Osorio y de la Cueva, María Pilar

Osorio y de la Cueva, María Pilar

Osorio y de la Cueva, María Pilar

¿?, 1790 – Madrid, 1862

 

Académica de mérito por la pintura en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, tras presentar un dibujo de Homero.

 

María Pilar Osorio y de la Cueva, Homero, 1819. Dibujo, lápiz negro sobre papel verjurado, 478 x 345 mm. Museo de Bellas Artes de València.

Osorio y de la Cueva, María Pilar

 

Entre las damas de ilustre familia que solicitaron su ingreso en la Academia de San Carlos se encuentra esta pintora que, el 17 de julio de 1819, remitía desde Valencia un oficio al secretario de la entidad, adjuntando la «obrita de dibujo» que había concluido ese día. En su escueto escrito solicita a la Junta le «dispense la honra de admitirla en obsequio de [su] adhesión a las nobles artes, cuya fineza será un poderoso motivo para [su] gratitud, y un nuevo estímulo para procurar [sus] adelantamientos». Reunida la Junta ordinaria al día siguiente, el director general y los demás profesores la creaban por aclamación académica de mérito en la clase de pintura y daban orden de expedir el correspondiente diploma. Según consta en el acta, el dibujo era «copia de la estampa que representa a Homero» y fue entregado junto con otros «varios dibuxos que ha executado, ofreciendo el primero», tal como decía en su memorial.

A pesar de la escasa repercusión crítica que tuvo su nombramiento académico, su obra sí se ha conservado. Además, la autora escribió su nombre al pie del dibujo y la fecha en la que lo ejecutó, por lo que actualmente está identificado entre las piezas de la colección académica custodiada por el Museo de Bellas Artes de Valencia. El Catálogo de dibujos del Museo hace una breve descripción de la obra pero sin aportar ningún dato de la autora, ni tampoco sobre cuál era esa estampa copiada, según se decía en el acta. En realidad, el dibujo guarda una gran similitud con la estampa Homère grabada en 1816 por Jean-Baptiste-Raphaël-Urbain Massard (1775-1843). El grabador reprodujo en esta obra una pintura de inspiración clásica Homero ciego, que realizó François Gérard (1770-
1837) en 1814. Y, según relató el primer biógrafo de Gérard, la pintura había sido destruida por el artista, por lo que el grabado de Massard sería el único testimonio del original.

La imagen es una recreación de otro lienzo del mismo pintor, Belisario, 1797, en el Getty Museum. Ambas obras se insertan en la línea del neoclasicismo que retoma personajes bíblicos o de la tradición clásica con fines moralizantes, tan del gusto de la época. La pieza que presentó Pilar Osorio es una reproducción fidedigna de la estampa de Massard, que demuestra la buena mano de la académica. La elección de esa imagen nos revela el gusto de la autora, una mujer al tanto de las novedades internacionales del arte y, además, con acceso a una estampa que apenas hacía tres años se había grabado en Francia. La estampa de Massard apareció unos años después, en 1880, en la revista La Ilustración española y americana acompañando un artículo sobre Homero. No tenemos noticias de quién pudo ser su maestro de dibujo, si es que lo tuvo, pero dado su alto linaje es bastante probable que recibiera una educación exquisita y tuviera como instructor de dibujo a alguno los mejores maestros de la época. De hecho, el padre de María del Pilar era un hombre interesado por el arte y desde 1805 era académico de honor de San Carlos.

Felipe Carlos Osorio Castellví, VI conde de Cervellón, marqués de Nules y Quirra, de Villatorcas, señor de otros muchos Estados, y grande de España, nació en el
Real Sitio de San Ildefonso el 19 de octubre de 1758. El cardenal patriarca de las Indias lo bautizó en pompa en el Real Palacio de Madrid, su madrina fue la reina Isabel de Farnesio. El VI conde de Cervellón sirvió en el Real cuerpo de Guardias Españolas, fue coronel del regimiento de la Corona, teniente general del ejército y capitán general de los reinos de Valencia y Murcia, caballero gran cruz de Carlos III y comendador de Castilla en la de Alcántara. Se casó el 21 de noviembre de 1789 con María Magdalena, hija de Miguel José de la Cueva y de Cayetana de la Cerda, XIII duques de Alburquerque. En octubre del año siguiente nació la primogénita, María Pilar. La familia residía en la calle del Prado de Madrid en 1794. Su hermano Felipe María nació en Madrid el 27 de junio de 1795 y al morir su padre el 24 de octubre de 1815 heredaría todos los títulos familiares.

Felipe María Osorio de la Cueva Castellví la Cerda Coloma Mercader y Carroz, VII conde de Cervellón, de Elda, de Anna, de Siruela y de la Pezuela de las Torres, marqués de Nules, Villatorcas, Noguera y la Mina, señor de muchos lugares de España y de las baronías del marquesado de Quirra en el reino de Cerdeña. Dos veces grande de España, fue gentilhombre de cámara de Fernando VII y de su hija Isabel, gran cruz de Carlos III, maestrante de Valencia, y senador del Reino. Contrajo matrimonio el 26 de noviembre de 1821 con Francisca Gutiérrez de los Ríos, duquesa de Arco, de Fernán Núñez y de Montellano, marquesa de Castel Moncayo y cuatro veces grande de España. Tuvieron dos hijos, pero Vicente murió a los pocos meses, quedando como única heredera María del Pilar Loreto Osorio y Gutiérrez de los Ríos que nació el 10 de diciembre de 1829.

