Farina González-Novelles, Josefa

 

Dolores (Alicante), 22/11/1902 – Huesca, 1993

Josefa Farina fue una fotógrafa aficionada que cultivó a lo largo de toda su vida sus inquietudes artísticas y culturales. Registró durante décadas su entorno más próximo, creando un archivo profuso, compuesto por imágenes de formatos y géneros variados que configuran un interesante retrato de su vida personal pero también de la sociedad burguesa del momento.

Josefa Farina, Mi cuarto. Zaragoza, julio de 1958, 1958. Colección privada de Guillermo Farina.

Farina González-Novelles, Josefa

 

María Josefa Farina González-Novelles nació el 22 de noviembre de 1902 en el municipio alicantino de Dolores. Era hija de Bruno Farina i Talens, juez que había sido destinado a dicha localidad al regresar de Manila, y María Luisa González-Novelles Herrero, natural del archipiélago filipino, donde se casaron y donde nacieron sus dos primeros hijos, Bruno y María Luisa. Después de 1898, ya establecidos en España, tuvieron otras dos hijas además de Josefa, Concepción y María Nieves. La familia, siguiendo los destinos profesionales del padre, vivió unos años en Cádiz, donde Bruno Farina ejerció como magistrado en la audiencia provincial, para posteriormente trasladarse a Barcelona.

Josefa Farina recibió la educación propia de su clase social, cursó el bachillerato como alumna libre en el Colegio de las Madres Escolapias y estudió francés, además de desarrollar numerosas aficiones de índole cultural y artístico en el ambiente barcelonés del momento, como son la lectura, la música, el teatro, el cine o el charlestón. Fue en aquellos años cuando se introdujo en el mundo de la fotografía de manera autodidacta, aconsejada en ocasiones por sus cuñados Francisco Navarro -empresario de la industria textil catalana casado con María Luisa- y Bonaventura Vallespinosa -médico y conocido impulsor de la lengua catalana, casado con María Nieves-, aficionados ambos a la fotografía. Además de esta disciplina, Josefa Farina practicó también la talla en madera, artesanía para la cual mostró notable destreza y habilidad, llegando incluso a recibir varios premios. De hecho, Emilio Ostalé Tudela (Ostilio) -célebre cronista y colaborador del Heraldo de Aragón-, amigo de Bruno, propuso realizarle una entrevista y organizar una muestra de su obra en madera, pero su hermano consideró que no era conveniente, alegando que “una señorita no debe estar en boca de nadie”, condicionando de esta manera el desarrollo de la autora como artista al frenar su proyección pública. En cualquier caso, Josefa Farina continuó cultivando ambas aficiones hasta la vejez.

Siguiendo las costumbres burguesas de la época, Josefa Farina también realizó numerosos viajes acompañada de sus familiares, visitó Suiza en varias ocasiones -ya que su cuñado tenía especial interés en conocer la avanzada maquinaria textil utilizada en dicho país-, viajó a Roma -con motivo de la canonización de la vizcondesa de Jorbalán en 1934-, y, durante los años treinta realizó diversos viajes turísticos junto a su hermana Concha y varias amigas a países como Mónaco, Francia, Italia y Holanda. Testimonio de todo ello son tanto las fotografías tomadas por ella misma como la vasta colección de tarjetas postales que recopiló como recuerdo de aquellas aventuras.

Durante la guerra civil Josefa Farina residió con su familia en la casa veraniega de Vilassar de Mar, hasta que, a partir de 1939, se trasladó a tierras aragonesas con su hermano, para ayudarle en la crianza de sus dos hijos, Rafael y Bruno, ya fue destinado como arquitecto a Huesca y a Zaragoza y su mujer, Ángelines Franco, había fallecido prematuramente. Durante aquellos años en Zaragoza, pese a lo que implicaba vivir en aquel contexto de posguerra, Josefa Farina continuó recorriendo las calles con su cámara y cultivando sus inquietudes culturales, se hizo socia de la Filarmónica y asistió asiduamente a los estrenos de los cines Dorado, Goya y Coliseo Equitativa, acompañada de Maria Teresa Peiré, mujer de su sobrino mayor, aficionada a la música y pianista profesional. Finalmente, Josefa Farina falleció en la ciudad Huesca en 1993, dejando como heredero de su archivo fotográfico a su sobrino Guillermo Farina Peiré, también fotógrafo.

Un archivo profuso y heterogéneo, derivado de varias décadas de actividad, en el que la variedad de formatos se corresponden las diferentes cámaras que utilizó a lo largo de su vida, a medida su afición y sus intereses evolucionaban y se sucedían los continuos avances técnicos de equipos y materiales. Manejó cuatro cámaras fotográficas, que fueron: una Kodak Brownie, en su juventud; una Voigtländer de placa, con fuelle sencillo, que utilizó a comienzos de los años veinte; otra cámara Voigtländer, modelo “Brillant”, con la que fotografió durante los años treinta y cuarenta; y, por último, una Yashica modelo 35 J, que adquirió en los años sesenta tras imponerse masivamente el formato 135.

De esta manera, el archivo de Josefa Farina está compuesto por una cantidad reducida de negativos de formato 4,2 x 6 cm en rollo de 127, un centenar de placas de cristal y de acetato de 6,5 x 9 cm, más de mil quinientos negativos de 6 x 6 cm y casi tres mil fotogramas de 24 x 36 mm. Imágenes heterogéneas entre las que encontramos retratos, paisajes, bodegones, fotografías de viajes, interiores domésticos, vistas urbanas e incluso reportajes callejeros, que configuran un interesante retrato de su entorno más próximo pero también de la sociedad y costumbres de la burguesía del momento. De esta manera, y como ocurre con los de numerosas fotógrafas aficionadas, el archivo de Josefa Farina, pese a estar compuesto por fotografías tomadas sin aparentes pretensiones artísticas o expresivas, resulta hoy más que sugerente al revelarse estas imágenes cargadas de interés estético y documental.

MAE, Blanca Torralba Gállego, enero 2024, DOI: 10.26754/mae1803_1945

  1. Josefa Farina. Una mirada diletante (1902-1993). Certamen Huesca Imagen. Centro Cultural del Matadero y el centro Raíces de Huesca.

AGUSTÍN LACRUZ, Mª C. y TOMÁS ESTEBAN, S., “Las primeras mujeres fotógrafas en Aragón: pioneras y modernas”, Revista General de Información y Documentación, 28(2), 2018, pp. 621-658.

AGUSTÍN LACRUZ, Mª C. y TOMÁS ESTEBAN, S., “Miradas invisibles: memoria de mujeres fotógrafas en Huesca”, en I Encuentro sobre el Patrimonio Fotográfico en Aragón, Huesca, Diputación Provincial de Hueca, 2023, pp. 78-106.

AGUSTÍN LACRUZ, Mª C. y TORREGROSA CARMONA, J. F., Formas de mirar. Usos informativos y documentales de la fotografía, Gijón, Trea, 2019, pp. 156-157.

ESPA, V., “Josefa Farina. Una mirada diletante”, en Huesca Imagen, Huesca / Zaragoza, Diputación de Huesca / Ibercaja, pp. 90-103.