

Blanchard se dedica a la docencia durante unos meses en Salamanca,pero se convierte en una mala experiencia. La pintora decide trasladarse definitivamente a París en 1916, donde se encuentra rodeada de amigos y de un ambiente propicio para desarrollar su plástica. Entabla amistad con Jean Metzinger –junto al que expone en varias ocasiones–, el crítico Maurice Raynal y el poeta Vicente Huidobro. La obra de Blanchard se adhiere rápidamente a las corrientes cubistas pero siempre desde su personal visión, por la que nunca abandona la figuración ni la intensidad en su paleta cromática. La maternidad Femme assiseComposition avec tache rougeMujer sentada-Composición con mancha roja–,fechada en 1916, y Composición cubista con botella, h. 1918,son prueba de ello.

Integrada en el movimiento cubista, es seleccionada por André Salmon para participar en la exposición L’Art Moderne en France,que presenta en el Salon d’Antin de París. Blanchard expone en 1919 en la galería L’Effort Moderne de París, del marchante Léonce Rosenberg, quien la representa durante este periodo. Al año siguiente expone en el Salon des Indépndants, al que acude con dos naturalezas muertas y L´Enfant au berceau, y participa, junto a junto a Picasso, Braque, Severini, Lipchitz, Metzinger y Rivera, en la exposición Cubisme et Neocubisme, organizada por la revista Sélection de Bruselas. En 1921 forma parte de la muestra Exposició d’Art francès d’Avantguarda en la sala Dalmau de Barcelona.

A partir de 1920 María se aleja de cubismo. Su obra desarrolla una angulosa figuración y un retorno al orden. En 1921 presenta en el Salon des Indépndants su icónica obra La comulgante, que había comenzado en 1914 y con la que alcanza el reconocimiento de la crítica. El hermano de su anterior marchante, Paul Rosenberg, adquiere la obra. Se inicia su etapa artística más conocida y personal. Celebra dos exposiciones individuales en 1923 y 1927, ambas en la galería belga Ceux de Demain.

En 1927 diversas circunstancias personales –entre ellas la muerte de Juan Gris– sumergen a María en una etapa de honda melancolía, agravada por la enfermedad y la mala situación económica. Durante estos últimos años participa en algunas exposiciones pero finalmente el 5 de abril de 1932 la tuberculosis vence a María Blanchard. Dos meses después el Ateneo de Madrid le organiza un sentido homenaje con Manuel Abril, Concha Espina, Federico García Lorca y Ramón Gómez de la Serna.

MAE, María García Soria, 2014

1908. Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid (Tercera medalla).

1910. Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid (Segunda medalla).

1915. Exposición “Pintores Íntegros”, Madrid.

1916. Exposición “L’Art Moderne en France”, París.

1919. Galería L’Effort Moderne, París.

1920. Salon des Indépendants, París.

Exposición “Cubisme et Neocubisme”, Bruselas.

1921. “Exposició d’Art francès d’Avantguarda”, Sala Dalmau, Barcelona.

1923. Galería Ceux de Demain, Bruselas.

1927. Galería Ceux de Demain, Bruselas.

BERNÁRDEZ, C., María Blanchard, Editorial Fundación Mapfre, 2009.
 
CAMPO ALANGE, C. de, María Blanchard, Madrid, Hauser y Menet, 1944.
 
CAMPOY, A. M., María Blanchard, Madrid, Gavar, 1981.

CARMONA, E. y MORENO, L., Juan Gris, María Blanchard y los cubismos (1916-1927), Málaga, Museo Carmen Thyssen Málaga, 2018.

JIMÉNEZ-BLANCO, M.ª D., Antes, desde y después del cubismo: Picasso, Gris, Blanchard, Gargallo y González, y vuelta a Picasso, Boadilla del Monte, Antonio Machado Libros, 2017.

LOMBA SERRANO, C. e ILLÁN MARTÍN, M. (com.), Pintoras en España, 1859-1926. De María Luisa de la Riva a Maruja Mallo [Catálogo], Zaragoza, Vicerrectorado de Cultura y Política Social de la Universidad de Zaragoza, Diputación Provincial de Zaragoza, 2014.

LOMBA SERRANO, Concha, Bajo el Eclipse. Pintoras en España, 1880-1939, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, colección Biblioteca de Historia del Arte, 2019.

MAGRO, B., María Blanchard. Como una sombra, Madrid, Alianza, 2020.

María Blanchard [Catálogo], Madrid, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y Fundación Botín, 2012.

SALAZAR, Mª J., María Blanchard. Pinturas 1889-1932. Catálogo razonado, Madrid, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y Telefónica, 2004.