Los historiadores Joaquín Ezquerra y Luis Bueno la eligieron para incluirla en la categoría de «nobleza» en sus Retratos de mujeres españolas del siglo XIX, pues fue III duquesa de Fernán Núñez y heredera de ilustre casa de Cervellón. Se casó en Madrid el 14 de octubre de 1852 con Manuel Falcó de Adda y Valcárcel, marqués de Almonacir, hijo del Príncipe Pío de Saboya, según los autores la duquesa estaba «entonces conceptuada como el más ventajoso partido de la Corte» y sin duda lo era por su gran fortuna y «timbres nobiliarios». En Valencia, la familia poseía el espléndido Palacio de Cervelló, actual sede del Archivo Municipal de Valencia fue construido en el siglo XVIII por los condes de Cervelló, señores de Oropesa, está ubicado frente al convento de Santo Domingo en la plaza de Tetuán. Del edificio de estilo neoclásico solo se mantiene la fachada con dos pisos de balcones que flanquean unas torres a ambos lados. Uno de los palacios más emblemáticos de la ciudad, pues al ser derribado el Palacio Real en 1810, se convertiría en residencia oficial de los monarcas en sus visitas a la ciudad. Allí fue recibido Fernando VII en su retorno a España en 1814 con arcos de triunfo, alegorías y retratos del rey. Allí se firmó el decreto que derogaría la Constitución de 1812 disolviendo las Cortes. Allí, en 1840 abdicaría su esposa la regente María Cristina. Y allí ocurrió durante la ocupación francesa un episodio en el que se vio implicada la hija del conde de Cervellón, según narra el conde de Toreno en su Historia del levantamiento. Durante la invasión francesa «los naturales de Valencia activos e industriosos, pero propensos al desasosiego y a la insubordinación, no era de esperar que se mantuvieses impasibles y tranquilos, ahora que la desobediencia a la autoridad intrusa era un título de verdadera e inmarcable gloria».

El 23 de mayo tras recibir la Gaceta de Madrid con las renuncias de la familia real, las gentes del pueblo que solían reunirse en la plazuela de las Pansas escucharon en la voz del Palleter el famoso grito: ¡Viva Fernando VII y mueran los franceses! Corrió como la pólvora y en la plaza de santo Domingo arreció el tumulto. La furia de los amotinados tomó de caudillo al padre Juan Rico, un franciscano fervoroso y elocuente capaz de controlar a la plebe e impedir que se enervase en exceso. Rico fue llevado a hombros al lugar donde se celebraban las sesiones del gobierno, allí tras debatir acaloradamente las autoridades claudicaron con las exigencias del pueblo y se nombró general en jefe del ejército que iba a formarse al conde de Cervellón. Las autoridades sometidas decidieron dar parte a Madrid pidiendo tropas para que las protegiese, el pueblo ignorante de la doblez se retiró a sus casas. Rico receló tras las propuestas de soborno del arzobispo y se preparó otro motín la mañana siguiente. El franciscano durmió en la plaza de Tetuán y muy temprano le visitó el capitán Moreno, el cual tenía amistad con personas de gran influjo en el pueblo y la huerta, los Beltrán de Lis que «atizaban el fuego encubierto y sagrado de la insurrección». Moreno y Rico pretendían apoderarse de la ciudadela. «Un impensado incidente estuvo entre tanto para envolver a Valencia en mil desdichas. La serenidad y valor de una dama lo evitó felizmente». El pueblo había insistido en que se leyese el correo que iba a Madrid, la valija fue transportada a casa del conde de Cervellón, y nada más comenzar el registro toparon con el pliego que era duplicado del parte de las depuestas autoridades pidiendo auxilio, «viendo la hija del conde, que presenciaba el acto, la importancia del papel, con admirable presencia de ánimo al intentar leerle le cogió, rasgole en menudos pedazos, e imperturbablemente arrostró el furor de la plebe amotinada. Esta si bien colérica, quedó absorta, y respetó la osadía de aquella señora que preservó de muerte cierta a tantas personas» para Toreno, una acción digna de «eterno loor». La hija del conde era María Pilar Osorio.

En ocasiones, María Pilar Osorio ha sido confundida con su sobrina, María Pilar Loreto Osorio, III duquesa de Fernán Núñez, que en 1859 le cedió el título de marquesa de Noguera, que la tía había reclamado al morir su hermano. La marquesa de Noguera permaneció soltera y convivió con la familia de su hermano, VII conde de Cervellón, en el palacio de Fernán Núñez de la madrileña calle de santa Isabel. Uno de los mayores lugares de sociabilidad de época isabelina, cuyos famosos chocolates frecuentaron aristócratas, políticos, poetas y artistas. En su majestuoso salón se celebraron multitud de bailes de máscaras a los que asistían las damas más elegantes de la ciudad. De hecho, la hermana del conde de Cervellón disponía de una cuenta de «gastos para ropa y alfileres». El Archivo Histórico de la Nobleza conserva la correspondencia de la marquesa de Noguera y numerosos documentos de poderes otorgados por ella para gestionar las abundantes propiedades que tenía y explotaba por toda la geografía española.

