Miyar Díaz, Benjamina

Corao, Asturias, 1888 – 1961

 

 

Benjamina Miyar fue relojera y fotógrafa profesional durante cinco décadas. Destacó como retratista pero también colaboró en distintas publicaciones periódicas regionales, nacionales e internacionales. Su producción documenta la realidad y la vida sociocultural de la Asturias rural, constituyendo un conjunto de notable interés artístico y etnográfico.

 

Autorretrato

Benjamina Miyar

 

La asturiana Benjamina Miyar Díaz nació en la localidad de Corao el 9 de agosto de 1888. Hija de Roberto Miyar, célebre relojero del municipio que procedía de una familia de libreros, y de María Manuela Díaz Montero, originaria de Juvencos (Lugo). Creció junto a sus hermanas y primas en un entorno culto y amante del arte, colaboró con su padre y su tío en el taller de relojería y, aunque carecía de antecedentes familiares, aprendió la técnica y se dedicó a la fotografía durante cinco décadas.

Se desconocen los detalles concretos de su formación, pero es bastante plausible que, además de leer y consultar numerosas revistas para adquirir los conocimientos necesarios — como señalan quienes la conocieron—, fotógrafos como Pelayo Infante o Modesto Montoto, que estuvieron en Corao a comienzos del siglo XX, le enseñaran el oficio. Un oficio en el que encontró esa fusión entre el trabajo manual exquisito que había aprendido de su padre y esa pasión por el arte que compartía con sus familiares, entre otros, con su prima Armida Miyar, que fue pintora.

Comenzó su trayectoria profesional durante la segunda década del siglo XX e instaló su taller de revelado en la planta baja de la casa, convirtiendo la finca familiar y sus alrededores en el escenario principal de su obra. Junto a las instantáneas de grupos de vecinos, escolares, etc. y alguna muestra  de fotografía de reportaje, entre la producción de Benjamina Miyar destaca su labor como retratista. La autora perseguía construir relatos con sus imágenes, para lo que prestaba especial atención tanto a la composición como al atrezo y vestimenta de sus modelos, utilizando incluso prendas que ella misma confeccionaba. En su mayoría son retratos sencillos pero de notable carga poética, que en numerosas ocasiones iluminaba, a veces de manera delicada y sutil y otras con colores más llamativos, a los que otorgaba formatos diversos.

Además de trabajar en la realización de retratos, Benjamina Miyar colaboró en distintas publicaciones periódicas como una suerte de reportera de la vida social y cultural del concejo. Encontramos referencias a su labor en la prensa regional, en semanarios como El Popular o El Orden, en los que en 1918 se afirmaba que poseía “cualidades tan sobresalientes que pudiera comparársele con los fotógrafos de renombre” y que, tras exhibir una colección de postales en el taller de relojería, había demostrado tener “alma artística de primer orden”. Además, algunas de sus fotografías se reprodujeron en publicaciones nacionales, como Mundo Gráfico, en cuyas páginas localizamos imágenes de carácter regionalista o costumbrista realizadas por la autora, como la titulada “El raposín de Llerices” o la que ilustra la fiesta del “corri-corri” que conmemoraba el duodécimo centenario de la batalla de Covadonga, así como en revistas internacionales, como El Progreso de Asturias o Voz Astur, ambas editadas en Cuba.

Durante los años treinta, el fallecimiento de su padre en 1935 y, sobre todo, el estallido de la Guerra Civil, pusieron fin a su etapa más prolífica y determinaron su trayectoria personal y profesional posterior. Tras vencer las tropas franquistas en el Frente del Norte, Benjamina Miyar, de ideología republicana, fue encarcelada y pasó dos meses en prisión. Pese a ello, nunca dejó de defender sus ideales, colaboró con la resistencia antifranquista —protegió a al conocido maquis asturiano Fernando Prieto, Alegría, convirtió su casa en espacio de encuentros clandestinos y escondió armas—, por lo que vivió vigilada durante el resto de su vida. Fue arrestada en tres ocasiones más entre 1948 y 1950, torturada, acusada de terrorismo y, según los documentos oficiales, de “socorrer a bandoleros, pertenencia de armas y de fotografías”.

Los años cincuenta también fueron complicados para la autora, que vivió estigmatizada y en la pobreza, aunque logró ganarse la vida con la reparación de relojes y la fotografía. A finales de la década enfermó de cáncer y falleció el 7 de agosto de 1961 en su localidad natal, a los pies de los Picos de Europa. Tras su muerte, la mayoría de sus negativos fueron arrojados al río y la historia de Benjamina Miyar fue condenada al olvido, hasta que en el año 2020 Celia Viada Caso dirigió la película documental La Calle del Agua, recuperando parte de su obra y reivindicando su figura.

MAE, Blanca Torralba Gállego, febrero 2023

PANTÍN FERNÁNDEZ, F. J., Cangas de Onís 1918, vida en torno a un centenario, Cangas de Onís, Ayuntamiento de Cangas de Onís, 2018, pp. 150-151.

Hombres y Mujeres de Abamia, Corao, Asociación Cultural Abamia / Excmo. Ayuntamiento de Cangas de Onís, 2013, 2.ª edición.

PANTÍN FERNÁNDEZ, F. J., “Benjamina Miyar Díaz (1888 – 1961)”, en el blog Sociedad Perriniana de Corao, https://perriniana.com/2017/08/10/benjamina-miyar-diaz-1888-1961/ (consulta: 04/02/2023)

Película La Calle del Agua (2020) e información compartida por la directora, Celia Viada Caso.

 

 

 

 

El Orden, 232, 09/06/1918.

El Progreso de Asturias, 20/12/1922.

El Popular, 73, 23/02/1918.

Mundo gráfico, 360, 18/09/1918.

Mundo gráfico, 365, 23/10/1918.

Partida de prisión de Benjamina Miyar, Archivo Histórico de Asturias.