SALAZAR, M.ª J., María Blanchard. La pintura, fundamento de una vida, Santander, Ediciones de Librería Estvdio 2012.

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Gessler y Shaw, Alejandrina

Gessler y Shaw, Alejandrina

Gessler y Shaw, Alejandrina (Madame Anselma)

Cádiz, 1831 – París, 1907

Alejandrina Gessler, Madame Anselma, desarrolló una dilatada y exitosa trayectoria artística en Francia y en España. Con su pintura se enfrentó a los estereotipos establecidos para las artistas, abordó el desnudo y los grandes formatos y logró el aplauso de la crítica, que la definió como “artista de genio inagotable”.

Henriette Browne, Retrato de Madame Anselma, 1865. Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid.

Gessler y Shaw, Alejandrina

La pintora gaditana Alejandrina Aurora Anselma Gessler y Shaw, conocida como Madame Anselma, era hija de Aurora Shaw de Murphy, de origen irlandés, y del cónsul general de Rusia en España, Alejandro Gessler, quienes le inculcaron el amor al arte que ambos profesaban, sobre todo su padre, coleccionista que adquirió en España pinturas destinadas a la colección personal del Zar.

La formación artística de Alejandrina Gessler hubo de iniciarse en Cádiz, en el marco de la educación preceptiva para las jóvenes burguesas, aunque se desconocen datos al respecto. Sin duda, el protagonismo que en esta ciudad, de carácter cosmopolita e ideas liberales, tuvieron las mujeres en el ámbito del arte, debió de influir en su posterior decisión de dedicarse a la actividad artística. Una decisión que se vio apoyada por su familia, con la que siendo adolescente realizó un viaje para visitar las colecciones artísticas más importantes de Europa y Rusia, fomentando su interés por el arte como artista y como coleccionista (algunas obras de su colección fueron donadas a la Academia de Bellas Artes de Cádiz).

En 1853, con 22 años, contrajo matrimonio con el diplomático francés Charles Lacroix, vicecónsul de Francia en Cádiz, trasladándose a vivir a París, a la Avenue de Messine, donde instaló su estudio y estableció sus concurridos salones. En París, animada por su amiga, la pintora Henriette Browne, continuó su formación en el taller de Gérôme, Lefebvre, Bonnat y Charles Chaplin, llevando a cabo una exitosa trayectoria profesional. Desde 1862 a 1885 participó asiduamente en el Salon de París recibiendo el reconocimiento de la crítica, que destacaba “su dibujo correcto y valiente; su color brillante y robusto; su modo de hacer amplio y seguro; su composición siempre grandiosa, noble y decorosa, fácil y razonada”. Valoraciones positivas, en las que estaba presente el habitual sesgo sexista, como evidenciaba Bonnat al señalar: “no pinta como una mujer, pinta como dos hombres”.

Las primeras obras de Madame Anselma están influenciadas por el realismo, representando campesinas –Aldeana de Gaussan (1862)- y escenas sociales sobre la vida popular y cotidiana en las aldeas francesas –Durante el sermón (1868)-.

En 1870, con el inicio de la Guerra Franco-Prusiana, Alejandrina Gessler y su familia se trasladaron a España, viviendo en Cádiz y Madrid. En Cádiz entró en contacto con la pintura costumbrista andaluza y en Madrid volvió al Museo del Prado y se relacionó con Federico de Madrazo y con el Ateneo madrileño. En estos momentos viajó a Marruecos, realizando una serie de pinturas de estética orientalizante, como La fiesta de natalicio en Tánger (1872-1880).

En el año 1872 fue nombrada Académica Supernumeraria de la Academia de Bellas Artes de Cádiz, señalándose: “por estar dentro de las categorías Académicas que reconoce la legislación vigente, estando prohibido que haya Académicas de Mérito”.

Finalizada la guerra en 1872, regresó a París, llevando a cabo una intensa actividad artística a través de encargos públicos y privados, como sus trabajos para la prestigiosa casa Goupil et Cie. Éditeurs o encargos institucionales como El retrato de Algernon Percy (1873), copia de van Dyck, para el Musée des Copies de París. Al mismo tiempo, mantuvo contactos con su ciudad natal, colaborando en proyectos y certámenes, como la Exposición Provincial de Bellas Artes de Cádiz de 1878, en la que obtuvo Medalla de oro por la obra La adoración de la cruz (1869).