Una de sus posesiones en explotación era la dehesa de la Pulgosa, en Jerez de los Caballeros, Badajoz, cuando salió a remate el arriendo «a pasto, bellota y labor» de la citada finca, los pliegos de condiciones para la doble subasta estaban en Madrid en las oficinas del duque de Fernán Núñez, calle de Santa Isabel, 42 y 44, que era su residencia. La marquesa de Noguera también tenía acciones de la Compañía de Diligencias de Postas Generales. Además, como era frecuente en las damas aristócratas de la época, María del Pilar Osorio se dedicó a las obras de caridad y financió conventos y oficios religiosos, prueba de ello es la noticia en prensa que anunciaba «la indulgencia plenaria de Cuarenta Horas en la iglesia de Santo Tomás», cuya misa costeaba ese día la marquesa de Noguera y predicaba el «cura párroco de Baldemoro».

María del Pilar Osorio también fue una mujer de mundo, en 1856 obtenía del Montepío militar seis meses de licencia para viajar al extranjero. Quizá fuera a París a visitar a su sobrina, pues su esposo fue allí embajador de España. María del Pilar Osorio y la Cueva falleció en Madrid el 21 de enero de 1862, «sus sobrinos, los demás parientes, testamentarios y amigos» la recordaban con una misa aniversario en la real iglesia del colegio de Santa Isabel, próxima a su residencia. A su muerte instituyó por heredera de los numerosos bienes y joyas que poseía a su sobrina la duquesa de Fernán Núñez. En la reseña de las alhajas de su testamento, otorgado en Valencia el 3 de octubre de 1860, el diamantista Félix Samper valoraba sus joyas, 19 piezas tasadas por la cantidad total de 135.530 reales de vellón. La partida más cara eran tres alfileres corsag de brillantes cuyo importe ascendía a 32.000 reales. Sortijas de brillantes y esmeraldas, diamantes, rubíes, topacios, aretes de brillantes, broches de perlas, brillantes y cristales verdes y morados. Un collar de tres hilos de perlas que valía 11.000 reales, otro de ocho hilos con broche de perlas y brillantes por 16.000, pulseras de perlas y amatistas. Y un fastuoso collar de un hilo de brillantes con 62 chatones y colgantes tasado en 57.000 reales por el experto. Además, varios papeles con gemas sin engarzar.

Sin duda, sus joyas mostraban su sofisticado gusto artístico forjado en un ambiente culto e internacional. Probablemente, María del Pilar Osorio y de la Cueva continuó pintando en su entorno particular, con medios a su alcance con los que seguir ejercitándose en su afición. Pero no dejó pasar la oportunidad de obtener el preciado título de académica de mérito que tantas jóvenes anhelaron, incluso las más ilustres aristócratas.

MAE, Mariángeles Pérez-Martín, diciembre 2022.

 

Pérez-Martín, Mariángeles. Ilustres e ilustradas. Académicas de Bellas Artes en España, ss. XVIII-XIX. Valencia, Tirant lo Blanch, 2020.

GARÍN ORTIZ DE TARANCO, Felipe María. La Academia Valenciana de Bellas Artes. El movimiento
academicista europeo y su proyección en Valencia. València: F. Doménech, 1945.

 

 

ARASC. Legajo 72/3/27. “Carta de María del Pilar Osorio y la Cueba”. Valencia, 17-VII-1819.

ARASC. Libro de actas de la Real Academia de San Carlos 1813-1821. “Junta ordinaria en 18 de julio de
1819”, p. 219; Libro de Individuos desde su creación 1768-1847, p. 142.

 

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Bisbal, Casilda

Bisbal, Casilda

Bisbal, Casilda

Benicarló, Castellón, doc. 1789

 

Pintora fue nombrada académica supernumeraria en agosto de 1789 en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia.

 

BARCELÓN ABELLÁN, Juan. Cartilla para aprender a dibuxar, sacada por las Obras de Joseph de Rivera, llamado (bulgarm.te) el Españoleto. Alacant, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2011.

Bisbal, Casilda

 

En la junta ordinaria celebrada el 9 de agosto de 1789 se presentó un memorial de Casilda Bisbal acompañado del Libro de principios de José Ribera que ella había copiado. Los académicos decidían otorgarle el título de académica supernumeraria y esperaban que siguiera con su formación para en un futuro, tal como de su talento cabía esperar, agraciarla con mayores honores. Los datos conocidos sobre ella son sumamente escasos; era vecina de Benicarló (Castellón). En 1868, Ossorio afirmaba que «a principios de este siglo pintaba con crédito en Valencia, conservándose en poder de particulares diferentes trabajos suyos, que demuestran sus excelentes disposiciones para el cultivo del arte». La cartilla fue inventariada como «un Cuaderno de 24 ojas de cuartilla de papel imperial en que se halla dibuxada de Lápiz todo el Libro o Cartilla de principios de Rivera copiado por Casilda Bisbal», pero ya no se conserva y tampoco aparecen registradas otras obras.

