La Revista Fotográfica. Periódico popular de fotografía mensual ilustrado, presentada como “emancipación directa” de la publicación francesa Les Annales Photographiques, fue una revista dedicada a la fotografía y editada en Barcelona, que se publicó con periodicidad mensual entre los años 1891 y 1894. Juan Unal i Ala era el director y redactor jefe, junto al que figuraban como propietarios-editores Francisco Reverchón y Compañía, y la revista se imprimió en la Tipolitografía de Luis Tasso.

La publicación constaba de dieciséis páginas, en las que se recogían contenidos técnicos dirigidos en especial a los principiantes en la práctica fotográfica, pero atendiendo también a aquellos que estuviesen más adelantados en la materia. Con un carácter didáctico, la revista ofrecía a los lectores un análisis detallado de los procedimientos novedosos y las diversas aplicaciones de la fotografía, dedicando una atención destacada tanto al estudio de los dispositivos y materiales fotográficos como a sus numerosas innovaciones en ámbitos como la fotografía estereoscópica o la fotografía en color. Algunas de las temáticas que suscitaron mayor interés fueron los experimentos cronofotográficos y las posibilidades que ofrecía la fotografía “recreativa”. Asimismo, la revista prestó especial atención a la celebración de relevantes muestras y certámenes internacionales.

La Revista Fotográfica se organizaba en una serie de secciones más o menos fijas, entre las que se encontraban: “Consejos a los principiantes”, “Los aparatos instantáneos”, “Novedades fotográficas”, “Fórmulas”, “Revistas extranjeras” y “Correspondencia” —posteriormente denominada “Contestaciones”—, junto a las que se incorporaban artículos independientes que completaban cada uno de los números. En cuanto al contenido, el periódico se nutría de textos publicados en la revista Les Annales Photographiques, de la que se consideraba “hijo legítimo”, así como de otras revistas europeas, llevando a cabo una relevante labor de divulgación de ensayos, artículos y crónicas extranjeras, que introducían en España las ideas e investigaciones de célebres autores internacionales. Junto las mencionadas traducciones, en la revista se publicaron también textos originales, escritos en su mayoría por Juan Unal i Ala.

En La Revista Fotográfica, igual que en otras publicaciones similares de principios de los años noventa del siglo XIX, como Las Novedades Fotográficas (Bilbao, 1891-1893), empieza a percibirse una ligera evolución en lo que a la presencia femenina se refiere, frente a lo que ocurría en las revistas fotográficas de las décadas anteriores, en las que únicamente hallamos esporádicas alusiones a mujeres fotógrafas, siempre extranjeras.

Por un lado, seguimos encontrando este tipo de referencias en las múltiples reseñas de exposiciones internacionales incluidas en los distintos números de La Revista Fotográfica, en las que van apareciendo nuevos nombres de fotógrafas, acompañados además de una descripción más detallada del trabajo desarrollado por algunas de ellas. Este es el caso, por ejemplo, de Madame Viez-Bourgeois, autora de unas pruebas “finas” y “sorprendentes” (Beleurgey de Raymond, n.º 3, p. 225), que “con solo el auxilio de reflectores hace en su habitación, tan bellos retratos a sus amigos” (Beleurgey de Raymond, n.º 4, p. 241); de Mme. Batbedat, cuyo talento “realmente es muy grande” (Beleurgey de Raymond, n.º 4, p. 241); o de Mme. Gallot, cuyos bebés resultan, en palabras del autor de la reseña, “mucho más interesantes que los hombres grandes de su señor” (Beleurgey de Raymond, n.º 6, p. 273). Además, en La Revista Fotográfica localizamos también a D.ª J. M. B. entre aquellos que envían sus preguntas a la redacción de la publicación, y, lo que resulta más interesante, es que esta mujer procedente de Málaga realiza ya una consulta de carácter técnico, a juzgar por la contestación recibida: “Puede probar la parafina calentando ligeramente y sacando toda la que no se embeba la prueba, por medio de un pedazo de papel chupón” (n.º 4, p. 256).

Aunque, posiblemente, la novedad más relevante de los primeros años noventa es que encontramos referencias a las aficionadas a la fotografía como potenciales consumidoras de determinados artículos, como por ejemplo el “Foto-gemelo”: “Sumamente elegante y ligero no llama la atención de nadie, por su poco volumen se presta a ser empleado por las señoritas, demasiado refractarias todavía al uso de las máquinas que hasta el presente han sido ofrecidas al público. En parte, les daremos razón, pues no es muy graciosa la postura que ha de tomar la persona que emplea una detectiva; el cuerpo encorvado y la cabeza baja para ver la mira, no son efectivamente posturas que favorezcan, que hagan valer las bellas formas de nuestras elegantes. La Foto-gemelo es, en cuanto a esto, el antítesis de las demás detectivas; […] la figura se presenta grave y esbelta, y no dudamos que las señoritas sabrán aprovechar las ventajas que les ofrece esta máquina y se dedicarán a la fotografía, arte que en el verano añade nuevos atractivos a las delicias del campo” (Unal Ala, n.º 12, p. 379).

Finalmente, en junio de 1894 los administradores de la revista comunicaron el cese de la publicación, argumentando que tras “tres años de continuos sacrificios, el público no ha correspondido nuestros desvelos”.

NOTICIAS DE MUJERES FOTÓGRAFAS

Tomo II, núm. 4, octubre, 1892.

– “Contestaciones […] D.ª J. M. B.-Málaga- Puede probar la parafina calentando ligeramente y sacando toda la que no se embeba la prueba, por medio de un pedazo de papel chupón” (p. 256).

MAE, Blanca Torralba Gállego, enero 2024, DOI: 10.26754/mae1803_1945