Alejandrina Gessler presentó en el Salon de París de 1885 su obra más alabada: Juno (1882-1885) (203 x 130 cm.). La artista muestra a la diosa desnuda, en un ejercicio de virtuosismo plástico y de valentía, al abordar un tema, como el desnudo, que resultaba complicado para las artistas por varias razones: por un lado, porque tenían impedida su formación en el estudio del desnudo del natural, y por otro, por los prejuicios de la crítica de arte, que observaba entre la censura y la displicencia que una artista se atreviera a tratar este asunto. A pesar de ello, la obra logró Mención honorífica en la Exposición Universal de París de 1889 y obtuvo críticas favorables en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1890. En 1891 fue regalada por la artista al Ateneo de Madrid, institución a la que donó tres obras más –Alegoría de la Poesía y la Música, La Verdad venciendo a la Ignorancia y La Elocuencia abrigando bajo la bandera española a la Paz y las Bellas Artes– que ponen de relieve su sobresaliente capacidad para la ejecución de composiciones complejas en grandes formatos, valoradas por la crítica, aunque bajo el habitual tono machista: “Todas las figuras están dibujadas con muy buen gusto y gallardía, y ejecutadas con tal vigor que más parecen obra de hombre que trabajo de delicadas manos femeninas”.

En 1891 Alejandrina Gessler fue la primera mujer admitida como socia honoraria del Ateneo de Madrid y ese mismo año fue nombrada Académica Honoraria Correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, tras un agrio debate sobre la conveniencia de nombrar a una mujer académica. Finalmente, su nombramiento se produjo abanderado por un argumento: “acercar a su seno los ingenios que sobresalen en la gran comunidad del arte, sin distinción de sexos y de nacionalidades”.  

A partir de mediados de la década de 1890 Alejandrina Gessler dejó de pintar, según las fuentes “por problemas de salud”; en ello hubo de influir el fallecimiento, en 1895, de su esposo, con quien compartió sus inquietudes artísticas. Su creatividad derivó hacia la literatura, publicando, en 1899 y con el pseudónimo Fulana de Tal, el libro autobiográfico Recuerdos de Cádiz y Puerto Real (1841-1859).

Alejandrina Gessler falleció en París en 1907, publicándose tan sólo un año después una biografía que ponía en valor su trayectoria personal y artística.

MAE, Magdalena Illán Martín, abril 2020.

Aldeana de Gaussan

1862

Óleo sobre lienzo.

Salon des artistes français, París, 1864.

Retrato de Algernon Percy, Décimo conde de Northumberland, con su esposa y su hija

1873

Óleo sobre lienzo. 135 x 180 cm.

Musée de Gap, Hautes-Alpes, Francia.

La Música y la Pintura inspiradas por la Poesía

1885-1887

Óleo sobre lienzo. 280 x 270 cm.

Reproducido en C. M., Biografía artística de Anselma (1861-1905), 1908, pp. 29-31.

La Elocuencia abrigando bajo la bandera española a la Paz y las Bellas Artes

1888-1891

Óleo sobre lienzo. 384 x 415 cm.

Ateneo de Bellas Artes, Madrid.

Alegoría de la Poesía y la Música

1889

Óleo sobre lienzo. 415 x 102 cm.

Ateneo de Bellas Artes, Madrid.

La Verdad venciendo a la Ignorancia

1889

Óleo sobre lienzo. 415 x 102 cm.

Ateneo de Bellas Artes, Madrid.

 

1864, 1865, 1866, 1868, 1869, 1870, 1873, 1877, 1880, 1885. Salon des Artistes Français, París.

1878. Exposición Provincial de Bellas Artes, Cádiz.

1889. Exposición Universal, París.

1890. Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid.

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Farreras Betrán, Antonia

Farreras Betrán, Antonia

Farreras Betrán, Antonia

Lleida, 1873 – Barcelona, h. 1935

Antonia Farreras Betrán fue una pintora e ilustradora de reconocido prestigio que, además de su trayectoria profesional como artista, desarrolló una intensa actividad personal comprometida con la lucha contra la discriminación de la mujer en la sociedad. Su producción artística, de estilo elegante y colorista, destaca sobre todo por el tratamiento técnico de la acuarela sobre raso y por la ejecución de naturalezas muertas protagonizadas por flores.

Feminal, n.º 40 (Barcelona, 31-07-1910).

Farreras Betrán, Antonia

Antònia Farreras Bertrán -o Ferreras- fue una pintora e ilustradora nacida en Lérida en el año 1873 y que falleció en Barcelona en 1953. Su formación artística tuvo lugar en la Escuela Superior de Bellas Artes de Barcelona, al igual que la de otras pintoras catalanas de reconocido prestigio, como las hermanas Malagarriga.