El aprendizaje artístico tradicionalmente se ha iniciado con el uso de cartillas de dibujo. Los principiantes copiaban las composiciones de grandes maestros a través de estampas o dibujos, cuyos modelos eran ya concebidos con esa finalidad y utilizados como material didáctico en talleres, academias y escuelas de dibujo. Desde comienzos del siglo XVII, las cartillas de principios de dibujo se extendieron por toda Europa bajo la influencia francesa, aunque surgieron en Italia. Ribera fue el primer español que publicó estampas para este uso; su obra fue muy difundida en Francia, grabada al aguafuerte por Louis Ferdinand y publicada antes de 1650 por Nicolas Langlois, pues de ese año es la segunda edición de Pierre Mariette . En España, Jusepe Martínez y Palomino recomendaban para iniciarse en el dibujo copiar a los clásicos y, sobre todo, al insigne «Españoleto» José de Ribera. De los modelos pedagógicos que dibujó y grabó Ribera, en torno a 1622, se conocen varios estudios de ojos, orejas, narices y bocas, posiblemente diseñados como láminas sueltas. El Livro de principios para aprender a dibuxar sacado por las Obras de Joseph de Rivera, llamado (bulgarm.te) el Españoleto, grabado en Madrid por Juan Barcelón, discípulo de Juan Bernabé Palomino, fue publicado hacia 1774 con portada [fig. 14] en castellano y en francés. En la Calcografía Nacional se vendía por 12 reales en 1830. Ese año se vendieron diecinueve, en 1835 ya fueron setenta y seis ejemplares. Durante el siglo XVIII y parte del XIX, los planes de estudio de las academias de arte seguían los métodos habituales del taller, por lo que las cartillas continuaron siendo el material de estudio. La demanda no fue solo académica, sino que también se utilizaban en las escuelas de dibujo que algunos maestros tenían en sus casas y, asimismo, las usaban los aficionados en sus domicilios.

Casilda Bisbal copió una de esas cartillas utilizada en la primera fase de formación de los pintores. Por la fecha en que presentó su obra a la academia, 1789, es probable que el original que reprodujo fuera el citado Livro de principios… que grabó Juan Barcelón en torno a 1774. Aunque un principiante podía comprarla, no era algo habitual que cualquier aficionado poseyera una de ellas, por lo que, lo más probable es que la copiara en una escuela de dibujo particular o en el taller de un pintor. No sabemos dónde adquirió su formación, pero en la misma época en que fue nombrada académica, hubo otro artista con ese apellido que aparece en las actas de la academia. En la sesión del 3 de agosto de 1788 se detalla un acuerdo tomado en febrero ante el memorial presentado por el profesor de escultura Silvestre Bisbal, vecino de Castellón. El profesor acudió el día 17 de julio para ser examinado, tras ejecutar el borrador en la sede académica le dieron seis meses para poner en limpio el asunto que debía presentar a la Junta para su admisión. No parece que lo lograra, pues no consta como académico. Sobre Silvestre Bisbal, sabemos que pintó dos retratos de los reyes para los actos de proclamación al trono de Carlos IV, por los que el ayuntamiento de Castellón le abonó treinta libras el 5 de agosto de 1789. Asimismo, Silvestre y sus hermanos fueron premiados por la invención de una máquina en la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Valencia: «Manuel Bisbal i Mulet, revisor del Santo Oficio de la Inquisición, vecino de Benicarló y, Juan Bautista y Silvestre, hermanos los tres, y estos vecinos de Castellón de la Plana, profesores de las Bellas Artes de Escultura, Arquitectura y Pintura, exponen que han inventado una Máquina para Agramar cáñamo y lino, sencillísima, de muy poco coste y fácil manejo».

El documento presentado en 1786 aparecía ilustrado, como la mayoría de artilugios e inventos, con un grabado De la máquina para agramar el Cáñamo. Sus autores Manuel, Juan Bautista y Silvestre Bisbal, hermanos. Después enviaron varios memoriales a la Sociedad en referencia a su invento. En Junta ordinaria del 4 de octubre de 1786 se les otorga un premio de 3.000 reales de vellón. Silvestre subraya que es vecino de Castellón y profesor de las tres Nobles Artes; y el 30 de agosto de 1786 escribe otra desde Valencia. Manuel desde Valencia envía una al respecto el 29 de noviembre de 1785; y nuevamente, contesta un aviso de su primo Henrique López desde Benicarló, el 16 de febrero de 1786. El hermano mayor, Manuel Bisbal Mulet, había sido desde el 12 de noviembre de 1753 y durante cuatro años aprendiz de escultura, arquitectura y adorno en el taller de Ignacio Vergara. Los tres hermanos trabajaron juntos en Cabanes, nietos del dorador Bernardo Mulet, natural de San Mateo. El padre de los artistas, Manuel Bisbal, de Borriol, era médico en Cabanes, donde se casó en 1730 con Bernarda Mulet y allí nacieron sus hijos. De hecho, Manuel Bisbal Mulet, tras formarse en Valencia (1753-1757), residió en Cabanes desde 1758 hasta al menos 1772, fecha en que realizó el sagrario de la arciprestal de San Mateo. Establecido ya en su taller de Benicarló, en 1777 acudió a Castellón a la subasta para la construcción del retablo de la iglesia de Lledó, que firmó por 600 libras, aunque en 1788 tuvo que solicitar una prórroga y, finalmente, ceder la madera del retablo inacabado. Su hermano Silvestre nació en torno a 1740 en Cabanes y allí aparece como escultor y vecino en 1771. Junto a Manuel trabaja en el taller de Benicarló en 1778 para el retablo de la iglesia de Lledó. Silvestre construyó entre 1786 y 1788 varias custodias y andas para la parroquial de Castellón por las que percibió un total de 200 libras. Asimismo, el tercer hermano, Juan Bautista Bisbal Mulet habría nacido en Cabanes hacia 1745 y se debió formar en el mismo taller familiar. En 1771 consta como escultor en los libros parroquiales y, en torno a 1779, residía en Benicarló como su hermano Manuel.

No podemos afirmar que Casilda Bisbal fuera pariente de los tres hermanos artistas, pero lo cierto es que ella residía en Benicarló en 1789 y que presentó una cartilla de principios, tarea habitual en las escuelas de dibujo. Dos de los hermanos, Juan Bautista y Silvestre, eran profesores de bellas artes en Castellón; y el tercero, Manuel, artista y revisor del Santo Oficio de la Inquisición, residía en 1786 en Benicarló. Quizá Casilda era también hermana (hija o esposa) de los Bisbal, dada la proximidad cronológica en el mismo ámbito territorial y, probablemente, participara en el taller y se formara en la escuela familiar.

MAE, Mariángeles Pérez-Martín, diciembre 2022.

 

ESPINÓS, Adela, Museo de Bellas Artes de Valencia. Catálogo de dibujos II (Siglo XVIII). 3 vols. València: Ministerio de Cultura, 1984, p. 318.

IGUAL ÚBEDA, Antonio; Morote Chapa, Francisco. Diccionario de escultores valencianos del siglo XVIII. Castellón: Sociedad Castellonense de Cultura, 1933, p. 13.

PÉREZ-MARTÍN, Mariángeles. “Copiar la cartilla. Casilda Bisbal, académica por la pintura”. En: CARVAJAL GONZÁLEZ, H. et al. (eds.). Perspectivas actuales, horizontes insólitos. Dinámicas y aportaciones teóricas en Historia del Arte. Logroño: Aguja de Palacio Ediciones, 2018c, p. 83-104.

PÉREZ-MARTÍN, Mariángeles. Ilustres e ilustradas. Académicas de Bellas Artes ss. XVIII-XIX. València, Tirant lo Blanch, 2020.

 

 

ARASC. Inventario general de las pinturas, flores pintadas y dibujadas, modelos y vaciados. Dibujos de todas clases y diseños de arquitectura, 1797.

ARASC. Ynventario de la Real Academia de San Carlos en el año 1788. Según el Estado en que se hallaron todos sus muebles y alajas, puesto en limpio i añadido en el año 1797.

ARASC. Libro de Actas de la Real Academia de San Carlos 1787-1800. “Junta ordinaria 9 de agosto de 1789”; Libro de Individuos desde su creación 1768-1847, p. 197bª. Para ampliar ver: Pérez-Martín, Mariángeles, 2018c.

ARASC. Libro de actas de la Academia de San Carlos 1787-1800. “Junta ordinaria 3 de agosto 1788”.

ARSAPV. Varios memorials y cartas sobre la máquina de agramar…. Caja 15, Leg. II, Sig. 1, 1785.

 

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Mengs, Anna Maria Teresa

Mengs, Anna Maria Teresa

Mengs, Anna Maria Teresa

Dresde, 1751 – Madrid, 1792

 

Pintora de origen alemán instalada en Madrid, hija de Anton Raphael Mengs, fue académica de Bellas Artes en San Fernando, Madrid.

Autorretrato, h. 1780.

Biblioteca Nacional de España

 

Mengs, Anna Maria Teresa

 

Pintora de origen alemán instalada en Madrid. Nació en Dresde en 1751, pero se educó en Italia donde residía junto a su familia. Era la mayor de los cuatro hijos que tuvo el pintor Anton Raphael Mengs y, como sus hermanos, desde niña aprendió la pintura bajo la dirección de su padre, mientras recibía una esmerada educación. Se convirtió en miniaturista y una excelente retratista al pastel. Anna Mengs se casó en Roma en 1778 con el grabador español Manuel Salvador Carmona. Cuando el artista terminó su estancia en Italia regresó a España y se afincaron en Madrid, donde ejercía como grabador real. Con él tuvo siete hijos, sin abandonar la pintura “a pesar de los deberes maternales […] cumplió siempre con el cariño y perfección más extremados”, decía Quintero en su biografía.