La producción artística de Antonia Farreras destacará, sobre todo, por el tratamiento técnico de la acuarela sobre raso y, muy especialmente, por la ejecución de naturalezas muertas protagonizadas por flores, al igual que numerosas pintoras catalanas como María Luisa Güell, entre otras. Su faceta de ilustradora la llevó a cabo en publicaciones periódicas y en el ámbito del diseño gráfico, reflejada en la elaboración de tarjetas para la Casa Nodomanski de Viena.

La artista desarrolló, además, una intensa actividad personal comprometida con la lucha contra la discriminación de la mujer en la sociedad. Así, se relacionó con movimientos feministas barceloneses, tal y como recoge la revista Feminal, perteneciente a La Ilustración Catalana. En esta publicación, en 1915, momento en el que gran parte de Europa se encuentra inmersa en la Gran Guerra, aparece un interesante texto, titulado «La Mujer y La paz. El Comité Femenino Pacifista de Cataluña»en el que interviene Farreras con un importante papel dentro de este movimiento, el de secretaria de la entidad. Resulta de vital importancia ya que menciona a la pintora como autora de esta iniciativa: “La iniciativa, nacida en el seno del Comité Femenino Pacifista de Cataluña, se debe a la reputada pintora Doña Antonia Farreras, Secretaria de la Entidad […]. La iniciativa de Doña Antonia Farreras consistió en la emisión de una tarjeta postal que portará el nombre de Postal de la Paz. El dibujo de esta tarjeta será un símbolo de la Paz y de la Guerra, de absoluta neutralidad, para poder ser enviado a los jefes de Estado y personalidades superiores intervinientes en la actual conflagración”. Hay que resaltar la relevancia que adquirió la intelectualidad en general, actuando de motor en contra de este conflicto y en particular Farreras, en un momento en el que incluso se cree que hablar de paz es cosa de mujeres.

Al abordar su producción pictórica, se debe destacar su estilo elegante y colorista. En sus obras, de amplia paleta cromática, colorido brillante y buena composición, hay que subrayar una pincelada vibrante y muy desmarcada del dibujo. Su pintura se alejará de la línea y sus flores parecen fundirse en puro color, unas con otras. Los claveles van a ser sus flores preferidas y por ello incluso se la llegará a conocer en Barcelona como “La Dama de los Claveles”, denominación dada por el diario El Día, publicado en Terrassa el cuatro de julio de 1919.

Realizará pinturas de flores en diversos formatos como el ovalado, el circular y el vertical, de apariencia muy estilizada; igualmente, ejecutará motivos florales para países de abanicos. Participó en un gran número de muestras, en la Exposición General de 1894 y 1896, donde presenta las obras Flores, Claveles y Peonia; en la Exposición General de 1898con Claveles y El Último Servicio y en la Exposición Internacional de Arte de Barcelona en 1907. Además, tuvo una amplia intervención en las populares Galerías Layetanas y en la Sala Parès de la capital catalana, que tanta difusión dio a las artistas de la época. En este último espacio, expondrá en 1896 junto a otra pintora de flores, Visitación Ubach. La prensa, se hizo eco de algunas de ellas tal y como se aprecia en diarios del periodo. Así, en La Época, con fecha de tres de mayo de 1924, en “Las Notas de Arte, Dos Exposiciones”, se habla de una muestra de Farreras celebrada en Madrid: “El lunes, a las cinco de la tarde, se inaugurará en la Galería Nancy, Carrera de San Jerónimo, número 40, una Exposición interesantísima y única de claveles, en sus múltiples variedades de colorido y composición, de la prestigiosa y eminente pintora Antonia Farreras. Dicha Exposición estará abierta al público todos los días, de diez a una y de cuatro a ocho.”

Junto a esta amplia actividad expositiva, hay que enfatizar el éxito alcanzado en algunas de ellas. Obtuvo Medalla de Plata en la Exposición Hispano-Flamenca de 1895 y en la Hispano-Francesa de 1909 y un año después, también fue galardonada en la Exposición española de Arte e Industrias de México.

Entre sus obras más representativas están Flores, Claveles y Flores de Almendro de hacia 1910 o el óleo Cesto de Flores o Claveles Rojos de 1927, perteneciente al Museo del Prado y actualmente en depósito en el Museo de Bellas Artes de Málaga.

MAE, Carmen Rodríguez Serrano, abril 2024, DOI: 10.26754/mae1803_1945

1895. Exposición Hispano-Francesa (Medalla de plata).

1896. Exposición española de Arte e Industria, México.

1896. Exposición General.

Sala Parés, Barcelona.

1898. Exposición General.

1907. Exposición Internacional de Arte, Barcelona.

1924. Galería Nancy, Madrid.

 

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