Anna Mengs fue nombrada académica de mérito en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando el 29 de agosto de 1790 en una junta particular presidida por el conde de la Roca, el mismo día que la grabadora Lucía Gilabert. La Junta apreció su virtuosa aplicación y mérito en la pintura, a la vista de los retratos al pastel de su padre, Anton Raphael Mengs –en la actualidad en el Museo del Prado–, de su esposo, Manuel Carmona, y de su hija mayor; así como un dibujo a lápiz de la Madonna de la Segiola. Todas las obras habían sido expuestas en la Junta pública del 4 de agosto. El pastel que realizó de su padre se basa en un Autorretrato de Mengs que regaló el pintor a Bernardo de Iriarte, oficial mayor de la Primera Secretaría de Estado, en cuya colección lo documentó Antonio Ponz en 1776. Se trata de la imagen más popular del pintor. Sobre un fondo de color verde oscuro, aparece vestido con camisa blanca y chaleco azul oscuro, el pañuelo y la bata de color ocre con cuello de terciopelo oscuro. El rostro de expresión seria y algo melancólica, ejemplifica su grandeza moral y ese afán por cumplir una misión artística, la de recuperar la belleza ideal.

Del Autorretrato original grabó una estampa Manuel Salvador Carmona que dibujó antes de morir el pintor. Igualmente se conserva un retrato en busto de Carmona realizado por su esposa que según Quintero “está dibujado al pastel con gran maestría y soltura, recordando algo (como es natural) la manera de su padre”, el dibujo era muy correcto y demostraba gran seguridad y maestría en el retrato del natural. Algo digno de “notarse”, decía el autor, ya que generalmente las artistas solían limitarse a copiar obras maestras. Pero Anna Mengs se había educado desde niña en el estudio del yeso y del natural, e hizo numerosos retratos de personajes de la corte. Su carrera se vio truncada muy pronto, pues falleció sin cumplir los cuarenta años.Pintora de origen alemán instalada en Madrid.

Nació en Dresde en 1751, pero se educó en Italia donde residía junto a su familia. Era la mayor de los cuatro hijos que tuvo el pintor Anton Raphael Mengs y, como sus hermanos, desde niña aprendió la pintura bajo la dirección de su padre, mientras recibía una esmerada educación. Se convirtió en miniaturista y una excelente retratista al pastel. Anna Mengs se casó en Roma en 1778 con el grabador español Manuel Salvador Carmona. Cuando el artista terminó su estancia en Italia regresó a España y se afincaron en Madrid, donde ejercía como grabador real. Con él tuvo siete hijos, sin abandonar la pintura “a pesar de los deberes maternales […] cumplió siempre con el cariño y perfección más extremados”, decía Quintero en su biografía. Anna Mengs fue nombrada académica de mérito en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando el 29 de agosto de 1790 en una junta particular presidida por el conde de la Roca, el mismo día que la grabadora Lucía Gilabert. La Junta apreció su virtuosa aplicación y mérito en la pintura, a la vista de los retratos al pastel de su padre, Anton Raphael Mengs –en la actualidad en el Museo del Prado–, de su esposo, Manuel Carmona, y de su hija mayor; así como un dibujo a lápiz de la Madonna de la Segiola. Todas las obras habían sido expuestas en la Junta pública del 4 de agosto.

El pastel que realizó de su padre se basa en un Autorretrato de Mengs que regaló el pintor a Bernardo de Iriarte, oficial mayor de la Primera Secretaría de Estado, en cuya colección lo documentó Antonio Ponz en 1776. Se trata de la imagen más popular del pintor. Sobre un fondo de color verde oscuro, aparece vestido con camisa blanca y chaleco azul oscuro, el pañuelo y la bata de color ocre con cuello de terciopelo oscuro. El rostro de expresión seria y algo melancólica, ejemplifica su grandeza moral y ese afán por cumplir una misión artística, la de recuperar la belleza ideal. Del Autorretrato original grabó una estampa Manuel Salvador Carmona que dibujó antes de morir el pintor. Igualmente se conserva un retrato en busto de Carmona realizado por su esposa que según Quintero “está dibujado al pastel con gran maestría y soltura, recordando algo (como es natural) la manera de su padre”, el dibujo era muy correcto y demostraba gran seguridad y maestría en el retrato del natural. Algo digno de “notarse”, decía el autor, ya que generalmente las artistas solían limitarse a copiar obras maestras. Pero Anna Mengs se había educado desde niña en el estudio del yeso y del natural, e hizo numerosos retratos de personajes de la corte. Su carrera se vio truncada muy pronto, pues falleció sin cumplir los cuarenta años.

MAE, Mariángeles Pérez-Martín, diciembre 2022.

 

CARRETA PARRONDO, Juan. El grabado a buril en la España ilustrada: Manuel Salvador… Madrid: Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, 1989, p. 120.

MAURER, G. “Mengs y Azara: testimonio de una amistad”, en: Mengs y Azara. El retrato de una amistad. Madrid: Museo Nacional del Prado, 2013, pp. 20-22.

MUSEO DEL PRADO. Enciclopedia online. “Anna María Teresa Mengs”. www.museodelprado.es.

NAVARRETE MARTÍNEZ, Esperanza. Real Academia de la Historia. Enciclopedia biográfica online. “Ana María Mengs”, en: www.dbe.rah.es.

PARADA Y SANTÍN, José. Las pintoras españolas: boceto histórico-biográfico y artístico. Madrid: Imp. Asilo Huérfanos, 1903.

PÉREZ-MARTÍN, Mariángeles. Ilustres e ilustradas. Académicas de Bellas Artes ss. XVIII-XIX. València, Tirant lo Blanch, 2020.

QUINTERO ATAURI, Pelayo. Mujeres ilustres. Apuntes biográficos sobre las pintoras Teresa Nicolau Parodi y Ana María Mengs. Madrid: Imprenta Ibérica, 1907.

SÁNCHEZ DEL PERAL Y LÓPEZ, J. R. Enciclopedia Museo Nacional del Prado, tomo V. Madrid: Museo del Prado, 2006, p. 1530.

SMITH, Theresa Ann. The Emerging Female Citizen: Gender and Enlightenment in Spain. University of California Press, 2006, p. 65-66.

 

 

 

 

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Costilla y Jaraba, María Jacoba

Costilla y Jaraba, María Jacoba

Costilla y Jaraba, María Jacoba

siglo XIX

 

Pintora nombrada en 1805 académica de Bellas Artes de San Fernando, Madrid.

Estudio de la Inmaculada de Mengs, 1805. Dibujo a lápiz. Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid. 

Costilla y Jaraba, María Jacoba

 

Pintora nombrada académica de mérito por la pintura de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando a fecha de 6 de enero de 1805. El dibujo remitido para su nombramiento, posteriormente expuesto, es una copia de Mengs, inventariado como Estudio de la Inmaculada de Mengs (P-2366) con fecha de 1805. No obstante, en Continuación del inventario que se hizo en el año de 1804 de las alhajas que posee la Real Academia de San Fernando, documento fechado en septiembre de 1814, se dice del dibujo en cuestión que “se grabó para la oposición del año de 1799”, indicando a continuación la fecha del nombramiento de su autora como académica y aportando datos adicionales sobre el marco de la obra: “Marco negro, filete dorado y cristal”.

La pintora declara Toledo como su lugar de residencia. Décadas más tarde, su nombre figura en la Guía de forasteros en Madrid para el año 1846 de Imprenta Nacional, listada entre los “Señores Académicos de Mérito” de la Real Academia de Bellas Artes.

MAE, Óscar Palomares Navarro, enero 2023.

Estudio de la Inmaculada de Mengs.1805 (1799?). Lápiz negro sobre papel avitelado agarbanzado claro, 30 x 24,3 cm. Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, inventariado nº P-2366. /// En la zona inferior, figura la inscripción a lápiz “Lo dibuxó Dª Mª Jacoba Costilla y Xarava”. En el reverso, una anotación posterior indica el rótulo que se leía en el cartón del montaje: “Académica de honor y mérito en 6 de Enero de 1805”.

Exposición Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid, 1805.

 

FRONTAURA Y VÁZQUEZ, C.; OSSORIO Y BERNARD, M., Diccionario biográfico internacional de escritores y artistas del siglo XIX, Tomo 1, Madrid, Imprenta y Librería de Miguel de Guijarro, 1890, p. 681.

IBIZA I OSCA, V., Dona i art a Espanya: Diccionari d’artistes d’abans de 1936, València, Institució Alfons el Magnànim, 2006, p. 68.

OSSORIO Y BERNARD, M., Galería biográfica de artistas españoles del siglo XIX, Madrid, Ediciones Giner, 1975 (ed. orig. 1868-1869), p. 172.

PÉREZ MARTÍN, M., Ilustres e ilustradas. Académicas de Bellas Artes  (ss. XVIII-XIX), Valencia, Tirant lo Blanch, 2020, pp. 360, 362, 623, 642-643, 690.

REAL ACADEMIA DE BELLAS ARTES DE SAN FERNANDO, “Estudio de la Inmaculada de Mengs”. En: https://www.academiacolecciones.com/dibujos/inventario.php?id=P-2366 (Consulta: 07-01-2023).

 

 

DURÁN, F., Continuación del inventario que se hizo en el año de 1804 de las alhajas que posee la Real Academia de San Fernando, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1 de septiembre de 1814, signatura 2-57-3, fol. 3r. Transcripción consultada en:

https://www.realacademiabellasartessanfernando.com/assets/docs/catalogos_historicos/1814_transcripcion.pdf (Consulta: 07-01-2023).

IMPRENTA NACIONAL, Guía de forasteros en Madrid para el año 1846, Madrid, Imprenta Nacional, 1846, p. 279.

REAL ACADEMIA DE BELLAS ARTES DE SAN FERNANDO, Distribución de los premios concedidos por el Rey Nuestro Señor a los discípulos de las tres nobles artes hecha por la Real Academia de San Fernando en la Junta Pública de 24 de setiembre de 1808, Madrid, Ibarra (Impresor de Cámara de S. M.), 1832, p. 234.

 

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Fernández de Navarrete, Micaela

Fernández de Navarrete, Micaela

Fernández de Navarrete, Micaela

siglo XIX

 

Pintora nombrada en 1821 académica de Bellas Artes de San Fernando, Madrid.

Santa Inés, 1829. Acuarela sobre soporte celulósico. Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid. 

Fernández de Navarrete, Micaela

 

Pintora, hermana de la también pintora María Concepción Fernández de Navarrete e hija de Martín Fernández de Navarrete, noble, marino e intelectual ilustrado miembro de la Real Academia de la Historia, también pintor aficionado y secretario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, nombrado como tal en 1814.

Oriunda de Ábalos, municipio de La Rioja, su nombre figura en la Guía de forasteros en Madrid para el año 1846 de Imprenta Nacional, listada entre los “Señores Académicos de Mérito” de la Real Academia de Bellas Artes.

Junto a su hermana, fue nombrada académica de honor y de mérito por la pintura a fecha de 16 de septiembre de 1821, presentando en la solicitud para su nombramiento una copia a la aguada de Santa Inés. Dicha obra fue copiada en 1829, según consta en el reverso de la miniatura conservada en acuarela sobre soporte celulósico, y expuesta en 1940 por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

MAE, Óscar Palomares Navarro, enero 2023.

Santa Inés. 1821. Aguada. Paradero desconocido.

Santa Inés (miniatura). 1829. Acuarela sobre soporte celulósico, 25 x 21 cm. Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, inventariado nº 0503. /// Detrás figura la inscripción “Copiada por Micaela Frnaz. De Navarrete en 1829”.

Exposición Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid, 1840.

 

OSSORIO Y BERNARD, M., Galería biográfica de artistas españoles del siglo XIX, Madrid, Ediciones Giner, 1975 (ed. orig. 1868-1869), p. 232.

PÉREZ MARTÍN, M., Ilustres e ilustradas. Académicas de Bellas Artes  (ss. XVIII-XIX), Valencia, Tirant lo Blanch, 2020, pp. 361,363.

REAL ACADEMIA DE BELLAS ARTES DE SAN FERNANDO, “Santa Inés (miniatura)”. En: https://www.academiacolecciones.com/pinturas/inventario.php?id=0503  (Consulta: 08-01-2023).

TORMO, E., La visita a las colecciones artísticas de la Real Academia de San Fernando, Madrid, Hauser y Menet, 1929, p. 94.

 

 

IMPRENTA NACIONAL, Guía de forasteros en Madrid para el año 1846, Madrid, Imprenta Nacional, 1846, p. 280.

REAL ACADEMIA DE BELLAS ARTES DE SAN FERNANDO, Distribución de los premios concedidos por el Rey Nuestro Señor a los discípulos de las tres nobles artes hecha por la Real Academia de San Fernando en la Junta Pública de 24 de setiembre de 1808, Madrid, Ibarra (Impresor de Cámara de S. M.), 1832, p. 236.

 

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Fernández de Navarrete, María Concepción

Fernández de Navarrete, María Concepción

siglo XIX

 

Pintora nombrada en 1821 académica de Bellas Artes de San Fernando, Madrid.

Fernández de Navarrete, María Concepción

 

Pintora, hermana de la también pintora Micaela Fernández de Navarrete e hija de Martín Fernández de Navarrete, noble, marino e intelectual ilustrado miembro de la Real Academia de la Historia, también pintor aficionado y secretario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, nombrado como tal en 1814.

Junto a su hermana, fue nombrada académica de honor y de mérito por la pintura a fecha de 16 de septiembre de 1821, presentando en la solicitud para su nombramiento un dibujo de Venus cortando las alas a Cupido, según figura en el Catálogo de las pinturas y estatuas que se conservan en la Real Academia de San Fernando, tratándose presumiblemente de una copia.

MAE, Óscar Palomares Navarro, enero 2023.

Venus cortando las alas a Cupido. 1821. Dibujo. Paradero desconocido.

 

OSSORIO Y BERNARD, M., Galería biográfica de artistas españoles del siglo XIX, Madrid, Ediciones Giner, 1975 (ed. orig. 1868-1869), p. 232.

PÉREZ MARTÍN, M., Ilustres e ilustradas. Académicas de Bellas Artes  (ss. XVIII-XIX), Valencia, Tirant lo Blanch, 2020, p. 361.

 

 

REAL ACADEMIA DE BELLAS ARTES DE SAN FERNANDO, Catálogo de las pinturas y estatuas que se conservan en la Real Academia de San Fernando, Madrid, Ibarra (Impresor de Cámara de S. M.), 1829, p. 54.

REAL ACADEMIA DE BELLAS ARTES DE SAN FERNANDO, Distribución de los premios concedidos por el Rey Nuestro Señor a los discípulos de las tres nobles artes hecha por la Real Academia de San Fernando en la Junta Pública de 24 de setiembre de 1808, Madrid, Ibarra (Impresor de Cámara de S. M.), 1832, p. 237.

 

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